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Miguel de Mañara.-

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Don Miguel de Mañara Vicentelo de Leca (1627-1679) encarna a la perfección el espíritu brillante, terrible y contradictorio que el siglo XVII va a tener en nuestra ciudad. La Sevilla donde Mañara nace, vive y muere va a experimentar durante esta centuria todos los sinsabores que la iban a transformar de la principal urbe de la Península a una ciudad provinciana y plegada sobre si misma, donde la religión se iba a convertir en el único consuelo y esperanza de la mayoría de la población para escapar de su penosa situación.

Como contraste con esta miseria en la ciudad se continuaban levantando palacios suntuosos donde vivía una nobleza decadente y una clase mercantil que, con la riqueza atesorada por el comercio de indias, se iba a intentar incorporar al carro de los cargos nobiliarios y al poder social.

Estos contrastes van a suponer que en esta época de ocaso la ciudad muestre su máximo esplendor artístico, manifestado sobretodo en las realizaciones de carácter religioso. La Sevilla que conoce Mañara es la de Zurbarán, Murillo, Valdés Leal, Martínez Montañés, Pedro Roldán, Bernardo Simón de Pineda, Ortíz de Zuñiga....Pero también es la de la crisis económica, la de las carestías, epidemias, intransigencias y muertes.

Como todo poderoso de la época, Mañara aparece imbuido de la religiosidad y, sobre todo del temor a la muerte, desgraciadamente tan presente en la Sevilla del momento. En 1649, cuando Mañara cuenta con 22 años de edad, va a sufrir Sevilla una espantosa epidemia de peste que sesgará la vida de unas 50.000 personas; casi la mitad de la población total de la ciudad. La Sevilla que surgirá en este momento no tendrá nada que ver con aquella que nos mostraran Cervantes o Lope de Vega, y se acercan mucho mas con la que nos ilustran los cuadros de la Iglesia del Hospital de la Caridad.

En este triste ambiente, al que se suma la muerte de su esposa, Mañara se replantea su vida y decide ingresar en la Hermandad de la Caridad. Un año mas tarde es nombrado Hermano Mayor y a partir de estos instantes la vida de Mañara será un exclusivo dedicarse a la institución y a la causa de los pobres.

De igual manera Mañara se vuelca en el embellecimiento y enriquecimiento de la Iglesia del Hospital de la Caridad, para lo que contó la mejor aportación de artistas del momento; Bartolomé Esteban Murillo, Valdés Leal, Bernardo Simón y Pedro Roldán, que supieron plasmar en sus obras el ideario y espíritu que Mañara quería para la institución de la Caridad.

Texto: José Alfonso Muriel - Fotos: Francisco Santiago©

Conocer Sevilla 2004 - Francisco Santiago©