Rodrigo Díaz de
Vivar, conocido popularmente como El Cid
Campeador, nació en el Vivar (Burgos) en
el año 1043. Hijo de Diego Laínez noble
caballero de la Corte Castellana y de
una hija de Rodrigo Alvarez. Por línea
paterna desciende del Conde Laín Calvo ,
uno de los dos Jueces de Castilla.
Rodrigo quedó huérfano de padre a los
quince años, criándose junto al príncipe
Sancho en la Corte del Rey Fernando I,
Rey de Castilla y Rey de León por su
casamiento con doña Sancha (hermana de
Bermudo III de León).
Fernando I 'El Magno'
murió el 24 de diciembre de 1065. Los
hijos de Fernando I fueron: Sancho que
heredó Castilla; Alfonso, que heredó
León; García, que heredó Galicia;
Urraca, que heredó la ciudad de Zamora y
Elvira que heredó la ciudad de Toro. Al
morir doña Sancha en el 1067 se rompió
la unidad familiar. La ruptura es
originada por Sancho de Castilla, al
comenzar una guerra fratricida que gana
Alfonso de León, VI rey con este nombre.
En el año 1056,
Rodrigo obtuvo el título de 'Campeador'
al vencer en duelo a Jimeno Garcés,
Alférez del reino de Navarra. Al año
siguiente era conocido como Cid o 'Mío
Cid', como expresión de cariño y
admiración. Durante el período (1063 -
1072), Rodrigo fue el brazo derecho de
Sancho, acompañándole en las campañas de
Zaragoza, Coimbra y Zamora. Durante esta
época fue nombrado caballero, y al poco
tiempo, Alférez de las huestes de
Sancho. Cuando Sancho ascendió al trono,
Rodrigo Díaz de Vivar pasó a desempeñar
el cargo de Portaestandarte,
consolidando su reputación como
guerrero.
En el cerco de
Zamora, Sancho II fue asesinado a
traición por Bellido Dolfos, Rodrigo se
encargó en la Iglesia de Santa Gadea de
Burgos de exigir el juramento a Alfonso
VI de que no había tomado parte en el
asesinato de su hermano. Después de este
hecho, Alfonso VI destituyó a Rodrigo de
su cargo y nombró Alférez Real a García
Ordóñez, el Cid pasó en la Corte a un
segundo plano. En 1074, Rodrigo se casó
con doña Jimena , hija del Conde de
Oviedo, prima de Alfonso VI.
En 1079, Rodrigo fue
enviado a Sevilla para cobrar los parias
(tributos) del rey. Estando en Sevilla
fue atacado por el emir Abdullah de
Granad y García Ordóñez. Las mesnadas
del Cid vencieron a los asaltantes y
Rodrigo humilló a García Ordóñez en el
castillo de Cabra. De regreso a Burgos,
García Ordóñez y Pedro Ansúrez,
desencadenaron una traición contra
Rodrigo, consiguiendo que en 1081
Alfonso VI le desterrase de Castilla,
prohibiendo a los burgaleses darle ayuda
o aposento alguno.
En un duro destierro
de seis años, Rodrigo fue acompañado por
trescientos de sus mejores caballeros
castellanos. En este período, Rodrigo y
sus hombres hicieron de Zaragoza su
cuartel general, luchando en el Levante,
obteniendo grandes victorias sobre las
huestes cristianas del Conde de
Barcelona y de Aragón. Rodrigo regresó a
Burgos en 1087, la enemistad con Alfonso
VI aceleró su marcha hacia Valencia
donde se convirtió en el protector del
rey Al-Cádir, sometiendo a los pequeños
reinos de Albarracín y Alpuente.
Alfonso VI solicitó
ayuda de Rodrigo Díaz en 1089, cuando el
almorávide Yusuf cruzó el estrecho de
Gibraltar. Un malentendido entre el rey
y el vasallo originó un nuevo destierro
de Rodrigo en 1089. Durante los años
(1089 - 1099), el Cid acrecentó su fama,
haciéndose señor de los reinos moros de
Lérida, Tortosa, Denia y Valencia.
Cuando la ciudad de Valencia fue tomada
por por Ben Yehhaf, matando al protegido
Al-Cádir, el Cid asedió durante
diecinueve meses la ciudad, entrando
triunfalmente en junio de 1094.
Rodrigo Díaz se
convirtió en el señor de Valencia,
otorgando a la ciudad un estatuto justo
y equilibrado, restaurando la religión
cristiana, acuñando moneda y restaurando
la mezquita de los musulmanes. Para
defender Valencia tuvo que enfrentarse
al almorávide Mahammad, sobrino de Yusuf,
que se presentó a las puertas de
Valencia con un ejército de ciento
cincuenta mil guerreros musulmanes. La
victoria del Cid fue total.
En 1097 murió Diego,
su único hijo varón, en la batalla de
Consuegra. Rodrigo Díaz de Vivar murió
el 10 de julio de 1099. En la
actualidad, los restos de Rodrigo Díaz y
los de su esposa doña Jimena, descansan
en el centro de la Catedral de Burgos.
Fotos: Francisco Santiago© |