 osé Montes de Oca y
León nace en Sevilla a finales del siglo XVII, al menos eso es lo que se
desprende de su partida de matrimonio
donde dice ser natural de Sevilla,
aunque hay algunos autores que lo
relacionan con Cádiz. A este respecto me
gustaría anotar que sus tres primeras
obras conocidas la realizó para la
localidad sevillana de La Puebla de la
Cazalla, quizás en posteriores
investigaciones podamos aportar algo más
sobre su lugar de nacimiento.
La fecha no se puede
asegurar, Ceán Bermúdez habla de 1668 y
Hernández Díaz de 1775-80, siendo esta
última fecha la que parece guardar más
lógica con la actividad del maestro,
aunque yo personalmente la retrasaría
hasta aproximadamente 1785 basándome en
la fecha de su matrimonio.
Nota aportada por
María Jesús Escal: De todas formas
hay una partida de nacimiento en la
Parroquia de santa Ana que indica: "En
jueves, 16 de abril de 1676, yo el Br D.
Juan Gutiérrez de la Peña, cura de
Señora Santa Ana de Triana, bauticé a
Joseph Manuel Joaquín, hijo de Joseph de
Montesdeoca y de Doña Catalina de
Escalona, su legítima mujer, fue su
padrino el capitán diego Sánchez, vecino
de Triana, del cual advertí la relación
espiritual
Ya joven
ingresa en el taller de Pedro Roldán, en
el cual se le encuentra trabajando a
finales del siglo XVII. Sin embargo,
toda su obra se ve mucho más claramente
influenciada en los maestros de
principios del barroco, como
Montañés y
Mesa, que en la obra del taller de los
Roldán. Se casa el año 1707 con la
gaditana Eugenia de Padilla y González,
por lo que se supone que para esta fecha
ya se había independizado
artísticamente. No se le conocen hijos,
aunque vivía además de con su esposa,
con su hermana Josefa Marcela.
Su vida artística
transcurre en Sevilla, salvo el período
gaditano comprendido entre 1729 y
1730-31, donde se relaciona con el
alarife Blas Díaz. No se le conocen
muchos discípulos, salvo el caso de
Benito Hita del Castillo (1714-1784).
Hace testamento en 1745, por él se puede
ver que su posición económica nunca fue
desahogada a pesar de la gran cantidad y
calidad de obras realizadas. Muere en
enero de 1754.
Su arte estaba
provisto de una gran religiosidad,
volviendo a los modelos de inicios del
barroco en contraposición con el
espíritu rococó de la época. Su obra
tiene sobretodo claros elementos del
arte de Montañés (como por ejemplo la
forma de sus cabezas, los mechones
laterales, la ejecución al pormenor) y
de Mesa (patente en el dramatismo de sus
cristos).
Su obra ofrece una serie de
características que son fácilmente
detectables y que hacen fácil la
identificación de nuevas obras. Así, hay
rasgos como la doble inclinación de la
cabeza (abajo y a la izquierda), la boca
entreabierta dejando a la vista dientes
y lengua, la barbilla redonda con un
hoyuelo muy pronunciado, los mechones
laterales en los cristos, la unión de
los dedos anular y corazón, la corona de
espinas superpuesta y el uso de todo
tipo de postizos que denotan claramente
el estilo del maestro.

Montes de Oca y la
Piedad de Los Servitas
El tema de la Piedad
tuvo en Montes de Oca uno de sus más
afortunados cultivadores.
En su Piedad de la Hermandad de los
Servitas, sigue la disposición
tradicional del tema pero,
contrariamente a lo que cabría esperar,
el artista no se inspira en los modelos
barrocos más cercanos a él, sino en los
ejemplos renacentistas y aún góticos en
los que Cristo descansa por completo en
el regazo materno.
En la adopción de
este esquema compositivo influyó
decisivamente, y quizás por expreso
deseo de la Hermandad, el primitivo
grupo titular, de pequeñas dimensiones,
fechable a principios del siglo XVI. En
la actualidad el grupo se reduce a las
imágenes del Cristo y la Dolorosa, pero
hasta hace no muchos años, completaban
la escena las tallas de la magdalena y
san Juan Evangelista, que componían en
el retablo mayor de la capilla, un grupo
emotivo y teatral, muy barroco..
Desde mi punto de
vista, la imagen del Cristo de la
providencia, tallada en madera de cedro,
presenta una bella y serena cabeza,
interpretada sin corona de espinas, y un
rostro de calmada expresión, que evoca
claramente la morfología montañesina. La
talla es profunda y minuciosa,
perceptible sobre todo en el tratamiento
del cabello; el cuerpo, de canon esbelto
y fuerte complexión, ofrece medidas algo
superiores al natural - mide 1,90 mts. -
y una manera de hacer, en lo que a
anatomía se refiere, de corte
virtuosista, al estilo de Juan de Mesa.
La Virgen de los
dolores es, sin lugar a dudas, la mejor
Dolorosa realizada por Montes de Oca y
define, mejor que ninguna otra, los
rasgos utilizados por el artista para
esta iconografía. Existe otra
magnífica escultura de Dolorosa, de este
mismo autor, en la colección de don
Manuel Hernández León, realmente
fantástica, aunque personalmente me
inclino por la de la capilla de los
Servitas. El rostro, quizás el más bello
que tallara el maestro, aparece transido
de dolor, con el ceño fruncido y la boca
entreabierta que parece reprimir un
sollozo.
Después de un detenido análisis de ambas
tallas, es obligado admitir que estamos
ante la obra más perfecta de Montes de
Oca, la más meditada a todos los
niveles. Es, a no dudarlo, la más
conseguida representación pasionista de
la escuela sevillana del siglo XVIII.
Rafael Muñoz (Crítico
de Arte)
Fotos: Francisco Santiago© |