 a catalogación como
Bien de Interés Cultural del conjunto
monumental de la iglesia de Nuestra
Señora de Consolación, el antiguo
convento de los Terceros y los restos
del palacio de los Ponce de León en el
2001, supuso el reconocimiento de la
Administración a un espacio histórico
olvidado por la ciudad en diferentes
épocas y que ha acogido durante siglos a
frailes, nobles, soldados y cofradías, y
más recientemente a niños de los
Escolapios y oficinas de la empresa de
aguas Emasesa.
Se trata de un
conjunto variado en estilos y funciones
que ha corrido una existencia paralela a
los vaivenes históricos de la ciudad en
la que incidieron el gran esplendor de
la carrera de Indias, la decadencia
generada por la desamortización de
Mendizábal o el afán destructor del
urbanismo tardofranquista. La
rehabilitación llevada a cabo por la
Empresa municipal de aguas desde su
llegada en 1986 hizo que recibiera el
prestigioso premio Europa Nostra cuatro
años después.
Del siglo XIV data el
palacio de los Ponce de León, señores de
Marchena y duques de Arcos y Osuna, uno
de los edificios más destacados de la
arquitectura civil hispalense. Esta casa
nobiliaria era una de las de más
abolengo de España, establecida en
Andalucía desde los lejanos tiempos de
la Reconquista y tomó la casona vecina a
la Puerta Osario como símbolo de su
poder en la región.
La decadencia
económica de la Casa de Arcos hizo que
el edificio fuera enajenado por la
familia en 1883. Después de una efímera
existencia como Palacio de Justicia fue
adquirido por los Padres Escolapios,
abriéndose una nueva era en la que sería
escenario de juegos y lecciones de
varias generaciones de niños sevillanos.
Para no perder la costumbre propia de la
época, la mayor parte del edificio
sucumbió a la inclemente piqueta en 1975
para dar lugar a un blanco bloque de
pisos de dudosísimo gusto.
También formó parte
del colegio calasancio el convento de
los Terceros, una rama franciscana
fundada en la ciudad toscana de
Poggibonsi por un antiguo traficante de
mercancías y bendecida por el propio
Poverello de Asís en 1221. El actual
convento es un magnífico ejemplo de la
arquitectura del setecientos que llega
distorsionado a nuestros días por la
pérdida de identidad sufrida en la
invasión francesa. Su progresiva
degradación hizo que el convento de la
Orden Tercera no fuera incluido
habitualmente entre los grandes
edificios religiosos de la ciudad,
destacando entre sus elementos la gran
escalera de Fray Manuel Ramos,
construida entre 1690 y 1697.
El claustro principal
del convento fue una de las partes del
conjunto monumental que mejor se pudo
rescatar tras las actuaciones de
restauración iniciadas en el año 1986.
Sus formas guardan ciertas semejanzas
con el patio del Hospital de los
Venerables que trazara Leonardo de
Figueroa.
El templo de Nuestra
Señora de Consolación es el edificio más
conocido del conjunto por parte de los
sevillanos y el que menos brillo ha
perdido a lo largo de los tiempos,
debido a su continuado uso religioso.
Actual sede de los Titulares de la
Sagrada Cena, por su amplia nave han
pasado las hermandades del Amor y las
Cigarreras -que ha conseguido el
reconocimiento de la propiedad de su
capilla en la iglesia- , amén de las
varias corporaciones extinguidas que
figuran en su documento fundacional,
como la del Cristo de la Buena Muerte de
la capilla del Vía Crucis. La iglesia de
los Terceros, que fue ocupada por las
tropas del Mariscal Soult en 1810, pasó
también a formar parte de las Escuelas
Pías con la llegada de los calasancios.
El conjunto
momumental ahora reconocido desde la
Junta de Andalucía ha sido recogido en
numerosos estudios y reseñas artísticas
por parte de autores de diferentes
épocas, desde Rodrigo Caro a José
Gestoso. El último de ellos ha estado a
cargo del doctor en Historia del Arte
José Fernando Gabardón de la Banda, en
lo que ha supuesto la primera aventura
editorial de Emasesa.


 


Bibliografía:
Jiménez Heras Julio. 'Palacio,
iglesia, cuartel y escuela. Diario de
Sevilla Diciembre 2001
Fotos: Francisco Santiago |