 uisa Roldán [1656-1704] trabaja todo el día en el
taller familiar. Es un momento en el que
el taller ha recibido encargos muy
importantes que hacen que mejore la
situación económica de la familia
afincada en Sevilla, a donde llegaron
desde Granada.
Corre el año 1683;
Luisa Ignacia Roldán Villavicencio, la
misma que la historia reconocerá como La
Roldana, es una gran escultora. Acaba de
cumplir veintisiete años, pero ya lleva
veinte mirando atentamente el trabajo en
el obrador de su padre, él ha observado
detenidamente la capacidad que la niña
tiene para la expresión artística y le
ha enseñado a dibujar y a modelar; Luisa
jugará con las herramientas en sus
primeros pasos entre la escultura y la
imaginería, arte en que destacará como
una genial maestra y como la mejor
discípula de su padre,
Pedro Roldán, en
un taller que goza de un gran renombre.
Muchas veces Luisa
ayudará a su hermana Francisca, la que
será ilustre pintora, dibujante y
doradora de retablos que además de
ejercer como una reconocida artista
enseñará a uno de sus hijos el arte de
estofar y encarnar las esculturas,
ayudándole a convertirse posteriormente
en un famoso escultor sevillano. Son
tres las hermanas, Francisca, María y
Luisa, las tres hijas mayores, que
trabajan en el ahora próspero taller de
la familia con encargos importantes como
el de la catedral de Sevilla que, con el
paso de los años, se transformará en la
Capilla del Sagrario.
Al tener que atender
tanto trabajo en el obrador, Luisa
pasará a hacer muchos de los encargos de
su padre. La familia que está
considerada como un importante clan muy
bien relacionado con el ambiente
artístico hispalense, se dedica a la
realización de esculturas de gran
importancia, en madera policromada,
tanto decorativas como procesionales, su
tarea consiste en la interpretación del
arte sagrado.
La Roldana, como
mujer de su época, pone su arte al
servicio de la religión buscando, a
través de sus imágenes, la reafirmación en la fe católica. Para
conseguir esta simbiosis ha necesitado
dedicar un tiempo importante a la
lectura, algo que no pueden hacer todas
las mujeres. Su arte está inspirado e
informado por una profunda formación
religiosa que promueve el diálogo entre
la imagen creada y quien la contempla;
es muy posible que manejara obras
literarias y libros sagrados.
En la familia Roldán,
de manera similar a lo que acontece en
otros ámbitos artísticos y artesanales,
algunas de las hijas se han casado con
artistas y aprendices, trabajadores en
el propio taller; sin embargo no todos
estos matrimonios recibirán el
beneplácito de la madre y del padre,
Teresa y Pedro, de manera que unos
resultarán más favorecido que otros en
el traspaso de sus bienes según
testamento, del que descontarán, o no,
la dote adelantada con ocasión de la
boda.
Precisamente el
matrimonio de Luisa es uno que no es del
agrado de la familia y, por tanto, no
recibe ayuda de ella. Así la escultora
deberá trabaja fuertemente, para
conventos, iglesias, cofradías y
particulares, porque su trabajo es el
dinero principal que entra en la casa
para mantener a una familia numerosa en
la que algún hijo o alguna hija morirá
tempranamente debido a la gran mortandad
infantil de la época. Trabaja para
atender a su familia, pero lo hace con
el esmero y el gusto de una gran artista
con ganas de triunfar. Luisa está
alcanzando fama en Sevilla y empieza a
recibir encargos de otras ciudades.
Hacia el año 1686,
marcha con su familia a Cádiz, donde los
regidores municipales han propuesto al
Cabildo Municipal que, para mayor gloria
de la ciudad, se encargen unas buenas
esculturas de San Servando y San Germán,
patronos de la misma, a la que está
considerada como única escultora de su
tiempo, Luisa Ignacia Roldán, que
trabajaba y residía en la ciudad,
haciendo figuras para la nueva catedral.
Son tantos los
encargos que desarrolla la escultora en
estos años de Cádiz y tan grande la
maestría adquirida en todos los trabajos
realizados, que dos años después marcha
con la familia a Madrid bajo la
protección del que era ayuda de cámara
del rey Carlos II. El carácter de Luisa
Ignacia es sensible y afectivo aunque
también valiente y decidido, lo ha
manifestado con la decisión de contraer
matrimonio aún sin el beneplácito
familiar. En estos años es difícil que
una hija dé ese paso en contra de la
familia.
Ya en Madrid solicita
la plaza de escultora real, presentando
pequeños y deliciosos grupos
escultóricos con la intención de
conseguirla. Por fin obtiene el título
en octubre de 1692, realizando la imagen
de Santa Clara para el convento de las
Descalzas Reales, obra que firma como
escultora de cámara y esculpiendo
también, por encargo del rey, su obra
cumbre, el arcángel San Miguel con el
diablo en los pies que se encuentra en
El Escorial. El trabajo en palacio no
mejora su situación económica, puesto
que los impagos eran frecuentes. La
artista tiene que recurrir a su firme
carácter para recuperar el dinero que se
le debe.
Al morir el rey,
temiendo que peligre su puesto de
trabajo, tiene la iniciativa de
presentar al nuevo rey Felipe V dos
obras, junto a la solicitud de continuar
siendo escultora de cámara. Lo consigue
a la segunda solicitud, en 1701.
Luisa Ignacia Roldán,
la Roldana muere en plena actividad
artística, con cuarenta y ocho años.
Además de ser una incansable
trabajadora, es una artista que ha
conseguido dotar a sus esculturas de
emoción, expresividad y armonía y que ha
conseguido ser la más destacada
escultora barroca, ocupando su nombre un
lugar de privilegio en el arte barroco
español.
Sus obras
Aunque se le han atribuido multitud de
obras en Sevilla, sobre todo en la
hermandad de La Exaltación, lo cierto es
que las únicas piezas que se pueden
decir de su estilo son el Ángel del
misterio de la Oración en el Huerto
(Monte-Sión) y los pasionarios de la
Exaltación, pero ningún Titular.
Igualmente entre las posibles
atribuciones se ha llegado a acercar a
su taller a la Esperanza Macarena y la
Virgen de Regla de Los Panaderos.
Curiosamente su única obra proesional
documentada se encuentra en Puerto Real
(Cádiz) y es la Virgen de la Soledad,
donada junto con su esposo, el también
imaginero Luis Antonio de los Arcos
Navarro.
B i b l i o g r a
f í a:
GARCÍA OLLOQUI, Mª. V.; La Roldana
escultora de cámara. Sevilla. Diputación
de Sevilla, 1977.
González, Begoña. Pedagoga
Fotos: Francisco Santiago© |