arece ser que esta
Parroquia de San Gil se fundó en la
segunda mitad del siglo XIII, siendo
transformada en el siglo XIV y
nuevamente remodelada en el XVIII. Tuvo
que ser restaurada en el siglo XIX,
debido a que fue saqueada y quemada
durante los disturbios del 36.
El templo fue
dedicado a San Gil por el Obispo Remondo
en recuerdo de la iglesia segoviana del
mismo título, donde recibió el prelado
el bautismo. Para el historiador Ortíz
de Zuñiga el edificio fue posterior a la
toma de Sevilla por Fernando III,
argumentando que se pudo construir sobre
el solar de alguna mezquita próxima a la
puerta árabe de por aquel entonces
denominada “Bab Macarana” (actual puerta
de la Macarena).
Apuntes
bibliográficos sobre SAN GIL
Este Santo, de vida
casi legendaria nació en Atenas en el
siglo VII. De familia noble, sus padres
aplicaron todo su esmero en la educación
de su hijo. Ya desde muy pequeño dio
ejemplo de caridad extraordinaria,
desnudándose y entregando sus vestidos a
los mas pobres. Al morir sus
progenitores vendió todos sus bienes,
distribuyendo lo recaudado entre los
necesitados. Determinado a hacer
penitencia se retiró, primero a una isla
cercana a Atenas, para posteriormente, y
buscando mas soledad, embarcarse rumbo a
Francia.
Llegado a Provenza se
hizo discípulo de l santo prelado
Cesaréo, obispo de Arlés y Nimes. Un día
Childeberto, rey de Francia se le antojó
una batida de caza, y en el estruendo de
la cacería, hirieron al animal que,
jadeante corrió a refugiarse en la cueva
del santo ermitaño. Hasta allí llegaron
los perros que no se atrevieron a forzar
la entrada del refugio. Los de la
comitiva real dispararon al interior de
la cueva varias flechas, una de las
cuales hirió al Santo. Penetró a
continuación el rey en su interior, y
descubrió con veneración a Gil y a la
cierva echada a sus pies.
Admirado por la vida
de piedad que llevaba el retirado,
Childeberto le construyó un monasterio,
del que fue nombrado abad, admitiéndole
como consejero espiritual suyo. En este
cenobio murió el ermitaño el 1 de
septiembre del 725, y su cuerpo fue
trasladado a la iglesia de San Saturnino
de Tolouse, donde reposa en una preciosa
urna. En su iconografía aparece vestido
con el hábito benedictino, llevando un
libro por sus meditaciones. A menudo
lleva en el pecho clavada la flecha que
hirió a la cierva y le suele acompañar
este animal.
EXTERIOR DEL
TEMPLO
Lo mas interesante
del exterior de San Gil son, sin duda
alguna, las portadas laterales, que
pertenecen a la primera mitad del siglo
XIV. La que se abre por la epístola da a
la plaza de San Gil y consta de un gran
arco ojival bajo terajoz pétreo. A la
derecha de esta portada se alza la torre
que fue alminar de la primitiva
mezquita, transformada y restaurada en
el siglo XVIII, lo que acabó con su
carácter musulmán. La torre consta de
dos cuerpos, el primero es de
inspiración mudéjar, que se completa con
óculos en la parte superior. El segundo
cuerpo consta de dos arcos de medio
punto a cada frente, y constituyen el
cuerpo de campanas propiamente dicho. Un
chapitel hexagonal de azulejería
trianera cierran el conjunto.
La otra portada, la que se abre a los
pies, es de ladrillo y arquitrabada. Se
encuentra enmarcada por pilares y
culminada con un dintel, bajo el cual
corre una serie de ladrillos que imitan
canecillos. Junto a esta puerta existe
un azulejo que recuerda la estancia de
la hermandad de la Macarena en este
templo, durante algo mas de 300 años. No
nos podemos olvidar de la parte exterior
del ábside pues sus contrafuertes se
remontan a la reedificación ejecutada
por Pedro.
Junto al ábside, en
la parte que da a San Luís se sitúa un
bonito retablo cerámico de la Virgen del
Carmen. Es obra de Facundo Peláez y se
elaboró en cerámica Santa Ana en 1973.
En Sevilla existen varios retablos
callejeros con esta advocación, y esto
se debe a la enorme popularidad que
alcanzó su culto. La devoción de esta
Virgen consistía principalmente en
portar su escapulario, así como rezar 7
veces el Padrenuestro con el Ave María y
el Gloria Patri, y que los carmelitas se
encargaron de extender por todo el
mundo.
INTERIOR DEL
TEMPLO
El interior del
templo se organiza en tres naves,
antepresbiterio y presbiterio, aunque
algunos historiadores consideran que
pudo ser de una sola nave, convertida en
tres en fecha posterior. Se sustenta por
medio de pilares que constituyen el paso
a las naves laterales, mientras que se
ilumina con vidrieras, que en las naves
laterales ostentan insignias episcopales
y nobiliarias. El presbiterio lo ilumina
un óculo con el Espíritu Santo y Los
Cuatro Evangelistas. Todo el templo
queda ceñido por un zócalo de azulejería
trianera moderna, lo que ayuda a evitar
posibles humedades.
Como siempre vamos a
comenzar nuestro paseo por el interior
de San Gil por la zona del presbiterio,
para pasar después a las naves
laterales. Muy interesante y muy digno
de nuestra atención es el alicatado
geométrico del sXIII que decora la parte
inferior del presbiterio. En este caso
no hay un retablo mayor que presida el
templo, sino un templete neobarroco
moderno que aloja en su interior al
titular, a San Gil. Se trata de una
talla en madera policromada moderna que
representa al Santo en su iconografía
tradicional, pues aparece acompañado de
la cierva, que está a sus pies.
Nave de la
Epístola
Desde los pies de
esta nave derecha y hacia el presbiterio
la primera capilla que nos encontramos
es la de la Hermandad de la Virgen del
Rocío, de la Hermandad del Barrio de la
Macarena. En esta capilla podemos
observar el magnífico Simpecado de la
titular. Delante se sitúa una escultura
del Niño Jesús, vestido de pastorcito,
del siglo XVIII, mientras que al los
lados planean dos ángeles lampadarios
espléndidos. Muy bonito el damasco verde
que tapiza toda la capilla y que le da
un aspecto muy particular.
Continuando por la
nave se encuentra a continuación la
capilla de Animas, que contiene un
retablo de estilo clasicista en cuyo
centro se sitúa un lienzo con el tema de
Las Animas de mediados de este siglo.
Dos lienzos de Juan del Espinal (de
fines del XVIII) podemos observar al
salir de la capilla; uno con el tema de
La Muerte de San Jerónimo y San Jerónimo
discute con los Doctores.
La última capilla de
esta nave es la dedicada a la Virgen del
Carmen, que se cierra por una reja de
1623. Esta capilla es de planta cuadrada
y la ciñe un magnífico zócalo de
azulejería trianera, que algunos
historiadores fechan del siglo XIV y los
emparentan con el estilo cerámico del
Alcázar de Sevilla. En un retablo
barroco de mediados del XVIII se venera
a la imagen de Nuestra Señora del
Carmen, titular de la hermandad de mismo
nombre. La talla es de vestir, y es obra
moderna de José Ordoñez. El Niño Jesús
es obra de Francisco Buiza del año 1966,
quién también retocó la imagen mariana
en 1975. Ya a la derecha de la Virgen
podemos ver un lienzo en el que se
representa a San Felipe Neri, del sXVIII.
No menos interesante es un lienzo que se
encuentra en la zona superior de la
cancela de ingreso que representa la
Adoración de lo Pastores, del XVIII.
En el machón del
presbiterio y por la zona de la Epístola
se venera, sobre repisa y enmarcamiento
de terciopelo, una talla de Santa Rita
moderna. Justo debajo está situada la
pila bautismal, que originalmente se
encontraba a los pies de la nave
izquierda.
Nave del Evangelio
Cambiamos de nave, y
pasando por delante del presbiterio
llegamos hasta el machón por la parte
del evangelio, es decir nos encontramos
en la cabecera de la nave izquierda. Lo
primero que podemos ver es una imagen
del Sagrado Corazón, que se encuentra
expuesta al culto sobre una sencilla
repisa.
A continuación se
abre la antigua capilla de la Macarena,
ahora Sacramental, que se cierra por
medio de una reja del XVIII. En su
interior se levanta un altar moderno en
cuyo centro se aloja una talla moderna
de la Inmaculada. El retablo se completa
en el ático por un lienzo de La Ultima
Cena, copia de Alonso Vázquez. Dos
lienzos mas podemos observar es esta
capilla; a la izda uno de La Divina
Pastora, y al otro lado uno de San
Francisco, ambos del siglo XVIII. Es en
esta misma capilla en la que residieron
durante mas de 300 años los tres
titulares de la Hermandad de la
Esperanza Macarena, el Señor de la
Sentencia, La Esperanza y Nuestra Señora
del Rosario.
A continuación
tenemos la puerta que comunica San Gil
con la Basílica, y tras de ella se
encuentra sobre una sencilla repisa una
imagen de San Antonio de Padua moderna.
Junto a éste se abre la capilla de La
Milagrosa, en cuyo interior se alza un
retablo neobarroco en cuyo centro se
halla una imagen moderna de la
Milagrosa. Resulta curioso el lienzo que
hay sobre el cancel de esta capilla, que
representa El Asalto al monasterio de
los Jerónimos de Belén, obra de Juan del
Espinal del s. XVIII, y que representa
el último de una serie que realizó para
el convento de San Jerónimo del Campo.
Ya a los pies de esta
nave izquierda cerraremos nuestro
recorrido con un crucificado moderno de
escaso mérito artístico a tamaño
natural. También quería hacer mención a
las estaciones del Vía Crucis, que
fueron realizadas en azulejería de
trianera en 1937.
HERMANDADES
La Real y Fervorosa
Hermandad de Nuestra Señora del Carmen
se fundó en el año 1905 en la parroquia
de San Gil, aunque según parece ya
existía en el año 1880, según el padre
carmelita Fray Ismael de Santa Teresita,
que la referencia cuando habla de la
Hermandad del Carmen de Santa Catalina.
El título de Real le viene a la
Hermandad por tener en sus libros firmas
de personas reales como las de la Reina
Amalia de Portugal y la Infanta María
Luisa. Desgraciadamente la primitiva
imagen de la Virgen, la que según parece
era bellísima, se perdió en el incendio
del 36, así como el resto de los enseres
de la hermandad. Ante este suceso la
hermandad quedó maltrecha y desmembrada
hasta que un grupo de antiguos hermanos
la reorganizaron en 1940, volviendo a
San Gil en 1943.
Dos hermandades mas
radican en este templo que son las
Hermandad Sacramental y la Hermandad del
Rocío del Barrio de la Macarena, que
realiza todos los años el camino como el
resto de las hermandades rocieras de la
ciudad.
MISAS Y FELIGRESÍA
*LABORALES: 19´30
horas.
*DOMINGOS Y FESTIVOS: 9´00 y 11´00 horas
(hay una a las 12´00 dedicada a los
niños, pero sólo durante el curso)
19´00 horas.
Que duda cabe que la cercanía de la
Basílica de la Macarena al templo de San
Gil ha condicionado su actual situación.
Se trata de dos templos independientes
pero que tiene el mismo director
espiritual así como los sacerdotes que
dan las misas. Eso sí, todos los
sacramentos con bodas, bautizos y
comuniones han de pasar antes por San
Gil, ya que es la parroquia propiamente
dicha. Lo importante es que tanto la
Basílica como San Gil tienen una gran
afluencia de feligreses a todas las
misas, llenándose ambos durante los
fines de semana, especialmente en
domingo. Hay que tener en cuenta que los
horarios de misa de uno y otro templo no
coinciden, por lo que la gente entra en
uno u otro dependiendo del que tenga un
horario que mas le convenga.
CULTOS Y
CELEBRACIONES
• En las proximidades
del día 16 de Julio se celebra un
solemne triduo a la Virgen del Carmen.
La procesión suele coincidir con el
domingo que mas se acerque al día 16.
• La Hermandad del Rocío comienza sus
cultos dos semanas antes
de iniciar el camino, como preparación.
La Hermandad Sacramental centra sus
actividades, lógicamente, alrededor de
la festividad del Corpus.
Triduo a San Gil, el titular del templo,
a finales de Octubre.
ANÉCDOTAS Y
CURIOSIDADES
A espaldas de San
Gil, el palacio de Don Pedro Pumarejo
preside la plaza del mismo nombre, y
curiosamente, en el tramo de la calle
San Luis que va desde esta plaza hasta a
la de Santa Marina, fue donde el rey
Pedro I el Cruel vio por primera vez a
Doña María Coronel y se enamoró de ella.
Este es el origen de la leyenda que ya
relatamos en nuestro capítulo dedicado a
la iglesia de san Pedro. Tal fue el
acoso al que sometió Pedro I a Doña
María Coronel, que ésta, para huir de
las vehemencias del monarca, se arrojó
aceite hirviendo en el rostro.
Otra tradición cuenta
que el rey Pedro I mandó enterrar vivo
en la plaza de San Gil al arcediano
Jofre Díaz de Astorga, por negarse este
sacerdote a dar sepultura a un pobre.
Texto: José Alfonso Muriel - Fotos: Francisco Santiago |