La provincia de Sevilla es una de las
ocho provincias de Andalucía, España.
Limita con las provincias de Malaga,
Cádiz, Huelva, Badajoz, y Córdoba. Su
capital es Sevilla. Tiene una extensión
aproximada de 14.000 km², con una
población total cercana a los 1,7
millones de personas, que habitan sus
104 pueblos. Situada en la depresión
Bética cuyo eje, el rio Guadalquivir,
atraviesa su territorio de norte a
suroeste, y cerca de su desembocadura,
forma una amplia llanura flanqueada por
terrazas. El norte está delimitado por
una serie de sierras pertenecientes a
Sierra Morena. Además del Guadalquivir,
algunos de sus afluentes son el Genil,
el Guadaira y el Viar. Clima
mediterráneo con influencias atlánticas.
Sierra Morena
Sierra Morena es una cordillera que
constituye el reborde sur de la Meseta
Central. Su aparición se produjo en la
Era Terciaria, fruto del movimiento
orogénico alpino, cuando la presión de
la placa africana afectó al zócalo del
macizo Hespérico y a los sedimientos
depositados en su orillas. De forma que
más que de una plegamiento se puede
hablar de una combinación de flexión y
falla, con presencia de materiales duros
y antiguos, junto a otros más plásticos
y jóvenes. De hecho más parece un
escalón que una cordillera, pues actúa
como escalón de descenso desde la Meseta
hasta la depresión del Guadalquivir, que
la flanquea por el sur. Se extiende unos
400 km. al norte de Andalucía y en
dirección este-oeste, incluyendo varias
sierras.
Presenta una gran riqueza minera,
explotada desde tiempos prehistóricos,
además de su aprovechamiento forestal,
cinegético y ganadero. En la actualidad
gran parte de su superficie está
protegida mediante la declaración de
varios y extensos Parajes o Parques
Naturales como son: Despeñaperros,
Sierra de Andújar (Jaén), Sierra de
Cardeña-Montoro, Sierra de Hornachuelos,
Sierra Norte de Sevilla, y la Sierra de
Aracena Huelva.
UNIDADES TERRITORIALES
Las grandes unidades fisiográficas de la
región se particularizan a escala
provincial en una serie de territorios
homogéneos que determinan la
organización del poblamiento y dan lugar
a un sistema de asentamientos complejo y
diverso si lo comparamos con otras
regiones españolas y europeas. Estas
unidades territoriales son la Sierra
Norte, la Sierra Sur, la Campiña, la
Vega, la Marisma y el Aljarafe.
La parte más oriental del Aljarafe y
otros municipios cercanos a la capital,
conforman junto con ésta el Área
Metropolitana de Sevilla, espacio
afectado por procesos urbanos y
productivos que requieren su
individualización como una unidad
territorial más a añadir a las
anteriores.
La diversidad expresada de los
componentes naturales y físicos de la
provincia determina en gran medida las
diversas características de la red de
asentamientos urbanos que soporta así
como de los grupos humanos y sistemas
socioeconómicos y culturales.
Los principales cambios en la
estructura económica de la provincia y
la región han sucedido en las últimas
décadas y han afectado de forma
diferencial a su territorio y a su
poblamiento. Este proceso de desarrollo
desigual (tal y como se define en el
primer documento de Bases de 1990) se
manifiesta a grandes rasgos en el
crecimiento físico y económico del Área
Metropolitana y en el despoblamiento o
estabilización demográfica y económica
de la Sierra Norte y Sur y de la
Campiña.
POBLAMIENTO Y TERRITORIO
A pesar de una escasa implantación
industrial y una elevada importancia de
lo rural en su estructura económica
(rasgos generales en toda la región),
podemos considerar a Sevilla como una
provincia urbana, ya que la mayor parte
de su población habita en ciudades.
Presenta una densidad de población
aceptable, por encima de la media
regional, y los asentamientos se
distribuyen de forma equilibrada si bien
la influencia de la capital, principal
centro económico a nivel regional, se
extiende a todo el territorio, y de
forma especialmente intensa sobre los
municipios más cercanos con los que
conforma el Área Metropolitana.
Sin embargo, extensas áreas del
territorio provincial presentan un
poblamiento débil. Se trata de las zonas
de montaña de la Sierra Norte y de la
Sierra Sur y de agricultura extensiva de
la Campiña, intensamente afectadas por
los episodios de éxodo rural de décadas
pasadas y por el abandono de los
sistemas productivos tradicionales. El
resultado es un elevado nivel de
despoblamiento y de envejecimiento
demográfico de estos espacios.
El Valle del Guadalquivir es a nivel
regional un eje de atracción de
población, actividades económicas y
funciones urbanas. Especialmente en la
provincia de Sevilla, donde constituye
la unidad de la Vega, se erige como
histórico eje demográfico y de
comunicaciones. A lo largo de este
espacio alargado se localizan todo tipo
de asentamientos de población, tanto de
fundación antigua como poblados de
colonización agrícola de fundación más
reciente. Aparecen potentes ciudades
medias y sobre el río se apoya la
capital y su aglomeración urbana.
Otro eje de gran potencialidad, aún sin
alcanzar los niveles de atracción de la
Vega, es el que comunica los centros
regionales de las capitales
Sevilla-Granada, que discurre por la
Campiña y sobre el que se localizan
antiguas agrociudades como Arahal, Osuna
o Estepa.
EL SISTEMA URBANO
El sistema urbano andaluz se
caracteriza por un notable equilibrio
jerárquico, equilibrio que en la
provincia de Sevilla es matizable por la
presencia de la capital, el primer
centro regional. A pesar de que su
influencia se extiende prácticamente a
todo el territorio provincial, no
podemos hablar de macrocefalia ni de
metrópolis al mismo nivel que en otras
provincias españolas o europeas. En el
extremo opuesto, los pequeños núcleos de
población y el hábitat diseminado,
presentes sobre todo en las unidades de
sierra, no llegan a comprometer la
eficacia general del sistema.
Las relaciones funcionales y de
centralidad que definen el sistema
urbano sevillano son muy diversas.
Aparecen dependencias jerárquicas
convencionales en un sólo centro,
centralidades compartidas por dos o más
ciudades, relaciones de interdependencia
no jerarquizadas y ausencia de
dependencias.
De acuerdo con la descripción del
sistema urbano andaluz descrito en el
Documento de Bases, en la provincia de
Sevilla nos encontramos 3 niveles
jerárquicos o funcionales. El nivel
superior, que se corresponde con los
centros regionales que conforman las
ciudades principales y sus respectivas
áreas de influencia, se haya
representado en la provincia de Sevilla
por el centro más potente, el Área
Metropolitana de Sevilla, con una gran
centralidad a nivel regional (63% de la
población) y provincial (24% de la
población). La fuerte dinámica
demográfica, urbanística y funcional de
este área, aún en pleno proceso de
expansión, no ha ido acompañada de la
dotación de suficientes infraestructuras
para el transporte y las comunicaciones
ni de equipamientos o infraestructuras
urbanas.
Por ello son importantes los problemas
de congestión y de déficits de
servicios, así como los impactos
ambientales de las actividades urbanas
sobre el espacio metropolitano,
facilitados por la ausencia de
planeamiento urbanístico y territorial
de escala supramunicipal que hubiese
permitido ordenar los nuevos desarrollos
. Por contra, su presencia supone una
importante ventaja comparativa para los
habitantes de la provincia,
especialmente para los más cercanos y
mejor comunicados, que pueden satisfacer
en este ámbito sus necesidades en
servicios especializados de primer orden
(administración regional, juzgados,
comercio, etc.)
El segundo nivel, correspondiente a las
ciudades medias con tamaños entre
15.000-100.000 habitantes, es de gran
importancia estratégica en el sistema
urbano de la región y de la provincia,
completando las funciones directivas del
Área Metropolitana, sobre todo en las
zonas más alejadas donde la influencia
de ésta es menor, y funcionando como
referentes urbanos para la red de
asentamientos rurales. En la provincia
de Sevilla, estas ciudades contienen el
36% de la población, lo que da idea de
su gran importancia funcional.
Algunas de estas ciudades se localizan
en el Área Metropolitana (Dos Hermanas y
Alcalá de Guadaira) a semejanza de lo
que ocurre en las principales
aglomeraciones urbanas españolas y
europeas.
Otras presentan un mayor grado de
independencia funcional, y su
importancia radica en la capacidad de
organizar zonas alejadas del Área
Metropolitana. En Sevilla nos
encontramos las ciudades medias de la
Marisma (en sentido más amplio el Bajo
Guadalquivir), antiguas agrociudades de
gran dinamismo y madurez que cumplen
funciones industriales y de servicios y
generan sólidas estructuras
supramunicipales.
Otro grupo de ciudades medias presentan
un dinamismo menor, ya que se sus
soportes productivos son limitados y
tradicionales. Son las agrociudades de
la Campiña, con ciertas funciones y
dimensiones urbanas pero con una
capacidad funcional y productiva por
debajo de sus potencialidades.
En el conjunto de estas ciudades
predomina la centralidad y las fórmulas
de cooperación son insuficientes. Por
último, el tercer nivel jerárquico
corresponde al de los asentamientos
rurales, quizás el de mayor complejidad
estructural por su significación
territorial y su diversidad. De acuerdo
con la clasificación del Documento de
Bases, nos encontramos 3 categorías de
asentamientos rurales. Los asentamientos
rurales vinculados a territorios
organizados por el Área Metropolitana o
las redes de ciudades medias englobarían
en la provincia de Sevilla a los pueblos
más pequeños de la Campiña, el Aljarafe
y la Marisma. El buen nivel de
accesibilidad a centros funcionales
superiores para dotación de servicios
confieren a estos asentamientos una
situación comparativamente "aceptable".
Una segunda categoría corresponde a los
asentamientos rurales organizados en
torno a centros rurales de cierta
importancia, que en la provincia de
Sevilla se encuentran representados en
la Sierra Norte Oriental en torno a los
centros de Cazalla- Constantina, que
aunque suponen una centralidad débil,
permiten apoyar en ellos políticas de
dotaciones de ámbito supramunicipal
siempre que se apoyen en una red viaria
adecuada.
Por último, existe una amplia extensión
de territorio provincial ocupada por
asentamientos rurales que no responden a
modelos de organización centralizada. Se
trata de la Sierra Norte Occidental,
donde además el poblamiento disperso es
muy importante, y de la práctica
totalidad del territorio de la Sierra
Sur. Estas organizaciones presentan
importantes problemas dotacionales, que
en gran medida podrían resolverse con la
promoción de mancomunidades integrales y
de servicios, de difícil implementación.
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