edro I, apodado El
Cruel, fue Rey de Castilla y León,
nacido en Burgos en 1334, falleciendo en Montiel (La Mancha) en 1369. Era hijo de
Alfonso XI, a quien sucedió en 1350. El
comienzo de su reinado estuvo marcado
por la debilidad del poder real frente a
las facciones que se disputaban el
poder: los diversos hijos bastardos que
había tenido Alfonso XI con Leonor de
Guzmán, los infantes aragoneses primos
del rey y la reina madre -María de
Portugal-.
Inicialmente controló
el poder la facción de la reina madre y
del favorito Juan Alfonso de
Alburquerque, que reorientó la política
exterior hacia la alianza con Francia;
para cimentarla, se concertó el
matrimonio del rey con
Blanca de Borbón
(1353). Pero por entonces el rey era ya
amante de
María de Padilla, por la que
abandonó a su esposa tres días después
de la boda, haciéndola encerrar en el
Alcázar de Toledo; con ello provocó la
ruptura con Francia, la caída de
Alburquerque y el estallido de una
rebelión en Toledo, que pronto se
extendió a otras ciudades del reino. La
insurrección contra el autoritarismo
real aunó a la nobleza con las
oligarquías municipales, reclamando
ambas mayor participación en el gobierno
del reino; al frente de la misma se
situaron el propio Alburquerque (muerto
poco después) y don Enrique de Trastámara (el futuro Enrique II, uno de
los bastardos de Alfonso XI).
El rey fue obligado a
ceder, quedando confinado en Toro; pero
pronto consiguió escapar y recuperar la
iniciativa, comenzando una guerra civil
que sólo terminaría con la muerte del
monarca. A medida que fue tomando
ciudades, fue ejecutando en represalia a
la mayor parte de los sublevados, con la
excepción de don Enrique, que consiguió
refugiarse en sus tierras de Asturias.
La guerra civil se transformó en guerra
exterior desde que Pedro I de Castilla
atacó a Pedro IV de Aragón (1356), al
tiempo que Inglaterra se alineaba con
los partidarios de don Pedro y Francia
con los de don Enrique, en el marco de
la Guerra de los Cien Años que
enfrentaba a ambos países.
Durante la tregua
conseguida por la Paz de Terrer (1361),
muertas tanto la reina (se sospecha que
asesinada por orden del rey) como María
de Padilla, don Pedro proclamó herederos
suyos a los hijos que había tenido con
esta última, a los que declaró
descendientes legítimos.
La guerra se reavivó
en 1362, con suerte favorable para el
rey castellano, que llegó a cercar
Valencia. Sin embargo, el conflicto se
equilibró con la intervención de
Francia, que deseaba poner en el Trono
castellano a un monarca proclive a
emplear la flota castellana en su guerra
contra Inglaterra; para lograrlo
enviaron a la Península a las Compañías
Blancas, cuerpos mercenarios
capitaneados por Bertrand Du Guesclin.
Con su apoyo, Enrique
de Trastámara fue proclamado rey de
Castilla en Calahorra en 1366 y ocupó en
poco tiempo la totalidad del reino.
Pedro I buscó apoyo en el Príncipe
Negro, gobernador de Aquitania, que
penetró también en la Península con
tropas inglesas y derrotó a los
franceses en Nájera (1367). En medio de
una brutal represión contra los
partidarios de Enrique II, éste
consiguió recuperar sus fuerzas, puso
sitio a Toledo (1368) y derrotó a Pedro
I en Montiel (1369). Mientras negociaban
la paz en la tienda de Du Guesclin,
Enrique asesinó al rey, poniendo fin a
la dinastía castellana y asentando en el
Trono a la Casa de Trastámara.
Fotos: Francisco Santiago© |