El racionalismo
moderno nace a partir de la idea de
solución de todos los problemas por
medio de la razón. La crisis de la
posguerra, las modificaciones politicas,
los problemas de vivienda y el naciente
capitalismo exigían una nueva política
de edificación y un incremento de los
bienes de consumo para lo cual la
industrialización hizo un aporte
fundamental.
Hay un profundo
alejamiento de la naturaleza, una
tendencia hacia la abstracción,
distanciamiento de las leyes de la
simetría, las composiciones cerradas.
Hay una nueva visión del exterior de los
edificios en que no importa la
perspectiva o el orden de fachadas sino
que prevalece el valor funcional de los
espacios.
El estándar supone eficacia, precisión,
orden y belleza. Los estándares son
objetos de lógica, de análisis y de
estudio escrupuloso. La arquitectura
comienza a ser un arte muy
proporcionado. El estandar es una
necesidad económica y social, y la
armonía es una consecuencia de estas. La
belleza es lo superfluo primero debe ser
perfecto.
Algunas notas acerca
de la arquitectura racionalista en
Sevilla (1926-1942)
Al hablar de racionalismo en Sevilla hay
que hablar del modernismo de Gabriel Lupiáñez
con el Mercado de la Puerta
de la Carne (1.926), el proyecto del
Instituto Anatómico (1932). Fernando García Mercadal
con la
planificación del barrio de Los
Remedios, retrasado y no comenzado hasta la alcaldía de Ramón de Carranza
y modificando profundamente
el proyecto inicial. También de Mercadal
corresponde la Plaza de Cuba.
José Galnares
Sagastizábal concibió el eclepticismo
como bandera arquitectónica, prueba de
ello son los edificios del Banco
Vitalicio, el edificio Elcano, la
Delegación de Hacienda o la Facultad de
Bellas Artes. Otros edificios de
corte racionalista eran los de la Calle
Sierpes de, Philips Ultra-Radio,
Calzados Segarra y Camisería Portillo, o
el Banco de los Previsores del Porvenir
en la calle Rioja.
Fotos: Francisco
Santiago© |