 iscurre por la parte
trasera de la Iglesia de mismo nombre, y
se sitúa paralelamente a la calle
Castilla. Antiguamente este espacio
estuvo ocupado por embarcaderos de las almonas o fábricas de jabón.
Tradicionalmente siempre fue muy
castigada por las inundaciones y
actualmente se ha convertido en un
paseo.
Destacan las magnificas vistas
del puente de Isabel II, y los numerosos
ensayos que realizan durante todo el año
bandas de cornetas y tambores.
Las obras de adecentamiento del Paseo
de María Stma. de la O, serán por fin
una realidad en el verano de 2004.
El
mismo tendrá un plazo de finalización de
8 meses y un presupuesto de 400.000
euros. El principal objeto de la misma
es devolver al paseo su finalidad,
replantando la arboleda y prohibiendo el
acceso a los vehículos, exceptuando los
garajes.

Procedencia de la Advocación Mariana de
Nuestra Señora de la O
La interesante advocación de Nuestra
Señora de la O, no es otra que la Virgen
de la Expectación o de la Esperanza del
Parto. Es un modelo que procede de la
Virgen apocalíptica, en la cual la mujer
tenía que dar a luz a un Niño. El
prototipo aparece a finales de la Edad
Media, apareciendo María con el vientre
abultado y sobre éste el sol, la figura
del Niño o incluso se hace el vientre
transparente para poder ver a Jesús.
Recibe el nombre de la O por las
antífonas que se rezaban por esa letra.
Eran siete y su antigüedad se remonta a
los siglos VI o VII, todas ellas
henchidas de impaciencia ante la venida
del Redentor, y siempre designan a éste.
Estas antífonas son: -
< O Sapientia (Sabiduría)
- < O Adonai (Señor)
- < O Vadix Jesse (llave de
David/liberación deIsrael)
- < O Oriens Splendor (Esplendor de
Oriente, alusión a su luz eterna)
- < O Rex Gentium (Rey de las Naciones,
pues unirá a todos los pueblos)
- < O Enmanuel (Manuel. Rey y Legislador
nuestro) Esto es lo
que se llama el rezo de las Oes, y
procede de la liturgia particular de la
Catedral de Toledo, y era costumbre que
todos los eclesiásticos asistentes
diesen grandes voces, sin orden ni
concierto, pronunciando la letra O para
demostrar su ansia ante la cercana
venida del Redentor.
Texto: José Alfonso Muriel - Fotos:
Francisco Santiago |