a
Virgen de Montserrat, y también la de regla; la Virgen de Rocamadour
en Francia, y la Madonna di Tandari en Italia, y entre ellas,
probablemente, la propia Virgen del Rocío. La talla original de la
Reina de las Marismas presenta numerosas semejanzas en la génesis de
la devoción rociera con el misterio que envuelve a los santuarios
marianos a lo largo y ancho del continente europeo, y también en
algunos puntos de la América Latina.
Según algunos atrevidos
investigadores que se atreven a poner en cuestión la leyenda de la
aparición de la Virgen en Almonte, o tal vez incluso dándole mayor
credibilidad, el hecho de que fuera una imagen de reducidas
dimensiones, y que fuese encontrada de manera fortuita en el campo,
podría relacionarla directamente con un tipo de prácticas que se
atribuye ni más ni menos que a la mitificada Orden del Temple, a los
caballeros templarios.
Según los estudios que analizan
y comparan la multitud de casos de las llamadas “Vírgenes negras”,
éstas estarían colocadas en puntos determinados que señalarían
espacios de alta concentración de fuerzas telúricas, es decir,
aquellos puntos en los que la madre tierra deja sentir con más
fuerza su extraordinario poder.
Uno de esos puntos, si
atendemos a lo que nos dicen los estudiosos de las ocultas e
interesantes prácticas templarias, estaría próximo a la
desembocadura del Guadalquivir, y más concretamente en las marismas
de Doñana. Si hacemos caso igualmente a la información sobre la
posible situación de la Atlántida en la marisma de Hinojos, no
habrían sido los legendarios caballeros medievales los primeros en
fijarse en este extraordinario espacio natural en el que la tierra y
e agua se complementan en un paisaje hermoso y en el que el poder de
la madre tierra se manifiesta de una forma tan espectacular.
El hecho de que las tallas
fueran ocultadas en roquedales, en troncos de árboles o entre
arbustos, se correspondería con una vacación de trasladar al pueblo
la devoción de una forma aparentemente inintencionada.
Pero, ¿por qué pretendía la
Orden del Temple hacer coincidir la aparición de estas tallas de la
Virgen con estos puntos de poder telúrico? Pues probablemente porque
lo adecuado en la época era sacralizar las prácticas devocionales ya
existentes, que se mantenían presentes en el acervo cultural, pero
tenían poco que ver con el cristianismo.
Isis o Gaia, divinidades
virginales de culto ancestral y por supuesto anteriores al
nacimiento de Jesús de Nazaret, podrían constituir el verdadero
objeto de culto de estas tallas, que en el caso concreto de maría
Santísima del Rocío, se ha ido transformando con el paso de los
siglos para adaptarse a los cánones del cristianismo.
No deja de ser llamativo, sin
embargo, que manifestaciones religiosas tan diferentes como la
peregrinación a Rocamadour o la Romería del Rocío, tengan, según
este posible origen templario de ambas devociones, una misma
finalidad, que no era otra que la de ocultar rituales considerados
paganos a favor de la proliferación de otros relacionados con la
religión que profesaban y defendían hasta el derramamiento de sangre
los legendarios integrantes de la Orden del Temple.
Artículo aparecido en
la revista “El Cabildo” especial Romería del Rocío dentro del diario
“La Razón”. 11 de mayo de 2008 |