iempre fue Rioja
calle de mucha vida y movimiento:
casinos, teatros, bares, puestos de
agua, paradas de carruajes...A este
respecto la documentación es abundante.
Ya en 1617 se describe como “una de las
mas principales y pasajeras de Sevilla”.
Es también itinerario obligado de todos
los cortejos procedentes de Triana y en
general de procesiones religiosas y
cívicas, entierros de la sardina,
cabalgatas, manifestaciones, etc. que se
celebraban en la ciudad.
En la puerta de la
Iglesia del Santo Ángel concurrían a
mediados del siglo XIX mendigos e
indigentes que provocan las protestas
del vecindario: “Mas que recibir
limosna- escribe un periódico de la
época- acuden como a una especie de
tertulia. Allí se peinan las mujeres,
los hombres se entretienen en cazar a
pluma y a pelo todo lo que en el coto de
su cuerpo se pone a tiro de uñas; allí
los chiquillos corren, juegan, gritan y
lloran...”(El Porvenir, 14-X-1855). A
todo ello había que añadir el ruido del
omnibus de mulas, que pasaba por la
calle, o los atascos de los carruajes
que esperaban en las esquinas a los
espectadores del vecino teatro San
Fernando.
Fue rotulada en 1845
Rioja, en memoria del Clérigo, humanista
y poeta Francisco de Rioja(1583-1659),
uno de los mas importantes líricos
sevillanos del siglo de Oro. Hoy Rioja
sigue mostrando una intensa actividad
comercial y un trajín permanente en las
horas de compra.
Varios escritores han
recogido algún encuadre de Rioja en
algún momento de su larga historia.
Entre ellos Juan Sierra, al evocar la
salida de la Hermandad del Valle, el
Jueves Santo por la tarde, del
convento
del Santo Ángel, “a la hora en que
recogen su tristeza los últimos espejos
de Sevilla...”
(Sevilla en su cielo).
Texto: José Alfonso Muriel - Fotos:
Francisco Santiago |