 l Palacio de San
Telmo, actual sede de la Presidencia de
la Junta de Andalucía, fue construido en
1682 para albergar el Colegio de
Náutica. Un siglo después pasó a ser
Colegio de Marina hasta que en 1844
fuera cerrado y transformado en
residencia de la Infanta María Luisa,
duquesa de Montpensier.
La duquesa lo cedió
al morir a la Archidiócesis de Sevilla
para construir un seminario. También fue
donado a la ciudad con sus jardines para
la celebración de la Exposición
Iberoamericana de 1929. Está considerado
como uno de los edificios más bellos del
barroco sevillano, destacando su portada
del siglo XVIII.
La fachada principal
culminó en 1734. Cuenta con dos columnas
sobre las que se alza un balcón
sostenido por atlantes con aspecto de
indios, monstruos marinos y figuras
alegóricas relacionadas con los estudios
de náutica. El conjunto termina con San
Telmo al centro y San Fernando y San
Hermenegildo a los laterales. Bajo la
propiedad de los Montpensier se
construyeron estatuas que representan
hijos ilustres de Sevilla, del escultor
Antonio Susillo.
Cabe destacar también
su capilla barroca de una sola nave con
pilastras corintias con bóveda de cañón
y arcos fajones y lunetos. El altar
mayor está presidido por una imagen de
Nuestra Señora del Buen Aire a la que se
atribuye el origen del nombre de la
capital de Argentina.



Autorizada una inversión de 38,59
millones de euros para la segunda fase
de la rehabilitación del palacio de San
Telmo.
El Consejo de Gobierno ha autorizado una
inversión de 38,59 millones de euros
para la segunda fase de la
rehabilitación del Palacio de San Telmo
de Sevilla, sede de la Presidencia de la
Junta y exponente destacado de la
arquitectura barroca andaluza.
Una vez obtenido el informe favorable de
la Comisión Provincial de Patrimonio
Histórico de Sevilla, el proyecto
comenzará a ejecutarse en torno al mes
de mayo del próximo año. El presupuesto
de licitación aprobado se distribuirá
entre las siguientes anualidades: 8,17
millones para 2005, 13,55 millones el
año siguiente y 16,87 millones en 2007.
La segunda fase de la rehabilitación del
Palacio de San Telmo ha sido proyectada
por el arquitecto sevillano Guillermo
Vázquez Consuegra, que también dirigió
en 1992 la primera reforma y
acondicionamiento del edificio con
motivo de su traspaso a la Junta de
Andalucía.
A diferencia de aquella adecuación, que
básicamente se limitó a la fachada y a
la crujía principal, este proyecto prevé
una intervención integral que supondrá
la restauración de la totalidad del
edificio, así como la recuperación del
amplio jardín situado en el ala
oriental, de 18.000 metros cuadrados de
extensión. Otra de las novedades
previstas es la habilitación de espacios
para acoger exposiciones y actividades
culturales. Junto con su rehabilitación,
San Telmo será definitivamente
acondicionado como sede administrativa
capaz de albergar 300 puestos de
trabajo.
El Palacio de San Telmo, uno de los
edificios señeros de la arquitectura
barroca andaluza, remonta sus orígenes a
1682, año en que comenzó a construirse
en un solar propiedad del Tribunal de la
Inquisición para servir de sede al
Colegio Seminario de la Universidad de
Mareantes, donde se formaban los
huérfanos de la marinería.
Las piezas más representativas del
edificio son la capilla y la gran
portada de acceso. La capilla fue
proyectada por el arquitecto Leonardo de
Figueroa y de su decoración interior se
encargaron renombrados artistas como el
pintor Domingo Martínez, el escultor
Pedro Duque Cornejo, el cantero Miguel
de Quintana y el carpintero y entallador
Juan Tomás Díaz. La portada, construida
en estilo churrigueresco por Matías José
de Figueroa entre 1730 y 1734, ofrece
una escenografía barroca que contrasta
notablemente con la mayor sobriedad de
líneas del resto del edificio. El
conjunto está presidido por una imagen
del patrón de los navegantes, San Telmo.
Reformas
En 1849 el palacio es acondicionado para
acoger la residencia de los duques de
Montpensier. También se finaliza la
torre norte y se construyen la portada
del apeadero, el ala este y el salón de
baile. La reforma se completa con unos
extensos jardines de estilo versallesco
y con la unificación estilística de la
rejería de los vanos de las fachadas.
Entre los numerosos artistas y artesanos
que contribuyen durante esos años al
embellecimiento del palacio figuran
escultores como Piquer y Duart o Antonio
Susillo, autor este último de la serie
de imágenes de sevillanos ilustres que
corona la fachada norte. Además, los
duques recuperan las pinturas del
desalojado palacio madrileño de Vista
Alegre y encargan a Rafael Tejeo los
techos del salón de baile, mientras que
la familia de pintores Cabral Bejarano
aporta nuevos lienzos a la capilla.
Tras la muerte de María Luisa de Orleans,
duquesa de Montpensier, tanto el palacio
como la capilla y los jardines fueron
legados por mandato testamentario al
Arzobispado de Sevilla. En 1900,
finalizadas las obras de adaptación bajo
la dirección de Juan Talavera de la
Vega, el edificio pasó a ser Seminario
Pontificio. Las intervenciones y
añadidos posteriores de Basterra en 1926
y Galnares Sagastizábal en 1926 (que
ahora serán suprimidas) alteraron
profundamente los espacios interiores
del palacio.
En 1989, el entonces presidente de la
Junta, José Rodríguez de la Borbolla, y
el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo
Vallejo, firmaron el convenio por el que
la Diócesis sevillana cedía a la
Comunidad Autónoma el Palacio de San
Telmo. La reforma realizada para que el
edificio albergara la Presidencia de la
Junta de Andalucía finalizó en 1992 y
fue ejecutada por Guillermo Vázquez
Consuegra.
Esta primera fase de la rehabilitación
devolvió al edificio su condición
palaciega y rescató del deterioro
elementos singulares de la
ornamentación, principalmente pinturas
murales, pavimentos, marquetería y
carpintería interior de maderas nobles.
Se recuperaron asimismo estancias y
salones, manteniendo en algunos casos
las mismas funciones que cumplían en el
siglo XIX (Salón del Consejo, Sala de
Visitas, Despacho de Protocolo y Salón
de Recepciones). En otras dependencias,
de cuyos orígenes sólo quedaban algunas
pinturas en los techos, se priorizó su
conservación buscando la armonía con el
uso actual.
Fotos: Francisco
Santiago |