Turismo y devoción rociera en la provincia
gaditana: la peculiaridad del "Camino de Sanlúcar".
El proceso de conversión de determinadas
prácticas rocieras - en este caso de sus romerías- en hechos
susceptibles de ser puestos en valor desde la perspectiva turística
se debe en parte a las características de la misma. Las
peregrinaciones rocieras realizadas a lo largo del año suponen
momentos claves en el discurrir anual de las hermandades y dentro de
éstas la peregrinación llevada a cabo por Pentecostés supone el más
importante de los desplazamientos a la aldea donde se encuentra la
Virgen del Rocío. Sin embargo, a la hora de establecer la
importancia de las mismas, se debe combinar en todos los casos la
importancia religiosa que tiene cada peregrinación en el ciclo anual
de actividades rocieras, la forma en que ésta tiene lugar - número
de peregrinos y duración- y el lugar por el que se desarrolla la
peregrinación - interiores o la playa de Doñana -.
Cada una de las peregrinaciones desarrolladas a
lo largo del año tiene su importancia en función del motivo que la
origina. En aquellas que realizan las hermandades para presentarse
ante la Virgen de forma individual, las peregrinaciones conocidas
como "el día de Sanlúcar", o "el día de Jerez", la peregrinación
supone poner de manifiesto la existencia de una devoción rociera en
un municipio determinado. En las peregrinaciones que se realizan
andando se trata de una peregrinación donde se desea que primen los
aspectos religiosos, recuperado las formas tradicionales de
desplazamiento a la aldea del Rocío. El Rocío chico supone la
segunda reunión más importante en cuanto a número de
desplazamientos, ya que la mayor afluencia de peregrinos que tiene
lugar en la Romería de Pentecostés, conocida popularmente como
"Romería del Rocío", o "El Rocío". Dicho evento supone el punto
culminante del ciclo anual de peregrinaciones rocieras que se cierra
con la salida de la Virgen.
Mientras que en el resto de peregrinaciones los
desplazamientos no suelen durar más de dos días, y se suele realizar
por la playa -a excepción de las peregrinaciones a pie- en el caso
de El Rocío éste se prolonga durante una semana. Ya sea la playa o
adentrándose a través del antiguo Camino Condal de Sanlúcar a Niebla
- actual vereda de Sanlúcar de Barrameda-Almonte -, las hermandades
rocieras transitan por este espacio para llegar hasta el Santuario.
Es decir se continúa utilizando una vía que ha conectado a la
localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda, y por extensión a
municipios cercanos ,con la aldea de El Rocío desde el siglo XV. La
romería rociera con mayúsculas, El Rocío, se desarrolla en dos
ámbitos geográficos diferentes: por un lado está "el camino" -que
comprende el desplazamiento de ida y vuelta- y por otro la estancia
en el Rocío, donde se realiza la presentación de la hermandad y se
espera a la salida de la virgen en la madrugada del lunes. Para las
hermandades gaditanas, "el camino" incluye -como se ha señalado más
arriba- el tránsito por la vereda que comunica Sanlúcar con El Rocío
a la ida y vuelta. La citada vía, conocida popularmente como el
"Camino de Sanlúcar" por partir de esta localidad, supone la puerta
de acceso de la provincia gaditana a Doñana. De hecho, su
constitución a principios de los años 90 del siglo XX en "Puerta de
Doñana" convirtió a la localidad en lugar oficial de la provincia de
Cádiz para el acceso a las visitas turísticas a Doñana, respaldando
los siglos de histórica relación de Sanlúcar de Barrameda con este
espacio y el resto de municipios gaditanos anteriormente señalados
-Puerto de Santa María, Rota, Jerez -.
El paso de las hermandades hacia la aldea de El
Rocío supone por tanto, adentrarse en uno de los espacios naturales
protegidos más importantes de nuestro país, reconocido a nivel
europeo como la reserva biológica más importante de Europa, que es
valorada a nivel mundial como espacio de excepcionales
características ecológicas: el Parque Nacional de Doñana. Dentro del
conjunto de caminos rocieros -Camino de Sanlúcar, Camino de
Moguer(1)1 y Camino de Sevilla(2)2- el de Sanlúcar el único que se
desarrolla por el conjunto de ecosistemas de Doñana: pinares, dunas,
vera y marismas y recorre el corazón de Doñana. Es el más salvaje -
en términos coloquiales- de los tres caminos rocieros, y el que
permite conocer Doñana en todo su esplendor. Es decir permite
conocer durante el tránsito por "el camino" un espacio protegido
cuyas visitas están restringidas, y cuyos recorridos turístico sólo
coinciden en una pequeña parte con el realizado por los peregrinos
al transitar por la vía pecuaria de Sanlúcar a Almonte.
El camino, además de sus excepcionales
características ecológicas, importancia histórica y manifestación de
la vinculación de la provincia gaditana con el área de Doñana,
especialmente de Sanlúcar de Barrameda, Rota y Puerto de Santa
María, tiene otro componente que lo hace especialmente atrayente. Se
trata de la forma en que los romeros realizan el mismo. Hablamos de
romeros y no exclusivamente de peregrinos ó hermanos porque "el
camino" es realizado no sólo por personas vinculadas a una hermandad
en concreto, si no que también lo hacen personas que por su amistad
o por deseo de conocer la romería ó el Parque Nacional de Doñana, se
unen a los peregrinos. En este sentido la realización del camino,
sobre todo en Pentecostés no debe asociaciarse sólo a hermanos y
devotos religiosos, ya que también se incorporan al mismo personas
que no son hermanos de la hermandad y que tampoco son creyentes. Por
ello debemos tener en cuenta que el "camino del Rocío" como
cualquier otra peregrinación o romería es un tiempo ritual y de
fiesta donde sacrificio y celebración van de la mano, penitencia y
baile se alternan e incluso conviven en un mismo espacio a lo largo
del camino. Dichas dualidades pueden ser asumidas como compatibles,
complementarias e incluso imprescindibles para unos grupos de
romeros, mientras que para otros serán incompatibles, viniendo a
poner de relieve entonces -desde su punto de vista- la pérdida de
identidad del verdadero y tradicional peregrinar.
El conjunto de hermandades rocieras gaditanas
inicia su peregrinación al Rocío con una misa de romeros en sus
sedes y el desfile de la misma por su localidad de orígen. Es lo que
se conoce como "la salida". Este evento suele generar gran
expectativa en el municipio congregándose gran cantidad de
asistentes tanto en la misa como en el recorrido por la ciudad,
pudiéndose considerar como jornada festiva oficiosa: las calles por
la que la hermandad hará su salida camino del embarque en Sanlúcar
de Barrameda se cortan al tráfico, estableciéndose un dispositivo de
seguridad para tal día. Al tiempo los vecinos, hermanos que no hacen
el camino, ciudadanos locales y visitantes que vienen a contemplar
dicho acontecimiento, conforman un público que arropa la
representación rociera de su localidad. No es inusual ver a grupos
de escolares cuyos profesores los llevan a presenciar este evento y
a los medios de comunicación locales -prensa, televisión y radio-
retransmitiéndolo en directo. Una vez que se abandona la localidad
se emprende el camino -vía carretera- hacia Sanlúcar de Barrameda
para realizar el embarque: el cruce del río Guadalquivir por medio
de barcazas -privadas y del ejército- , que les permite acceder al
camino que les conducirá a la Virgen del Rocío. En el caso de la
Hermandad de Sanlúcar de Barrameda la salida y el embarque se
realizan de forma continuada al realizarse en esta localidad el paso
por el Guadalquivir hacia Doñana.
El embarque de las hermandades gaditanas tiene
lugar a lo largo de tres días: el martes anterior al lunes de
Pentecostés, comienza el embarque: la Hdad. de Cádiz inaugura este
paso el martes por la tarde junto a Puerto Real, San Fernando, La
Línea de la Concepción y Rota. Le siguen el miércoles las
hermandades de Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Puerto de Santa
María, Jerez y Arcos de la Frontera. El jueves lo realizan las
hermandades de Chiclana y San Fernando. La comitiva de cada
hermandad va encabezada por su Hermano Mayor y la Junta Directiva y
el Simpecado - colocado en una carreta que es tirada generalmente
por animales - bueyes o mulas -. Tras ellos van el conjunto de
hermanos: tanto los que realizan el camino a caballo, calesa o
charrete cómo los que lo hacen a pie. Por último el conjunto de
vehículos -carretas, todo terrenos, camiones- que transportan a
personas y los enseres necesarios. Todo ello se traslada de una
orilla a otra del río por medio de barcazas generando gran
expectativas en Bajo de Guía, zona de Sanlúcar de Barrameda donde se
efectúa el embarque. Además hay que considerar el aliciente de poder
cruzar al interior del Parque Nacional de Doñana con las hermandades
y acompañarlas en su camino a lo largo del día, volviendo al
atardecer a Sanlúcar.
Al igual que el transcurrir por las calles de
cada localidad supone una fiesta, el embarque genera una gran
afluencia de público y se convierte en otro punto clave del traslado
de las hermandades rocieras hacia la aldea del Rocío. El embarque
marca el punto de entrada en Doñana, en tierras rocieras, hacia un
territorio sentido y vivido por los rocieros como propio. Todo ello
se traduce en una gran afluencia de público para contemplar el paso
de hermandades. Las personas que acuden a contemplar este hecho no
proceden sólo de la localidad sanluqueña, a quienes les es mas fácil
acceder a él porque no tienen que desplazarse fuera de los límites
de su marco territorial. Desde localidad vecinas, Puerto de Santa
María, Cádiz, Jerez de la Frontera, etc. se trasladan vecinos y
hermanos que acompañan a sus hermandades - en el caso que sean
hermanos- o la Hermandad que representa a su localidad -en caso de
ser vecinos de una localidad-.
El desplazamiento se puede hacer acompañando a la
hermandad desde su salida o bien en vehículo o autobuses que se
fletan para dicho fin. A este seguimiento de las hermandades por
parte de hermanos y vecinos hay que añadir la afluencia de público
que acude cada año a contemplar el embarque. En este caso la visita
no se centra en contemplar el paso de una hermandad u otra, sino el
hecho en sí mismo como un todo unitario. Más allá de ser reflejo de
una devoción religiosa, el embarque se constituye en todo un
espectáculo donde el paso continuado de hermandades, frente a una
visión fraccionada y valoración subjetiva que puedan los vecinos y
hermanos que acompañan a su hermandad, se convierte en un todo con
su propia dinámica. Por ejemplo para la localidad de Sanlúcar de
Barrameda la fiesta que crea el embarque se inaugura el miércoles
con el paso de su hermandad rociera independientemente de que Cádiz
pase el día anterior. Lo mismo sucede con cualquier otra Hermandad y
la comitiva que la acompaña: el momento clave es su embarque, y el
resto, compañeros de romería.
A todas las circunstancias que hemos descrito
debemos sumar el hecho de que la zona de embarque se sitúe en un
barrio que destaca no sólo a nivel local por su oferta gastronómica,
constituyendo en sí un reclamo turístico básico en la oferta
turística de la localidad sanluqueña, con una afluencia de público
muy importante a lo largo del año, que en estos días presenta un
lleno absoluto.
Por lo que respecta al acceso al interior de
Doñana, si a lo largo del año existen unas limitaciones de acceso
que se centran en un número máximo de visitantes, durante estos día
las limitaciones establecen que pueden acceder al interior del
Doñana aquellas personas -en número no limitado- y vehículos -un
número concreto- que acompañen a las Hermandades rocieras. Todas
ellas deben seguir una serie de normas cuyo incumplimiento acarrea
sanciones a las Hermandades con la que acuda la persona o grupo que
realiza el camino y que básicamente se centran en el respeto y
cuidado del espacio tan excepcional por el que transitan: el paso
debe realizarse por las zonas previamente establecidas y cualquier
tipo de desviación del camino previsto o destrozo a la flora y fauna
conlleva una sanción por parte de las autoridades del Parque
Nacional. Al finalizar el paso de las hermandades ,el jueves, se
cierra el paso por el interior de Doñana y todo el tránsito rodado
se desvía hacia la playa. A la vuelta el número de hermanos y
rocieros es mucho menor, ya que la mayoría de ellos vuelve por la
playa o carretera. No obstante el simpecado y los cargos de la
hermandad, acompañados de un pequeño número de hermanos realiza el
camino de vuelta por Doñana, volviendo a repetirse el embarque al
llegar a la playa de Doñana, aunque esta vez desde Doñana hacia
Sanlúcar. El recibimiento de las hermandades rocieras en cada una de
las localidades de orígen supone también otro momento festivo donde
hermanos y vecinos acuden a contemplar la llegada.
Para realizar "el camino" los romeros se
organizan en peñas o reuniones, es decir grupos de personas
-familias completas o individuos- que se reúnen y aportan un fondo
común para la realización de la peregrinación. El traslado a través
del camino de los enseres necesarios - ropa y víveres- es
solucionado con carretas o bien vehículos a motor , mientras que los
romeros se desplazan a pie, caballo o tracción mecánica. Si bien es
cierto que cada reunión hace acopio de sus propios enseres y víveres
en la realización de camino, la solidaridad es un punto básico del
mismo, hecho éste que se refleja tanto en la ayuda para solventar
cualquier problema provocado por la dureza del camino(3) cómo en la
práctica extendida del comensalismo. Ambos aspectos son hechos
claves que crean un clima de sociabilidad no propio de otros
contextos, convirtiendo el camino -como ya hemos señalado - en un
contexto ritual a la vez que festivo, donde la misa y los rezos
están igual de presentes que la fiesta. En este sentido destaca cómo
para un rociero una penitencia puede ser no formar parte de aquellos
elementos que sintetizan el cariz festivo de la romería, haciendo
promesa de no probar el alcohol, bailar o cantar, y hacer el camino
exclusivamente a pié.
Además de las misas al atardecer, el camino lo
componen los "rengues" o paradas oficialmente establecidas por cada
hermandad para descansar y comer, en los que los rezos, las
candelas, el cante y el baile son elementos básicos que se combinan
con la solidaridad y el comensalismo. Éstos aspectos no tienen lugar
sólo en estas paradas sino que es una constante a lo largo de su
trayecto, al menos hasta la llegada a la aldea del Rocío, momento en
el cual cada reunión se establece en el lugar que previamente había
establecido -Casa de Hermandad, algunas de las casas de la aldea ó
acampada -.
Y, del mismo modo que la salida, embarque, camino
de las hermandades rocieras y salida de la Virgen del Rocío, se han
convertido en un hechos que suscitan el interés de múltiples
sectores sociales, no solamente el religioso, la aldea de El Rocío
ha experimentado un proceso de conversión como lugar de afluencia de
visitantes -religiosos y laicos- a lo largo del año. No nos estamos
refiriendo aquí al conjunto de peregrinaciones realizadas a lo largo
del año por las distintas hermandades rocieras y el conjunto de
peregrinos que ello conlleva, no. Nos referimos a las visitas
-organizadas o no- que tienen como destino la aldea al haberse
configurado como un destino turístico por albergar a la Virgen del
Rocío, cuya devoción genera la peregrinación anual a dicha aldea de
un importante número de peregrinos. Devoción, imagen y templo han
contribuido a la conversión de esta aldea en un centro de turismo,
ya sea religioso -personas que acuden a ver a la Virgen - ó laico
-personas que acuden a ver la imagen y el contexto de la tan famosa
Romería del Rocío. Ello se hace patente en las instalaciones
existentes para cubrir sus demandas: el gran número de bares,
restaurantes, tiendas de recuerdos, hoteles, áreas de aparcamiento,
y el hecho de que cualquier día del año se sucedan las visitas.
1 Para las
hermandades onubenses.
2 Para las
hermandades de esta provincia.
3 El tránsito
a pie supone un esfuerzo físico considerable por lo que suelen ser
común el auxilio en aquellos casos en que no se pueda continuar. La
ayuda también tiene lugar para solventar cualquier atasco de los
diferentes que con frecuencia se atascan en la arena.
Mª Isabel
Durán Salado© (2004) - Fotos: Durán Salado / J.
L. Martínez |