De todos es sabido
que la devoción a la Sagrada Eucaristía
y a la Santísima Virgen, van fuertemente
unidas y de manera especial en la
nuestra ciudad. No en vano, María es el
primer Sagrario donde habrá de guardarse
–por designio de Dios-, el Cuerpo de
Cristo; y en su hermoso símil, es la
primera custodia donde procesionará el
Cuerpo de nuestro Redentor, durante el
camino que separa la casa de María y la
casa de su prima Isabel, siendo esta la
primera carrera del Corpus.
No podemos olvidar
que la Santísima Virgen, al ser la Madre
natural del Verbo encarnado, es la que
físicamente habrá de alimentarle y
formarle en su condición humana, por lo
que humanamente Cristo es carne y sangre
de María, y consecuentemente hay algo de
íntima relación entre la Eucaristía y la
maternidad de Nuestra Señora.
Salvado esto, es
fácil de comprobar como muchas de
nuestras corporaciones gloriosas, tienen
también carácter Sacramental, si bien en
muchas de ellas este carácter les viene
dado por su marcada vinculación
parroquial, uniendo así en una sola
Hermandad la devoción eucarística y la
devoción mariana de un barrio o
collación.
Aunque este carácter
sacramental, es consecuencia en muchas
ocasiones de una fusión entre dos
corporaciones (sobre todo en el caso de
las más antiguas), es significativo
observar como las de más reciente
erección, especialmente en los nuevos
barrios de la ciudad, la creación de las
Hermandades Sacramentales de sus
parroquias van unidas a su vez a la
creación de Hermandades de Gloria,
aunque no siempre sus Titulares sean
advocaciones marianas como en el caso de
San Antonio de Padua de Torreblanca o la
de San José Obrero.
Nuestra participación
en la fiesta, es pues, una consecuencia
lógica desde dos vertientes, como
Hermandades que participan en el cortejo
eucarístico asistiendo de forma
corporativa o como referente devocional
en las ocasiones en que nuestras
veneradas Imágenes han participado en el
cortejo o han presidido altares en la
carrera de la procesión. En este último
apartado es donde nos vamos a detener de
una manera algo más exhaustiva.
Hay que señalar dos
periodos importantes con respecto a la
participación de las cofradías en
general en la procesión del Corpus
Christi: el siglo XVI con la
incorporación de estas al cortejo, y el
XIX con la llegada de los Montpensier y
la concurrencia de algunas imágenes a la
procesión.
Es aquí donde
nuestras imágenes Titulares se
incorporan como referentes devocionales
de un sector importante de la ciudad, y
como tal desfilan entre Titulares de
parroquias y Santas Reliquias en
procesiones magnas muy al gusto de la
centuria del XIX. No hay muchos datos
anteriores a este siglo con respecto a
esta incorporación devocional en la
procesión del Corpus, tan solo la
presencia de la Virgen de los Reyes,
Titular de la Hermandad de los Sastres,
si bien esta lo hace más bien como
Titular de una Hermandad gremial o como
Imagen vicaria de la patrona de nuestra
ciudad.
Sabemos por los
anales que en el año 1894 se
incorporaron al cortejo del Corpus las
imágenes de la Divina Pastora de Santa
Marina, Ntra. Sra. del Rosario de San
Gil (Macarena) y Ntra. Sra. Reina de
Todos los Santos. En 1895, María
Auxiliadora de la Trinidad, Ntra. Sra.
de los Reyes de los Sastres y de nuevo
la Divina Pastora de Santa Marina.
En los primeros años del siglo XX,
siguiendo la costumbre de la centuria
anterior siguen concurriendo al Corpus
algunas imágenes para incorporarlas al
cortejo. Así en 1910 concurre a la
procesión la Divina Pastora de
Capuchinos, pues aunque no esté
incorporada como Hermandad al Consejo de
Cofradías, pues depende exclusivamente
de la Orden Capuchina, no podemos dejar
de reconocerla como una de nuestras
glorias más significativas.
En 1913 acude a la
procesión desde el barrio de Triana la
imagen de Madre de Dios del Rosario. De
nuevo en 1915 la Divina Pastora de
Capuchinos. En 1916 acude de nuevo Ntra.
Sra. Reina de Todos los Santos, así como
desde Triana la Divina Pastora de Santa
Ana. Al año siguiente vuelven a
incorporarse al cortejo estas mismas
imágenes. En 1918 procesionan en el
Corpus la Virgen del Rosario de la
Cestería, la Virgen de Valvanera de San
Benito, Ntra. Sra. de los Reyes de los
Sastres y la Imagen gótica de Ntra. Sra.
de la Hiniesta.
En 1921 vuelve a
hacerlo la Pastora de Capuchinos y en
1922 Ntra. Sra. del Rosario de San
Marcos (hoy San Julián) y de nuevo Ntra.
Sra. de la Hiniesta. En 1923 acuden
Ntra. Sra. Reina de Todos los Santos,
Pastora de Capuchinos y Ntra. Sra. del
Rosario de San Gil (Macarena).
En 1926
es llamada a participar la Hermandad de
Ntra. Sra. del Rosario de la calle Dos
de Mayo, con su imagen Titular, que aún procesionaba con esa singular ráfaga
hasta los hombros, tan característica de
la citada Imagen. En 1927 procesionan
Ntra. Sra. de la Luz de San Esteban y
Ntra. Sra. de la Esperanza de San Martín
y en 1928 vuelve a hacerlo Ntra. Sra. de
Rosario de San Gil (repiten en 1939). En
1930 vuelve al Corpus la Divina Pastora
de Capuchinos.
Los años posteriores,
fueron de gran agitación política. En el
año 1931 la procesión se efectúa por las
gradas con el Santísimo bajo palio
portado por el Cardenal Illundáin. Al
año siguiente se efectúa de igual manera
pero por el interior del templo
catedralicio y asimismo en 1933 y 1934.
En 1935 S.D.M. procesionó en la Custodia
Chica bajo palio por las gradas del
templo metropolitano y en 1936 se
celebró al igual que en 1932, es decir,
bajo palio y por el interior del templo.
Ya en 1937 la
procesión recuperó la normalidad,
sacando desde entonces el cortejo los
pasos que actualmente conocemos, es
decir, Las Santas Justa y Rufina, San
Isidoro, San Leandro, San Fernando, La
Inmaculada Concepción, el Niño Jesús de
la Sacramental del Sagrario, la Custodia
Chica con la reliquia de la Santa Espina
y la Gran Custodia de Arfe con el
Santísimo Sacramento.
En las relaciones
anteriores he obviado por no tratarse de
Titulares de hermandades de Gloria a
muchas Imagenes marianas de gran
devoción como pueden ser la Virgen del
Voto de la Sacramental del Salvador, la
Virgen del Rosario de Santa Cruz,
actualmente advocada a La Paz, el grupo
de Santa Ana y la Virgen, Titulares de
la parroquia trianera, la Virgen
Milagrosa, La Virgen de la Pera (Prado)
de la parroquia de San Sebastián, la
Divina Pastora de la Capilla de San
José, la Virgen de la Encarnación de Los
Terceros, la Virgen Comendadora de la
Merced de la Capilla del Museo, todas
ellas entre Santos titulares de
Parroquias y otras Imágenes de devoción
de las distintas épocas, entre las que
destacaría, dado el caso singular, la
desaparecida imagen de Santa Lucía, que
hoy cuenta con su propia Hermandad en
Santa Catalina, si bien su participación
en la Procesión del Corpus fue siempre
en calidad de Titular de la Parroquia.
El caso de la
referida Imagen de la Virgen de los
Reyes de los Sastres que figuró muchas
veces en la procesión en su doble
carácter de Cofradía gremial, es del
todo singular, pues por una Bula
apostólica del Papa Urbano VIII, esta
Imagen Venerada tenía “todo el derecho
de presidir a las demás cofradías de
Sevilla en la procesión eucarística”, lo
que provocó enojosos pleitos todos
resueltos a favor de la Hermandad de los
Sastres.
Hay otro caso
singular en el modo y manera de
participar en esta fiesta en el caso de
la Hermandad de Ntra. Sra. de las Aguas
de la parroquia del Divino Salvador,
antigua Iglesia Colegial (es decir, con
Cabildo propio) que tradicionalmente y
hasta la desaparición de este carácter
competía en solemnidades con el Cabildo
Catedral, esta Hermandad tenía un
protocolo especial para recibir en la
puerta de la Iglesia Colegial el paso
del Santísimo Sacramento.
Deduciendo de
sus primitivas Reglas que la Imagen
salía a la puerta de la Iglesia
acompañada de sus hermanos a recibir el
paso de la procesión; pasada la cual
volvía a su Altar de la parroquia del
Salvador.
Pasado el tiempo de
la concurrencia a la procesión con las
Titulares, una vez asentada de nuevo la
fiesta, las hermandades en un empeño en
conservar y solemnizar la fiesta un poco
en declive, comenzaron a encargarse de
la instalación de altares en la carrera
de la procesión. Destacar el que se
instaló en la entonces Avda. de José
Antonio (hoy Constitución) por las
Hermandades de Gloria del Consejo y que
presidió la Pura y Limpia del Postigo,
al igual que en el mismo lugar lo
hiciera la hermandad de la Carretería,
con la Imagen gloriosa de la Virgen de
la Luz.
En 1986, la Divina
Pastora de Capuchinos fue trasladada en
su paso procesional a la Plaza del
Salvador para presidir un Altar ex
profeso para la ocasión, regresando
procesionalmente a su barrio entre gran
cantidad de fieles. La imagen de Ntra.
Sra. del Rocío de Sevilla Sur, también
presidió un altar en la Avda. de la
Constitución, siendo llevada de vuelta a
su templo a hombros de sus hermanos. La
Sacramental de San Vicente ha montado
Altar en la plaza del Salvador,
presidido esporádicamente por Ntra. Sra.
del Rosario. Lo mismo en la calle
Sierpes por la Hermandad de Ntra. Sra.
del Rosario del Barrio León, cuya
Titular ha presidido el Altar en
múltiples ocasiones, en alguna de ellas
según la iconografía pastoreña.
Actualmente, aunque la Hermandad sigue
montando el Altar, Nuestra Señora no lo
preside.
Excepcional es sin
duda el caso de la Hermandad de la
Hiniesta, cuya Imagen Gloriosa, Patrona
de la Corporación Municipal, preside
desde 1965 el gran altar instalado en la
fachada del Ayumtamiento d ela Plaza de
San Francisco.
Bibliografía:
Cordón García de
Leaniz, José María (Boletín de las
Cofradías nº 498)
Fotos Blanco y Negro: Archivo Sánchez
del Pando©.
Expuestas en la Exposición: ‘Corpus Christi. Fiestas del Corpus en Sevilla: El valor
de lo efímero’, organizada por la Delegación de Fiestas Mayores del
Ayuntamiento en colaboración con el Consejo de Hermandades y Cofradías
de Sevilla y CajaSur, Celebrada del 27 de mayo al 30 de junio 2004 en el
Hospital de la Caridad.
Fotos color: Francisco Santiago© |