El Consejo de Gobierno ha declarado el
año 2004 Bien
de Interés Cultural, con la categoría de
Jardín Histórico, el Parque de las
Delicias de Arjona en Sevilla. Este
espacio, conocido también con el nombre
de Jardines de las Delicias, fue uno de
los primeros parques públicos diseñados
en la ciudad a comienzos del siglo XIX y
jugó un importante papel en el proceso
de expansión urbana hacia el sur. Área
de transición entre el Parque de María
Luisa y la margen del Guadalquivir donde
se encontraban los muelles portuarios,
cuenta con un notable repertorio de
esculturas y fuentes decorativas.
Los Jardines de las
Delicias han experimentado diversos
cambios en sus casi dos siglos de
historia. La intervención de mayor
importancia fue la promovida por Juan
Manuel Arjona en 1825, resultado de la
cual se crearon las principales trazas
del jardín romántico y se dotó al
recinto de unos dispositivos de riego
novedosos en la época, que incluían una
máquina de vapor para el bombeo del
agua.
En 1864 se produjo
otra reforma destacable con la
incorporación de esculturas de estilo
rococó italiano, de tradición clasicista
y temática pagana, procedentes del
Palacio Arzobispal de Umbrete y que
también fueron utilizadas para
ornamentar la Plaza del Museo de
Sevilla.
La fase definitiva en
la ordenación del parque se corresponde
con su inclusión en el recinto de la
Exposición Iberoamericana de 1929, que
supuso un considerable enriquecimiento
patrimonial gracias a la construcción de
edificios de arquitectura historicista
de tradición colonial como los
pabellones de Guatemala, Argentina,
Colombia y Marruecos. Los Jardines de
las Delicias tienen además una estrecha
relación medioambiental y paisajística
con el vecino Parque de María Luisa, con
el que comparte numerosas especies
botánicas americanas para cuyo cultivo
sirvió de recinto y muestrario. El régimen de protección aprobado hoy
incluye también un conjunto de 18 bienes
muebles integrado por esculturas,
columnas, fuentes, pedestales,
monumentos y bancos de fundición de
distinto estilo y procedencia.
Texto: José Alfonso
Muriel - Fotos: Francisco Santiago |