Natural de Nursia,
Umbría (Italia), de familia noble, hacia
el año 480 se traslada a Roma a
estudiar, pero al poco tiempo se dirige
hacia las desiertas montañas de Subiaco
donde encontró a un monje que le dio un
hábito y le mostró una gruta en una
cueva recóndita. Allí vivió Benito
durante algunos años en pobreza,
mortificación y oración; contra las
tentaciones se revolcaba desnudo entre
las zarzas. Fue tomado por una bestia
salvaje por su aspecto desaliñado;
cuando se percataron que era un servidor
de Dios, acudieron discípulos y se pobló
la zona de ermitaños en cuevas cercanas;
de estos monjes salieron mas de doce
monasterios. Su fama se extendió como el
patriarca de los monjes de occidente, al
que todos prometieron obediencia.
En Monte Casino,
destruyó el templo de Apolo y erigió una
capilla dedicada a San Juan Bautista.
Murió poco tiempo después que su hermana
santa Escolástica, el 21 de Marzo del
año 543 en Monte Casino, donde se
guardan sus reliquias. A partir del abad
Benito, tomaron reglas y devoción sus
seguidores los benedictinos. El
monaquismo benedictino se extendió por
toda Europa. Se basa en unas
congregaciones totalmente
independientes, y su regla se organiza a
través de una alternancia entre el
trabajo manual y la oración, es el
famoso “ora et labora”. A San Benito se
le representa normalmente con el hábito
negro de la orden benedictina, el báculo
de abad, el libro de la regla, un
cuervo, una criba y una copa. En Sevilla
tiene dedicada una
Parroquia.
Texto: José Alfonso
Muriel - Fotos: Francisco Santiago |