La festividad y celebración del Corpus
en Sevilla, es de gran arraigo y
devoción, habiendo superado, al igual
que la festividad de la Inmaculada, las
barreras políticas que en su día
pretendieron eliminarlas como fiestas
hispalenses. Por unas horas, Dios realza
su presencia en Sevilla, la cual se
engalana para recibir La Custodia de
Arfe.
Esta procesión es el gran acto
Sacramental de Sevilla, consiguiendo al
menos por un día, que las hermandades
con esta advocación estén en el lugar
que le corresponde, tanto por la
antigüedad de las mismas, como por la
devoción y caridad que de ellas se
desprende.
Esta tradición que arranca en la Baja
Edad Media, es la fiesta que se dedica
al Cuerpo y la Sangre de Jesús, en su
representación por medio del pan y el
vino, celebrada en todo su esplendor 60
días después del Domingo de
Resurrección, coincidiendo siempre en
jueves.
Sus orígenes parten en 1246, en Bélgica,
donde Juliana de Mont Cornillón tuvo una
visión de la Luna Llena con una mancha
negra, la cual comunicó al obispo de
Lieja, Roberto de Thorete, que a su vez
informó a un grupo de teólogos, llegando
a la conclusión que la mancha negra era
la falta de una fiesta dedicada al
Sacramento Eucarístico, estableciéndose
la misma. Entre esos teólogos se
encontraba Jacques Pantaleón, que de
archidiácono de Lieja pasó a ser el papa
Urbano IV, en 1261.
Urbano IV publicó la bula
"Transiturus de
hoc mundum", en la cual se
institucionalizaba la festividad del
Corpus, eligiéndose el jueves posterior
al domingo de la Santísima Trinidad para
su celebración. Posteriormente, en 1311,
Clemente V lo ratificó, al igual que
hiciera posteriormente Juan XII,
quedando definitivamente consolidada
esta celebración, sobre todo en el norte
de Europa.
Centrándonos en Sevilla, tenemos que
remontarnos a principios del siglo XV,
siendo los primeros datos que se tienen
de 1426, y en 1532 es cuando se acuerda
el recorrido de la procesión, el mismo
que aún hoy se realiza.
En el siglo XVI
ya se organizaban festejos y se cubrían
las calles con romero, coincidiendo su
máximo esplendor con la consolidación de
Sevilla como una de las principales
ciudades de Europa, al ser su puerto la
entrada y salida hacia Las Indias.
En el
siglo XVII es cuando surge en la ciudad
el apogeo de las Hermandades
Sacramentales, algunas de las cuales,
caso de la del Sagrario, ya organizaban
su propia procesión.
En siglo XVIII supuso un revés para esta
festividad, al suprimirse los actos
populares de carácter festivo como eran
los bailes y los gigantes y cabezudos,
considerados profanos, no recuperándose
su popularidad hasta el siglo XIX.
El siglo XX ha impulsado la ampliación
del cortejo del Corpus, cuyas
representaciones de hermandades y
estamentos de la Ciudad lo convierten en
el más numeroso. Igualmente este siglo
también supuso la reducción en cuanto a
pasos e imágenes de Gloria.
Ya metidos de lleno en el siglo XXI, la
festividad del Corpus sigue ganando en
importancia y adeptos, participando en
la procesión todas las hermandades de la
ciudad, además de autoridades militares,
civiles y religiosas, junto a los 8
pasos que la componen.
Fotos: Cartel: Rafael Alcázar / Francisco Santiago© |