 l topónimo “del
Salvador” se ha utilizado para designar
tanto la actual plaza como la próxima de
Jesús de la Pasión. No obstante, las
primeras referencias tienden a
identificarla como plaza del Cementerio
o del Cementerio de San Salvador. Así se
sabe que una parte del espacio público
fue utilizada como cementerio hasta el
siglo XVII, y durante siglos estuvo sin
urbanizar.
Es a partir de
mediados de siglo XIX cuando se realizan
una serie de intervenciones que
remodelarían este espacio. En 1846 se
aprueba un proyecto de Balbino Marrón
para construir un paseo de salón en el
centro de la plaza; se le rodeó de
árboles y de bancos con respaldos de
hierro. En 1861 fue desmontada dicha
plaza, debido a las muchas protestas que
habían surgido, para ser sustituida por
otra de Heredia Tejada. En 1923 se
instaló el monumento a Martínez
Montañés, obra de Sánchez Cid. En 1970
los chopos son sustituidos por naranjos.
Un año después se instala el sistema de
alumbrado y se desplaza el monumento de
Montañés a la
Avenida de la
Constitución. Finalmente en 1983 se
ejecuta un nuevo proyecto que hace
peatonal a la plaza, devuelve el
Monumento a Montañés y le da el aspecto
que actualmente todos conocemos.
A lo largo de los siglos, este espacio
ha contado con otros elementos. En el
extremo sur existía desde los siglos
medievales uno de los almacenes de
redistribución del agua de los
Caños de
Carmona. En 1608 se autorizó la
instalación de una cruz de piedra,
solicitada por los panaderos; además
existió otra de hierro, que posiblemente
estuviese sobre el cementerio; en 1839
fueron desmontadas, la de piedra se
instaló en el lugar que hoy ocupa, en el
chaflán con Villegas, y la de hierro en
una de las fachadas de la plaza,
desapareciendo posteriormente.
Por su localización ha sido desde siglos
un espacio privilegiado de sociabilidad;
durante la etapa andalusí, la inmediatez
de la mezquita aljama, centro de abasto,
etc.., atrajo contantemente público y
actividades extraeconónicas. Luego, tras
la conquista castellana, se mantienen
algunas de estas funciones y se
potencian otras. Una de las mas
permanentes ha sido el formar parte del
recorrido de la procesión del Corpus,
así como de entradas, entronizaciones o
exequias de reyes.
La plaza, al estar
contigua a la mezquita aljama, desempeñó
un papel destacado en la vida de la
Sevilla andalusí; posiblemente aquí
estuvo el zoco al que alude Ibn Abdún, a
fines del s XI. Ya en época bajomedieval,
en torno al citado cementerio, distintos
oficios radican en ella, como los
cordoneros de cáñamo, o los chacineros,
mientras que los que no poseían tiendsa
en la zona estaban obligados a vender su
mercancía entre Sagasta y Cuna; unos y
otros tomaban la plaza con sus mesas y
tornos; allí se encontraban cinteros,
sederos, talabarteros, candeleros y un
sin fin de artesanos y vendedores de
frutas y pan. Los dos
edificios singulares de la plaza del
Salvador son la Iglesia del Divino
Salvador (de la que hablaremos a
continuación), y el Hospital de Nuestra
Señora de la Paz, que se levanta sobre
un solar que fue ocupado por sucesivos
hospitales desde el siglo XIV: el de San
Cosme y San Damián, luego denominado del
Salvador y de la Misericordia; a
principios del s.XVI se convierte en
hospital de bubas, y en 1574 es cedido a
los hermanos de San Juan de Dios, que lo
han conservado hasta la actualidad,
salvo los paréntesis de las
exclaustraciones.

 Texto: José Alfonso
Muriel - Fotos: Francisco Santiago |