La fundación de este convento de
mercedarias descalzas tuvo lugar el año
1623 en unas casas cercanas a la
parroquia de San Bartolomé. De este
momento son escasos los restos que
conserva el monasterio, pues diversas
ampliaciones y reformas, así como el
incendio sufrido en 1936 y la posterior
reconstrucción, alteraron
sustancialmente la fisonomía del
edificio.
La iglesia, cuya disposición corresponde
a la etapa fundacional, presenta planta
basilical con una sola nave. Esta se
cubre con una moderna bóveda de cañón
con arcos fajones y lunetos, presentando
el presbiterio una bóveda semiesférica
que recientemente fue cubierta por un
cielo raso. En el muro izquierdo de la
nave se abre la Capilla Sacramental,
figurando en el lado contrario el coro
bajo. La única portada del templo se
sitúa en el costado izquierdo del mismo,
presentando elementos arquitectónicos
del siglo XVII. A principios del siglo
XVIII pertenece la Capilla Sacramental,
cuyos muros exteriores se articulan por
medio de pilastras.
En el interior de la iglesia son escasas
las obras de arte que se conservan, pues
en el incendio de 1936 se perdió
prácticamente la totalidad de su ajuar.
Entre las piezas salvadas se encuentra
la imagen de la Virgen de la Merced que
preside la capilla mayor, obra datable
en el segundo cuarto del siglo XVII,
pero muy transformada por las diversas
restauraciones que ha sufrido. También
se ha conservado la escultura de la
Inmaculada, de la Capilla Sacramental.
Se trata de una obra del primer tercio
del siglo XVIII, aunque muy retocada y
repolicromada con posterioridad.
De los muros de la nave se cuelgan
diversos lienzos del siglo XVIII, así
como uno del primer tercio del siglo
XVII, que representa la Circuncisión. En
la tribuna situada a los pies de la
iglesia figura una pintura del Niño
Jesús Buen Pastor, con espléndido marco
de rocallas y espejos. El coro bajo está
presidido por una imagen de candelero de
la Virgen de la Merced, obra del siglo
XIX, que perteneció a la Hermandad de
Nuestro Padre Jesús de la Pasión.
También se guardan en este recinto
lienzos dieciochescos de San Jerónimo,
San Roberto Belarmino y San Pedro
Nolasco, este último con marco rococó.
El sector del convento dedicado a la
clausura se encuentra muy transformado,
pues en él han organizado las madres
mercedarias un colegio. No obstante aún
subsiste el primitivo claustro
principal, que corresponde
cronológicamente a los años de
fundación. Este presenta dos plantas,
con arcos de medio punto apoyados en
columnas de mármol, en la baja, y
ventanas o balcones en la superior. Al
patio se abre la Sala de Labores, en
cuyos muros aparecen colgados diversos
lienzos barrocos, entre los que
sobresalen un retrato de San Juan
Bautista del Santísimo Sacramento,
fechable hacia 1670, y otro de la
Adoración de los Pastores, un siglo
posterior. En la escalera que comunica
las dos plantas del claustro se conserva
un lienzo de la Virgen de la Merced,
como "Mater Misericordia", de mediados
del siglo XVII, y otro de la Beata
Mariana de Jesús, que conserva parte de
la firma y fecha de ejecución: "Antonio
Car..., 179..."
Próximo al claustro principal se sitúa
un pequeño patinillo en el que existe un
retablo de azulejos dieciochescos de la
Sagrada Familia, que forma parte de una
fuente del siglo XVIII. Obra asimismo
digna de ser citada es la escultura
barroca de mármol, que representa a San
José, situada en una hornacina sobre la
puerta del convento, en la calle Levies.
Texto: José Alfonso Muriel - Fotos: Francisco
Santiago© |