a
lectura del
documento hallado en el interior de la
imagen del Cristo de las Penas ha
supuesto una aportación fundamental para
la historia del arte sevillano. La
identificación de José de Arce como
autor de la talla constituye un
importante paso en el descubrimiento de
un artista que, a pesar de perfilarse
como una de las figuras capitales en la
evolución de la escultura andaluza hacia
el pleno barroco, todavía hoy es
insuficientemente conocido, en especial
en los años en que trabaja en Sevilla.
José de Arce, de origen flamenco según
la documentación que de él se conserva,
aparece en Sevilla en 1636. Sobre su
formación no existen datos seguros, si
bien el estudio de su obra revela una
formación eminentemente flamenca,
acusando el influjo del sentido
dinámico, ampulosidad de formas y
teatralidad del arte de Rubens. Se le ha
supuesto una estancia formativa en
Italia en torno a Bernini y su círculo,
sin que hasta el momento hay podido
probarse documentalmente.
A su llegada a
Sevilla parece vincularse con los
artistas de la generación joven que
pugnan por implantar en la ciudad el
pleno barroco, evolucionando a partir de
los modelos montañesinos. Entre ellos
cabe destacar a Felipe Ribas, el
luxemburgués Pablo Legot, el escultor
Jacinto Pimentel o el propio Alonso
Cano.
Muy pronto, en 1637,
Arce recibe el encargo para realizar la
totalidad de la obra escultórica del
retablo mayor de la Cartuja de Jerez,
siendo sus fiadores Cano y Zurbarán. El
hecho de que se encargarse una obra de
esta envergadura e importancia a un
recién llegado como Arce revela la alta
consideración y valía del escultor. El
retablo desapareció el siglo pasado,
pero de él se conservan las esculturas
de Arce, un apostolado completo y el
crucificado de remate del ático, todas h
en la propia cartuja jerezana.
Culminados estos
trabajos, en 1641 Martínez Montañés le
traspasa a Arce la conclusión de la obra
escultórica que restaba para finalizar
el retablo mayor de la iglesia de San
Miguel de Jerez. Para esta obra, cuya
conclusión había demorado Montañés en
exceso, Arce ejecuta cuatro grandes
relieves con las escenas de la
Anunciación, la Circuncisión, La
Adoración de los Reyes Magos y la
Adoración de los Pastores, además de las
esculturas de los Santos Juanes y los
arcángeles situados en el ático.
Para acometer este trabajo y por
exigencias del contrato de la obra, Arce
se traslada a Jerez en 1644. En este
periodo jerezano que se extiende hasta
en año 1652 aproximadamente el escultor
realizó numerosas otras para Jerez y
Cádiz. Entre ellas cabría destacar el
crucificado de la Salud de la iglesia de
San Miguel de Jerez, escultura
procesional de una Hermandad de
Penitencia de la ciudad, que ha sido
documentada y fechada en 1647.
Hacia 1652, Arce
decide regresar a Sevilla, iniciándose
su segunda etapa sevillana que concluirá
con el fallecimiento del artista en
1666. Esta última fase es la peor
conocida del escultor. De estos catorce
años de actividad tan solo se conoce su
participación en las labores
escultóricas para la decoración de la
iglesia del Sagrario de Sevilla, ocho
esculturas colosales realizadas en
piedra que representan a los
Evangelistas y Doctores de la Iglesia,
en las que trabajó a partir de 1657.
Como se ve aún queda
bastante que investigar sobre la obra
escultórica de Arce, en especial de su
segunda etapa sevillana. Sin embargo, no
se le puede negar a la vista de su obra
conservada, el papel revolucionario que
su estilo supuso en el ámbito de la
Andalucía occidental: El sentido
dinámico de las formas, la teatralidad
en las actitudes, la factura amplia, y
suelta en la ejecución de las esculturas
son todas características que se
proyectarán con fuerza en la Andalucía
Occidental del siglo XVII. En realidad
Arce es el punto de partida para la
escultura sevillana del pleno barroco y
sin él, no pueden entenderse las obras
de un
Pedro Roldán o un Francisco
Antonio Gijón, máximos exponentes del
barroco escultórico sevillano.
Por todo lo expuesto,
puede comprenderse la importancia del
hallazgo documental efectuado en el
interior de la imagen del Cristo de las
Penas. Primero, porque la imagen resulta
ser, por el momento, la única obra
realizada en madera por José de Arce,
durante su segundo periodo sevillano y
segundo porque la imagen es la primera
obra conocida del escultor flamenco
realizada par alas cofradías sevillanas.
A modo de Conclusión
puede asegurarse que el análisis en
profundidad de la imagen va a servir de
base para que en un futuro puedan
formularse nuevas atribuciones al
catálogo conocido del escultor y a la
inversa, permitirá desmontar falsas
atribuciones efectuadas directamente a
él o a su círculo de influencia.
Bibliografía:
Torrejón Díaz Antonio, (Conservador del
Patrimonio Histórico del I.A.P.H.)
Boletín de la Estrella
Fotos: Francisco Santiago© |