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Distrito Macarena.-

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l Distrito de La Macarena, hasta mediados del siglo pasado, estaba compuesta por una serie de elementos aislados que caracterizaban su territorio. Por una parte predominaban huertas de propiedad privada, entre estas convivían algunos conventos como el de Capuchinos o el de San Jerónimo, hospitales como el de Las Cinco Llagas, también conocido como La Sangre, y el de San Lázaro, fincas de recreo y algunas ventas, como la famosa Venta de Los Gatos situada en el antiguo camino del Cementerio, hoy Barrio de Las Golondrinas, o la Venta de Los Escalones.

Las huertas se encontraban en el cinturón más cercano a la actual Ronda Histórica, constituyendo un segundo cinturón los olivares, y un tercero los cortijos y haciendas, siendo pocos los que se conservan en la actualidad. La abundancia de agua subterránea y la fertilidad de los terrenos del norte de la ciudad, hicieron que los hortelanos mantuvieran durante muchos años las numerosas huertas que componían el actual Distrito de la Macarena. Estos hortelanos, que en su mayoría residían en el norte del casco urbano, vivían de la explotación de sus huertas, abasteciendo con sus productos al resto de la ciudad.

Es en la segunda mitad del XIX, cuando el Distrito comienza a cambiar. Una de las causas que propició el cambio, fue la implantación, en 1859, de las vía ferroviaria Sevilla - Córdoba, cruzando la zona norte de Sevilla por San Jerónimo, provocando el aislamiento del barrio con el resto de la ciudad. El ferrocarril de Córdoba partía de la Estación de Plaza de Armas, siendo su recorrido por la ciudad paralelo al río Guadalquivir, hasta llegar a la zona norte de la ciudad, donde atravesaba los terrenos ocupados por el barrio de San Jerónimo.

Dos años más tarde, en 1861, se creó el empalme del trazado anterior con el ferrocarril de Cádiz. Esto originó la necesidad de una estación en San Jerónimo, conocida como Estación de Empalme, de la cual partía la vía del ferrocarril de Cádiz, atravesando y dividiendo literalmente la zona norte de la ciudad en dos partes y constituyendo desde ese momento un hándicap al crecimiento urbanístico de esta zona. Siguiendo el recorrido de la vía esta terminaba descansando en la estación situada en el popular barrio de San Bernardo.

La creación de la Estación de San Jerónimo, en la cual se enlazaban el ferrocarril de Cádiz con el de Córdoba, pudiendo los pasajeros que venían de Cádiz continuar su viaje hasta Córdoba y viceversa, y la cercanía de las líneas férreas, incidió en gran medida en la atracción que presentaba el Norte de la ciudad para la industria.

Se empezaba a priorizar a mediados del siglo XIX, el Distrito de la Macarena como importante lugar para la ubicación de las industrias. Se buscaban grandes espacios pero no muy alejados del casco, por lo que esta zona resultaba ideal, anteponiendo entre la vida urbana y la implantación fabril las antiguas murallas.

En la segunda mitad del siglo pasado, la ciudad experimentó un importante desarrollo económico y a principios del siglo XX, comenzaron a llegar inmigrantes a la ciudad. Provenían principalmente del campo o pueblos cercanos en busca de un puesto de trabajo. Esto provocó un gran crecimiento demográfico durante las primeras décadas de este siglo, originando nuevas necesidades de viviendas, no previstas.

Es principalmente el Distrito de la Macarena, el que acoge a estos nuevos habitantes, ocasionando un crecimiento desordenado, anárquico y totalmente carente de planes de urbanización. Predominando las casas de autoconstrucción, configurando barrios obreros suburbiales desconectados entre sí y a su vez del casco histórico. Entre estas barriadas, alejadas de la ciudad, próximas a vías de comunicación y aprovechando los caminos, iban surgiendo diferentes núcleos de chabolas (sobre la huerta de La Bachillera y otro sobre la Huerta del Burón).

Estos nuevo barrios obreros que se iban configurando conservaban el nombre de la huerta sobre la que se asentaban, como son los casos de La Barzola o de Los Carteros. La tradición sanitaria del Distrito es otra de las características que lo definen. En el siglo XIII, el rey Alfonso X, fundó el Hospital de San Lázaro, cuyo objetivo era albergar a los leprosos. En el XVI, se inauguró el Hospital de Las Cinco Llagas o de la Sangre, convertido años más tarde en Hospital Provincial, lo que motivó el emplazamiento de la actual Facultad de Medicina. Hoy en día, el Hospital de Las Cinco Llagas es sede del Parlamento de Andalucía. Esta tradición sanitaria ha provocado que en la actualidad, sobre la Ronda Histórica se apoyen diferentes clínicas particulares, el Hospital de la Cruz Roja, dispensarios, etc.

Más alejada del casco y sobre la Hacienda Charco Redondo, se construyó en 1890, el Manicomio de Miraflores. A través del mismo camino se llega al magnífico edificio de la Casa Cuna. Estas edificaciones originaron la mejora de este camino, hoy conocido como Carretera de Miraflores.

Además de las construcciones de tipo sanitario, en el Distrito se enclavó el cementerio de la ciudad, inaugurándose en 1852 sobre la Huerta Nueva, y recibiendo el nombre de Cementerio de San Fernando. A partir de ese momento se centralizan en el mismo todos los enterramientos municipales. Todas estas construcciones dieron al Distrito un aire un tanto tétrico y oscuro, convirtiéndolo en un lugar poco atractivo para la vivienda, pero muy atractiva para la industria.

Fotos: Francisco Santiago

Conocer Sevilla 2004 - Francisco Santiago©