 sta avenida se ha
formado como resultado de la unificación
de una serie de calles que tuvieron
denominaciones diversas a lo largo de
los siglos.
Los cinco tramos que se
unificarían con el paso del tiempo eran;
Génova, Gradas, Lonja, Plaza de Santo
Tomás y Reina Mercedes.
Al advenimiento
de la 2ª República en 1931, todos los
topónimos fueron suprimidos y unificada
bajo la denominación de Libertad.
Finalmente, en 1980, se le da el
topónimo actual, Avenida de la
Constitución.
Desde la conquista
castellana en el s.XIII y probablemente
antes, a raíz de la inauguración de la
nueva mezquita mayor hacia 1176, ha sido
una calle de gran importancia económica.
Destaca la colonia mercantil de los
genoveses, que recibe de Fernando III
además de exenciones fiscales una lonja
y barrio o calle al dan el nombre de
Génova. En el siglo XIV se suman a estos
comerciantes los plateros y cambiadores.
A finales del s.XV hacen su aparición
los primeros representantes de una
actividad que también estará ligada a la
historia de la calle: los impresores y
encuadernadores de libros. Ya en el XVI
, sastres, calceteros y tundidores se
suman a este conjunto de artesanos y
comerciantes.
Esta importancia
económica ha quedado identificada por
siglos con otro topónimo: Gradas. En los
andenes de la Catedral desde época
medieval, pero sobre todo en los siglos
XVI y XVII, se apiñaba diariamente una
gran cantidad de gente, que iba a
comprar y vender; a ver y a departir,
tenderos y tenderas instalaban sus
tenderetes encima de las gradas o a ras
de la calle.
En los soportales de las
casas de Génova y de Gradas, en gran
parte propiedad de la Catedral,
escribanos y escribientes, cambiadores y
banqueros, atendían a clientes de muy
diverso origen y condición. De esta
manera así describe Morgado en Historia
de Sevilla esta estampa; “Acerca de lo
cual se puede notar por grandeza de
Sevilla, la continua, perpetua y grande
abundancia de prendas de gran valor que
allí se rematan, assí de oro y plata
labrada como de grandes possessiones,
ropas costosísimas, tapicerías
riquíssimas y muchíssimos esclavos, con
toda suerte de armas y quantas riquezas
puedan imaginarse”.
Génova y Gradas ha
constituido desde la Edad Media el
espacio central en las relaciones
sociales de la ciudad. Este carácter le
vino dado fundamentalmente por su
actividad económica, por ser vías que
unían las sedes de las instituciones
básicas en la vida de los ciudadanos: La
Catedral, con su cabildo eclesiástico,
centro espiritual; el Ayuntamiento, sede
del gobierno de la ciudad; y la lonja,
donde se desarrollaba la vida comercial.
Eran asimismo camino principal entre
otros centros de la importancia de La
Audiencia, palacio arzobispal y Alcázar.
Por ser nexo de unión entre los
mencionados edificios representativos de
los diversos poderes, constituía la
“carrera oficial” por la que discurrían
cuantos actos públicos tenían lugar en
la ciudad; como por ejemplo el Corpus Christi.
También era paso obligado de
las procesiones de rogativas que en
razón de sequías, inundaciones, pestes y
epidemias se organizaban, o por el
contrario, de acción de gracias por
acontecimientos felices de diverso tipo,
entre ellos los relacionados con la
familia real o por victorias de los
ejércitos, o con ocasión de horas
fúnebres. Es también carrera oficial de
las cofradías que hacen estación de
penitencia a la Catedral durante Semana
Santa.
A la hora de
describir el caserío, no podemos olvidar
que la Avenida de la Constitución surge
con vocación de vía principal no sólo
por desembocar en las Casas
Consistoriales, sino por enlazar el
monumento principal de Sevilla, la
Catedral, iniciada en los primeros años
del sXV.
A esto se añade la construcción
de la antigua lonja de mercaderes,
erigida entre 1583 y 1598, sobre el
solar de la Herrería Real y parte de la
primitiva Casa de la Moneda. La
conversión en Archivo de Indias de este
edificio se produjo en 1785 bajo las
trazas de Lucas Cintora.
El estilo
arquitectónico de esta avenida está
vinculado al regionalisomo predominante
del s.XX. En la acera de los pares, a la
altura del primer tramo o antigua
Génova, han permanecido muchas de las
obras llevadas a cabo entre 1912 y 1917,
por arquitectos significativos del
regionalismo, como Aníbal González y
José Espiau.
Destaca también en esta
acera de los pares el edificio de
Correos y Telégrafos, levantado entre
1927 y 1930 conforme a un neobarroco mas
madrileño que andaluz. En la acera
opuesta destaca la construcción del
Banco de España. Obra juvenil del
arquitecto Antonio Illanes, que es un
ejemplo poco común en Sevilla de monumentalismo clasicista realizado
entre 1925 y 1928.
También destaca,
aparte de la catedral y Archivo de
Indias, la Iglesia del Sagrario
construida a principios del XVII, como
prolongación de la fachada principal de
la Catedral.
Su trazado actual,
marcadamente rectilíneo, es el resultado
de un conjunto de reformas urbanísticas
emprendidas en el primer cuarto de la
presente centuria, tendentes a darle
amplitud y linealidad exigida tanto por
su simbolismo como por su cada vez mas
importante función en la canalización
del tráfico rodado entre el casco y la
nueva periferia urbana.
Los importantes
papeles desempeñados a los largo de los
siglos por lo que hoy es la avenida, la
convierten en uno de los lugares mas
citados y descritos por la literatura.
El ambiente de Gradas fue reflejado por
no pocos textos literarios del Siglo de
Oro. Vamos a terminar con estos versos
de Torres Naharro que dicen así;
“Un templo de majestad
sin segundo,
un Guadalquivir jocundo
y un gran campo de Tablada,
y unas Gradas, que una grada
vale más que todo el mundo”
Texto: José Alfonso Muriel - Fotos:
Francisco Santiago |