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										  arece ser que desde 
										la calle Duque Cornejo a las 
										proximidades de San Hermeregildo era 
										conocida, al menos desde el siglo XVI, 
										como plaza de San Julián, por la iglesia 
										de igual advocación allí existente.  
										La 
										plaza de “San Julián” o plaza de la 
										Cruz, por la que allí se levanta, pudo 
										corresponder al que fue cementerio de la 
										collación.  
										En 1649, en memoria 
										de los allí sepultados a raiz de la 
										peste padecida por la ciudad, se colocó 
										una cruz de hierro, que en 1735 se rodeó 
										con 
										 una baranda del mismo material.  
										Un 
										siglo mas tarde aún se cobservaba, pero 
										debió perderla en fexha indefinida, pues 
										en 1940 se acordó “...instalar en la 
										plaza que existe delante de la iglesia 
										de San Julián, la cruz de hierro 
										artística que estaba adosada en la 
										fachada del templo....”. 
										A finales del siglo 
										XIX se instaló un centro de 
										beneficencia para niños denominado 
										Asilo de San Cayetano, y en 1934 se 
										instaló la institución Amigos del Niño, 
										fundada en 1927 por el conde de Colombí, 
										que se dedicaba a distribuir leche entre 
										los niños de los barrios mas pobres; 
										actualmente es un centro escolar 
										regentado por una institución religiosa. 
										Distintos autores han 
										coincidido en definir a esta plaza de 
										San Julián como la plaza del pueblo: 
										Romero Murube la llamaba “plaza del 
										pueblo grande” (Sevilla en los labios) y 
										Manuel barrios exclamaba en Sevilla, 
										Lirio y Clavel: 
										“¡Plaza de pueblo 
										andaluz 
										-casitas limpias y blancas 
										y el sol, que acaricia y besa  
										sus geráneos y albahacas!..” 
										
										 La salida procesional 
										de la Hermandad de la Hiniesta fue 
										recogida por Juan Sierra de esta manera: 
										(de Palma y Cáliz de Sevilla): 
										“La gala de aquella 
										tarde medía justamente el umbral de la 
										primavera. Todo era bienestar, orden y 
										reposo. Una intimidad comunicativa de 
										tela y flor corría presurosa a lo largo 
										de las mas blancas galerías del alma. 
										 
										Ibamos a San Julián seguros de no 
										encontrar sitio y luego se cabía 
										perefectamente. Aquel recinto apresaba 
										una luz de atrio cortijero, una luz 
										honda y vegetal de platino y almendra” 
										  
										Texto: José Alfonso 
										Muriel - Fotos: Francisco Santiago  |