 achada
principal de la Capilla.
Situada en la calle Torneo, la portada de la capilla se organiza en
dos cuerpos. En el primero, dos
pilastras y un frontón curvo partido
enmarcan el vano de medio punto.
En el
lugar del tímpano, surge la base de la
hornacina que forma el segundo cuerpo,
donde se halla una bella y expresiva
imagen de terracota de Nuestra Señora
del Rosario, réplica de la titular,
aunque con los rasgos idealizados.
Esta hornacina repite la misma
estructura del primer cuerpo y en su
frontón partido aparece el emblema
mariano cubierto por el remate del
frontón que sobresale de su lugar.

La
fachada remata en la espadaña o
campanario, que nuevamente repite la
forma anterior, con la particularidad de
unas curiosas molduras circulares
orlando las pilastras, coronándose con
frontón curvo. A ambos lados de la
espadaña figuran dos artísticos jarrones
de porcelana.
Sobresaliendo de la fachada, en su parte
derecha, hay una pequeña torre circular,
de traza interior gótica, lo que parece
denotar que se trata de restos de una
edificación anterior a la capilla. Esta
fachada-retablo se enmarca claramente en
las categorías artísticas del último
barroco sevillano.
Interior de la
Capilla.
El templo es de planta rectangular
(aproximadamente 12 metros de largo por
5 de ancho), cubierta de bóveda de
cañón. El presbiterio se eleva 60
centímetros respecto al resto de la
capilla. El retablo mayor ocupa todo
este muro.
El ingreso en la capilla forma un arco
rebajado, por encontrarse encima el
coro, al que se accede por una escalera
situada en la pequeña torre circular ya
referida.
Los muros están alicatados hasta una
altura de 1,80 mts. por un zócalo de
azulejos trianeros polícromos con
escenas de la vida de la Virgen y Cristo
insertas en los Misterios del Rosario,
alternando con el escudo de la
Hermandad. Fue ejecutado en 1929 por
encargo del cofrade y benefactor José
Orozco Buzón.
En los muros laterales se observan seis
arcos de medio punto adosados, de los
que sólo uno está ocupado por un
retablo, el de la Virgen del Carmen. Hay
constancia documental de al menos tres
retablos más ocupando estos arcos, como
se refiere en la parte histórica. Tras
el retablo mayor y por sus dos puertas
se accede a la sacristía, que consta de
dos pisos.
Incluida en la fábrica de la capilla, en
el lado izquierdo de su fachada
principal existió un local de doble
planta destinado a vivienda del capiller
y cuyas dimensiones desconozco por no
existir documentación y haber
desaparecido en la actualidad todo
rastro material salvo las puertas de
acceso. Sobre esta casa ya me he
referido en el estudio histórico.
Los Retablos.
A) El retablo
mayor
El retablo mayor ocupa todo el muro del
presbiterio, rematando en la bóveda.
Consta de tres cuerpos, pudiéndose
apreciar claramente tres calles, siendo
la central más ancha que las laterales
al encontrarse en su intermedio el
camarín de la imagen titular de la
Virgen del Rosario, titular de la
capilla, que preside el retablo y de la
Hermandad del Rosario, que la tiene de
Titular junto al Cristo de la Paz
Presenta un tono de pintura ocre rojizo,
liso con talla en dorado formando
molduras de diversas trazas. Este
contraste entre la madera lisa en oscuro
junto al dorado de talla proporciona al
espectador una gran dinamicidad y
efectismo ya característico del último
barroco.
No obstante, en Sevilla resulta
este retablo bastante original. En
realidad, el retablo es una gran
estructura de madera en la que se han
añadido los motivos ornamentales en
dorado a base de elementos vegetales,
palmas de martirio y rosas alusivas al
Rosario entrelazadas a los dorados y
pintadas en los casetones del camarín.
El cuerpo inferior, en su parte central,
consta de una hornacina destinada a
Manifestador para el Santísimo
Sacramento, aunque durante mucho tiempo
se ha colocado aquí la imagen del Cristo
de la Paz.
A izquierda y derecha, sobre breves
peanas, las tallas estofadas y
policromadas de San Vicente Mártir y
Santo Domingo de Guzmán y ya en las
calles laterales y de mayor tamaño las
efigies de San Ildefonso y San Fernando.
Bajo estas dos imágenes, en los extremos
del retablo se abren las dos pequeñas
puertas de acceso a la sacristía,
decoradas con las cuentas del rosario.
La mesa de altar presenta una decoración
imitando el mármol jaspeado en rojo y
una serie de molduras en dorado.
El cuerpo central está ocupado por el
amplio camarín de la Virgen del Rosario,
decorado por casetones enmarcados sobre
fondo azul y molduras doradas de formas
caprichosas en su interior.
En el techo,
se representa al Espíritu Santo en forma
de blanca paloma orlada con un sol de
gran tamaño en dorado. La decoración de
casetones se sitúa sobretodo en las
esquinas y zona cercana al techo.
La
imagen de la Virgen se eleva sobre un
podium en cuyo frente aparece pintado en
oro sobre fondo azul el emblema mariano
coronado. A este camarín se accede por
dos puertas que lo comunican con la
sacristía alta.
Respecto al cuerpo superior, en el
ático, inserto en una hornacina, la
imagen del arcángel San Miguel. En los
laterales y a inferior altura figuran
las tallas de los arcángeles San Rafael
y San Gabriel. El espacio intermedio
entre cada arcángel y San Miguel es
ocupado, rematando sendas columnas
exornadas con rocalla en dorado que
separan las calles laterales de la
central, por dos figuras de ángeles
portadores, desnudos, de talla.
Prieto Gordillo ha documentado el
retablo como obra de Lorenzo Pérez
Caballero, maestro ensamblador (aunque
en otras obras actúa también como
maestro tallista o escultor) que
concierta la hechura por contrato de 28
de febrero de 1764 en un importe total
de ocho mil reales. La ejecución de este
retablo fue posible merced al patrocinio
de un devoto vecino, Alonso Valcázar
Monsalves.
La Hermandad aprobó el diseño
de Pérez Caballero, que debía culminar
la obra en seis meses. Sin embargo, en
los recibos que se conservan sobre
diversas obras ejecutadas en la capilla
en la época de Liñán se constata que
Luis Calvente o Calvento, maestro
arquitecto, realiza un retablo para la
Virgen del Rosario en 1760. Según esto,
parece ser que este último fue
sustituido por el de Pérez Caballero
sólo cuatro años después de culminarse
el primero, muy probablemente por deseo
del citado Valcázar, que desearía una
obra de mayor calidad que la anterior,
sin duda modesta.(2)
B) Retablo de
la Virgen del Carmen
Se trata de una obra de escaso valor
artístico, de trazas neoclásicas simples
en color oscuro.
Relicarios
En el año 2003, declarado por el Santo
Padre como "año del Rosario" la
Hermandad adquirió, fruto de una
generosa donación del Padre Pedro León
Moreno O.P., dos reliquias
pertenecientes a Santo Domingo de Guzmán
y Santa Catalina de Siena, obtenidas por
los servicios que este padre ha
realizado en Roma a la comunidad.
Esto motivó a la Hermandad a realizar
dos relicarios donde pudieran recibir
culto, acordándose que fueran
procesionados a los pies de la Santísima
Virgen como testimonio de vidas dignas
de imitar por todos los hermanos y
devotos que se acerquen a orar al paso
de la cofradía. Los dos ostensorios en
Plata de Ley para las reliquias de los
santos, han sido realizados en los
talleres de orfebrería de Emilio Méndez.


Imaginería
Imágenes del
Retablo.
En el cuerpo inferior se hallan las
imágenes estofadas y policromadas de San
Vicente Mártir, Santo Domingo de Guzmán
y en los extremos las de San Ildefonso y
San Fernando. Las dos primeras son de
pequeño tamaño (80 cms). San Vicente
sostiene en sus manos una especie de
parrilla de metal mientras que bajo el
brazo porta un libro (de talla). Está
revestido de acólito. Santo Domingo es
representado con el hábito de su Orden
ostentando con su mano un estandarte (de
metal) y con la otra sostiene un libro
abierto (de talla).
San Ildefonso está revestido de
pontifical y con los atributos
episcopales. San Fernando se representa
con vestimenta militar oscura y tocado
de corona real. Su actitud es de arenga,
sosteniendo en su mano derecha una
espada. Ambas imágenes miden 1,10 m.
Respecto a las autorías de estas
imágenes, no puede establecerse nada
definitivo, aunque el hecho de que
Joaquín Cano realizara diversas
encarnaciones, como parece deducirse de
diversos recibos en 1762, puede pensarse
que algunas sean obras de taller
relacionadas con Jerónimo Roldán (que
realizó varias obras para la capilla),
aunque otras pudieran ser posteriores y
pertenecer a la obra del retablo llevada
a cabo por Pérez Caballero.
Otras Imágenes.
A) San Antonio
y el Niño
Esta imagen, de talla policromada, se
venera en una repisa especial de madera
dorada situada en el muro de la
epístola, aunque llegó a tener retablo
propio. Mide 1,40 m. de altura. La
vestimenta estofada en oro corresponde
al hábito franciscano. En la iconografía
es abrazado amorosamente por el Niño
(imagen independiente) al que sostiene
en sus brazos, llevando asimismo un
libro en su mano izquierda. Su rostro
presenta cierta frontalidad. El Niño
denota una actitud muy dinámica e
inquieta, mientras vuelve el rostro al
espectador.
Ambas imágenes son obras documentadas de
Jerónimo Roldán y fueron ejecutadas en
1759. (10).
B) San José y
el Niño
Al igual que el San Antonio recibe culto
sobre una repisa de madera dorada, pero
en el muro del evangelio. Mide 1,20 m.
El patriarca sostiene al Niño (es una
única talla) entre sus brazos. El rostro
del santo aparece sereno y frontal. El
Niño, por su parte, sentado, sostiene
con su mano izquierda el Mundo y con la
derecha, bendice. Su rostro, tratado con
mucho gusto, refleja aun con candor
infantil, la majestad de su Persona.
Tonos verdes en distinta gradación
componen el color de sus vestimentas
talladas junto al ocre de la capa de San
José. Sobre esta escultura no existe
ninguna documentación. No figura en el
primitivo inventario de 1784 y parece
que su introducción fue a comienzos del
siglo XIX cuando la capilla fue durante
unos años oratorio de una comunidad de
carmelitas, aunque su ejecución parece
anterior. Consta ya en el inventario de
la segunda mitad del XIX. Sus rasgos
denotan un gran valor artístico y parece
clara su relación con el círculo de
Rivas, de finales del XVII o principios
del XVIII, aunque tiene muchos repintes.
Tuvo también altar propio en el XIX.
C) Nuestra
Señora del Carmen
Imagen de candelero. Sostiene en su
brazo izquierdo al Niño y con el derecho
ostenta cetro y escapulario. El rostro,
frontal, no resulta muy expresivo. El
Niño, sentado en el brazo de su Madre,
aparece sonriente mientras bendice con
la mano diestra, sosteniendo con la otra
un Mundo. Hasta hace unos años ocupó su
retablo propio. En la actualidad, muy
deteriorada, está en un taller de
escultura en espera de su restauración.
Ha aparecido, tras la concepción
exterior astorgeña (Gabriel), un busto
con pechos (siglo XVI) y siete testigos
de policromía, denotando que el rostro
ha sido transformado en diversas
ocasiones, lo que indica actividad
cultual importante.
Esta imagen tampoco está documentada. Se
introdujo, al igual que el San José y
posiblemente por la misma comunidad
carmelitana, su culto en el siglo XIX,
en cuyo inventario ya aparece. Ha
sufrido muy diversas restauraciones. En
el siglo pasado fue titular de una
hermandad radicada en la capilla.
D) Inmaculada
Concepción
Imagen de candelero, de rostro frontal y
poco expresivo. Se halla muy repintada y
ha sufrido diversas restauraciones.
Tampoco es posible documentarla. Figura
ya en el inventario del siglo XIX y
contaba con retablo propio que fue
suprimido en 1969.
E) Crucificado
de la sacristía
Talla de menor tamaño que el Cristo de
la Paz (52 cms). Sostenido a la cruz por
tres clavos, es una talla del siglo XIX
imitando el manierismo del XVI, un tanto
desproporcionada. En el año 2000, fué
restaurada de una manera desinteresada
esta pequeña talla por los talleres
SERBAL, quitándole repintes y afianzando
la imagen a la cruz y calvario.

F) Niño Jesús
Aparece claramente descrito en el
inventario de 1924. Tenía como atributos
potencias de plata y mundo y corona de
espinas de plata en la mano y cruz de
acero bruñido. Es de talla y
sobrevestido. Mide 60 cms. Parece obra
del círculo de Rivas, de principios del
XVIII, aunque muy restaurado, por
ejemplo para colocarle ojos de cristal.
La imagen es de tamaño menor que el
natural.
G) Nuestra
Señora de Villaviciosa
Dolorosa de candelero de pequeño tamaño.
Se venera en un fanal. Aparece por vez
primera en la Relación de 1913.
H) Nuestra
Señora del Rosario (fachada de la
capilla)
Se venera en la hornacina de la fachada
de la capilla. Es de terracota y de
tamaño menor que el natural.
Su
iconografía es muy similar a la de la
Titular de la capilla, a la que idealiza
en el rostro. Debió realizarse en época
coetánea a la construcción del templo,
aunque no está documentada. Cabe
referirse también a las tallas
policromadas y estofadas de dos ángeles lampararios en ambos muros a la altura
del presbiterio.
Igualmente existe un pequeño Crucificado
de talla polícroma de 23 cm. en la
sacristía y que formaba parte del
púlpito, que desapareció durante las
obras de los años 70. Es una obra
antigua, que puede remontarse incluso al
siglo XVI.
I) San José y Niño Jesús (Belén
Navideño)
En la vigilia de la Inmaculada del año
2000, se bendijeron dos nuevas tallas.
Dichas obras del escultor José María
Leal Bernaldez son las que la hermandad
pone en Navidad para el montaje del
Belén Navideño. La talla del San José
mide unos 85 cms. y en un futuro estará
acompañado de una nueva imagen de la
virgen que completará el misterio.

Más información:
www.humeros.org
Visita virtual al interior de la
Capilla
Texto: Carlos Romero Mensaque - Fotos: Francisco Santiago
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