Rey de los visigodos
desde el año 586 hasta su muerte en 601,
subió al trono a la muerte de
Leovigildo, en el 586, y rápidamente
maniobró para adoptar el catolicismo
como religión, lo que le reportó una
fuerte oposición de los sectores más
tradicionalistas de la sociedad
visigótica, que veían en el arrianismo
una seña de identidad cultural.
Recaredo esperaba
poder utilizar su conversión al
catolicismo para reforzar el poder real
y al mismo tiempo impedir que el reino
franco de la Galia pudiese atacarle
aprovechando la dualidad de religiones
que dividía a la población de la
aristocracia germánica gobernante.
Convocó un sínodo en el cual hizo
abjurar del arrianismo a los obispos
visigodos, a lo que siguió la conversión
del resto de los arrianos.
Esto
no se llevó a cabo sin tensiones: los
obispos Sunna, de Mérida, Athaloco, de
la Septimania, y Uldila, de Toledo,
junto con Goswintha, la madrastra de
Recaredo, iniciaron una revuelta que fue
rápidamente sofocada debido a su mala
coordinación. Tras la derrota de los
francos que habían acudido a la
Septimania en apoyo de Athaloco, hubo
varios intentos de acercamiento, por vía
matrimonial, entre ambas partes
contendientes; fracasada esta vía, se
reanudaron las hostilidades, con la
invasión de la Septimania por parte de
los francos, a los que venció en
Carcasona el dux Claudio.
El tercer concilio de
Toledo (589) sirvió para ratificar la
abjuración del arrianismo tanto del
monarca como de los dignatarios del
reino, y para sentar las bases de lo que
sería la futura estructura política y
religiosa del reino visigodo, en la que
el rey aparecía como guía y pastor de la
Iglesia y a ésta se le asignaba el papel
de guardiana del poder civil; al mismo
tiempo, se establecieron los sínodos
provinciales.
El resto del reinado
de Recaredo transcurrió en una paz
relativa, interrumpida por algunos
enfrentamientos con los bizantinos en el
sur, así como por escaramuzas con los
vascones. Su obra legislativa se
caracterizó por favorecer a la
aristocracia y la Iglesia, así como por
la promulgación de las primeras leyes
contra los judíos.
Fotos: Francisco Santiago© |