 bra del ilustre
escultor
Antonio Susillo Fernández, fue
fundido en bronce en 1880 para presidir
la glorieta principal del
Cementerio de San Fernando de
Sevilla. De características
barrocas, está considerado de las
mejores imágenes cristíferas por su
perfección. Bajo el Cristo, el monte de
rocas a modo de Gólgota que hace las
veces de tumba del escultor.
El nombre del Cristo
proviene del suceso que presenciaron
numerosos visitantes al cementerio, que
vieron como del pecho y boca del Cristo,
manaba miel. Lejos de ser un
milagro, es obra de las abejas, cuyas
colmenas pueblan distintas zonas del
camposanto sevillano, como también
ocurre en una de las ánforas del pórtico
de entrada al mismo.

Fotos: Francisco
Santiago |