Esta Hermandad se encuentra
ya en vísperas de su
centenario, pues nació en
1905 en el famoso barrio de
la Macarena, posiblemente
precedida por alguna otra
asociación o grupo
devocional carmelitano.
Pertenecieron a ella la
reina Amelia de Portugal y
la infanta María Luisa. En
las veladas que tenían lugar
con motivo de su festividad
se iluminaba “profusamente”
el Arco, tan emblemático de
su barrio, y se colocaban
“tíos vivos” y puestos en la
calle Resolana.
En 1936 la desgracia se cebó
sobre ella, perdiendo
durante el incendio del
templo
de San Gil todos sus
enseres, hasta el punto de
que estuvo algún tiempo sin
vida. Reorganizada en 1940
en la iglesia del Hospital
Central por un grupo de
hermanos supervivientes,
tres años después volvió a
su parroquia e
inmediatamente inició una
ejemplar tarea de
reconstrucción, cuyos frutos
están a la vista de todos.
En 1980 se cumplió el 75
aniversario de la fundación
y el paso entró en la
Basílica Macarena. En 1981
le fue impuesta a la imagen
la “Cruz de la Orden Militar
y Hospitalaria de San Lázaro
en Jerusalén”. El pasado
2003 la Hermandad celebró el
besamanos, función y
procesión en julio, pero
trasladó el triduo al mes de
noviembre; esta medida,
condicionada por la diáspora
estival y autorizada por las
Reglas, busca una mayor
participación de los fieles,
en un tiempo en que se
recuerdan a las Ánimas
Benditas del Purgatorio, tan
vinculadas a la devoción
carmelitana.
La imagen actual es obra de
José Ordóñez, donada por
el fundador don Gabriel
Espinal. El Niño Jesús fue
tallado en 1966 por
Francisco Buiza, quien
también retocó en 1975 a la
Virgen, mejorando su aspecto
y su policromía. Es de
tamaño natural, ataviada
conforme a la iconografía
carmelitana: manto blanco,
caído a manera de capa, y
saya marrón, sobrepuesta por
escapulario rectangular de
igual tono. En noviembre de
2002 fue restaurada por el
profesor Miñarro. Luce sobre
magnífico paso salido en
1961 de los talleres de
Salas y Vázquez, alumbrado
por jugosos candelabros que
ofrecen gran valentía y
versatilidad de líneas.
Estos últimos se compraron
en 1958 a la Cofradía de la
Macarena, donde habían
servido indistintamente para
los pasos de la Sentencia y
del Rosario. Sobre el
arbotante trasero de la
peana va un arcángel
recogiendo el manto de la
Señora. Los querubines niños
que exornan estas andas se
deben a Buiza.
La mayoría de los bordados
son de doña Josefa Roldán y
de Villarreal todas las
orfebrerías, inclusive la
corona, estrenada en 1966, y
que puede considerarse como
la obra póstuma de ese
insigne orfebre.
Recientemente doña Ketty
Camacho García, ha bordado y
donado otra estupenda saya
de salida. El juego de
insignias resulta bastante
completo, no faltando ni el
detalle de unas hermosas
dalmáticas para los
acólitos. La cruz
procesional imita las
antiguas parroquiales y el
asta de la bandera
concepcionista se adorna con
bonita efigie de la Pureza.
La capilla donde hoy se
venera, logró salvar del
fuego una apreciable reja,
fechada en 1623. Contiene un
retablo de estípites,
recompuesto con elementos de
la primera y segunda mitad
del siglo XVIII. La última
novedad es la excelente
restauración que el profesor
Miñarro ha efectuado en la
imagen titular.
En antiguas fotografías
pueden observarse las
efigies de San Simón Stock y
Santa Teresa, tamaño mitad
del natural, que se
colocaban a los lados de la
Virgen, enriqueciendo
sobremanera su iconografía,
pues llegaba a alcanzar el
rango de casi “un misterio
de Gloria”. Parece que no
solamente se ponían en el
paso, sino también en el
altar de cultos
extraordinarios. Siempre
abogamos por estudiar su
reposición, por la
singularidad que le otorgaba
y por prestarse a ello la
forma triangular de la
peana. En 1914 la procesión
se celebró en septiembre,
según indica El Noticiero
del lunes 7 de ese mes:
“Anoche salió en procesión
con gran solemnidad de la
iglesia de San Gil la
venerada imagen de Ntra.
Sra. del Carmen”.
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