El desarrollo de la devoción rociera en la provincia gaditana se
haya indisolublemente unido al contexto de la aparición de dicha
manifestación religiosa. En este sentido debemos remitirnos a un
área geográfica que en la actualidad comprendería parte de tres
provincias andaluzas - Cádiz, Huelva y Sevilla -, área que
aproximadamente vendría a coincidir con los límites del actual
Parque Nacional de Doñana.
El contexto en el que se desarrolló el orígen de esta advocación
religiosa fue el del Señorío de Medina Sidonia, concretamente en un
espacio que podríamos denominar "terra nullius" (Comelles ,1992). La
formación de este señorío ocupó un espacio que se situaría en la
actualidad en parte de las actuales provincias de Sevilla, Huelva y
Cádiz, quedando Sanlúcar de Barrameda como su capital - lugar donde
el Señor dictaba la legislación para todos sus dominios a la vez que
encargaba de su organización, control y funcionamiento -.Se trataba
de un área límite, con problemas jurisdiccionales, donde existía una
enorme cantidad de recursos forestales, escasamente poblado y sobre
el que muchas de las villas situadas en su alrededor podían
reivindicar su propiedad, en base a los usos practicados
tradicionalmente en la zona.
Durante siglos, la importancia de los recursos de esta zona, así
como su sistema de propiedad generó la doble consideración de dichos
espacios: mientras que para las clases gobernantes era una espacio
de ocio y diversión, idóneo para la práctica de la caza y
ostentación de sus riquezas, para las clases menos favorecidas
constituía un lugar donde avituallarse a través de la caza furtiva y
recolección de especies vegetales.
La trascendencia económica y social de este espacio para las
localidades pertenecientes al dominio señorial de los Medinasidonia,
venía a materializarse en la existencia de una vía de comunicación
interna "el Camino Condal de Sanlúcar a Niebla" que ponía en
relación al conjunto de los extensos territorios de la Casa de
Medinasidonia y permitía el intercambio de mercancías. A través de
este camino se procedía al transporte de los vinos y cereales de
parte de los municipios de la actual provincia de Huelva hasta
Sanlúcar para su exportación junto con los producidos en Jerez,
Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda. En sentido contrario
-Sanlúcar a Niebla- tenía lugar el transporte de las sal producidas
en las salinas de Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa María, San
Fernando, Cádiz y Chiclana(1) para la salazón del atún pescado en
las almadrabas de la hoy costa onubense. Además al estar constituida
Sanlúcar de Barrameda en capital del Señorío suponía el punto clave
para la exportación del conjunto de productos hacia el comercio
internacional con las Indias, el mediterráneo, norte de Europa y
peninsular. La comunicación interna a través del Camino Condal de
Sanlúcar a Niebla supuso la articulación de las propiedades de la
Casa Ducal, completándose con el Camino Real que unía Moguer con
Sevilla a través de Almonte y El Rocío. De este modo la comunicación
con Sevilla, ciudad clave para el Comercio con las Indias hasta el
traspaso de la Casa de la Contratación a Cádiz en 1717, estaba
garantizado.
En este contexto la aparición de la Romería vino a expresar de forma
simbólica la reivindicación de este espacio por parte de la
población a la que se le tenía vedado. En el orígen de estas
peticiones se situaban las características de este espacio como
indefinido, sin límites claros y la importancia socio-económica que
dicha área - en su mayor parte el actual Parque Nacional de Doñana-
tenía para una serie de localidades que la rodeaban: Almonte,
Villamanrrique, Pilas, Aznalcázar por el norte, Sanlúcar de
Barrameda, Puerto Santa María y Rota por el sur y Sevilla por el
este. La relación reivindicación social-devoción rociera se hace
patente cuando se constata que fue precisamente en estas localidades
donde aparecieron los primeros devotos de la Virgen del Rocío,
configurándose las primeras hermandades durante los siglos XVII y
XVIII. Éstas - conocidas como las históricas (Moreno, 1995:16) -
fueron por orden de constitución: Almonte, Villamanrrique, Pilas, La
Palma del Condado, Moguer, Sanlúcar de Barrameda, Puerto de Santa
María y Rota.
Por tanto, la aparición de un espacio dedicado exclusivamente a la
veneración de una imagen, en este caso la Virgen del Rocío, puede
interpretarse como "la clave para la apropiación de los recursos y
el uso de las creencias para asegurar lo material, es decir, el
santuario, como mediador a través de la Virgen de la protección y la
seguridad que no sólo extiende su manto sobre una zona desolada y
despoblada y protege a quien allí more, sino que extiende su
protección más allá de sus límites físicos" (Comelles,1996). La
posterior fundación de las respectivas Hermandades hay que
entenderlas como los intentos por definir simbólicamente un espacio
y un recurso que es compartido, a la vez que afirmar el derecho
sobre los mismos (Comelles,1969).
Dentro de este marco general, la contextualización de la devoción
rociera el ámbito que nos interesa, la actual provincia gaditana,
requiere fijar nuestra atención en el papel de Sanlúcar de Barrameda
en el Señorío de Medina Sidonia. En este sentido el peso esta
localidad, constituida capital del Señorío, unido a la existencia de
una vía de comunicación fundamental en el Señorío, el Camino Condal,
y el trabajo de sanluqueños en diversos aprovechamientos en "la otra
banda" - carboneros y salineros fundamentalmente -, sentaron las
bases para la creación, difusión y posterior desarrollo de la
devoción rociera en Sanlúcar de Barrameda.
El desarrollo de la devoción rociera en la provincia gaditana vino
de la mano del conjunto de sanluqueños, que, como residentes en la
capital del Señorío, trabajaban en los dominios de los Medinasidonia
e iban a cazar para la obtención de proteínas y vegetales. Mas allá
de la capitalidad sanluqueña de estos extensos territorios, y el
comercio generado por los sucesivos duques, la aparición, desarrollo
y consolidación del fervor rociero en Sanlúcar refleja el deseo de
las clases populares por reivindicar el acceso a estos recursos, tal
y como sucedió en el conjunto de poblaciones mencionadas donde
surgieron las primeras hermandades. Tanto es así que en el mito de
orígen de la Hermandad del Rocío de Sanlúcar de Barrameda se
atribuye a un grupo de vecinos vinculados a la explotación de los
recursos forestales de Doñana, los carboneros, el inicio de la
devoción rociera. Este grupo además de la obtención del carbón
vegetal para aportar energía calorífica con fines domésticos,
cortaba parte de la madera utilizada en la reparación de los barcos
del duque y la construcción de barriles para la exportación de la
sal y salazones. Además recogían leña para los alambiques y
panaderías locales.
En base a lo anterior consideramos, que la atribución por parte del
mito de orígen de la devoción rociera sanluqueña a los carboneros
como colectivo responsable de la propagación de la fe y constitución
de la Hermandad del Rocío, simboliza - por extensión- el conjunto de
actividades desempeñadas por vecinos sanluqueños en la explotación
de los bosques de Doñana. De este modo igual que en Almonte y
Villamanrrique, localidades vinculadas al cuidado del ganado, el
mito de aparición de la Virgen incorpora a un pastor, en el caso
sanluqueño el uso tradicional e histórico del carboneo sintetiza ese
deseo de reivindicación de un espacio vedado, a la vez que
manifiesta la vinculación de su vecinos menos privilegiados con los
terrenos de la actual Doñana.
La importancia de la localidad sanluqueña, unida a las propiedades
de los Medinasidonia en la provincia gaditana que incluía Rota y
Puerto de Santa María, generaron la difusión de la devoción rociera
a lo largo del XVII, materializándose en hermandades a lo largo el
XVIII : la Hermandad del Rocío del Puerto de Santa María se
constituyó como tal en 1758.
La continuidad en el tiempo de las hermandades históricas de la
provincia gaditana, por encima de altibajos(2) manifiesta la
importancia que estos terrenos han tenido desde el siglo XV.
Importancia, que en caso de Sanlúcar de Barrameda se manifestará en
los siglos siguientes con el proyecto ilustrado de provincia, la
Provincia de Sanlúcar, cuyo ámbito geográfico ocupaba la casi
totalidad de territorios del Señorío(3). Además, parte importante
del área geográfica de la actual Doñana formó parte sustancial del
proyectismo ilustrado a través de planes de fomento donde la
desecación , canalización y puesta en cultivos de los espacios de
Doñana se constituían en la base del desarrollo de parte de los
territorios de Huelva, Sevilla y Cádiz(4). Proyectos todos ellos
desarrollados al amparo de la Sociedad Económica de Amigos del País
de Sanlúcar de Barrameda, una de las más importantes y dinámicas de
la baja Andalucía durante la Ilustración.
Tal y como se ha apuntado anteriormente, la división provincial del
1813 generó a nivel administrativo un fuerte freno para la
vinculación gaditana con Doñana al situarlas en provincias
distintas. No obstante, pese a la desaparición de dos de sus
hermandades en el XIX, la vinculación se ha mantenido con la
Hermandad del Rocío de Sanlúcar que aglutinó el conjunto de la
devoción rociera de la provincia gaditana hasta la refundación de
las hermandades de Rota y El Puerto de Santa María en el siglo XX
(la del Puerto se constituyó de nuevo en 1959). Siglo en el que se
constituyeron además hermandades rocieras en Jerez de la Frontera,
Cádiz, Chipiona, Puerto Real, La Línea de la Concepción, Arcos de la
Frontera, Chiclana y San Fernando. Proceso que viene a confirmar la
histórica significación de la provincia gaditana en la construcción
social del espacio conocido hoy como Doñana.
(1) Las salinas de Sanlúcar de Barrameda pertenecen a actualmente al
Parque Natural de Doñana, mientras que las salinas del Puerto de
Santa María, San Fernando, Cádiz y Chiclana forman parte del Parque
Natural de la Bahía de Cádiz.
(2) Las hermandades rocieras de Rota y Puerto de Santa María
desaparecieron durante el XIX a raíz de la división provincial de
1813, volviendo a refundarse en el XX.
(3) Los límites de la Provincia de Sanlúcar, concebida en 1805,
comprendían "...Chipiona, Lebrija, Trebujena y las cabezas hasta el
Caño nuevo en la ribera de Levante del Guadalquivir y desde allí
siguiendo la línea por dicho río entre la Ysla Menor y mayor
incluyendo esta para el brazo de poniente, desciende por él hasta el
Caño de las Nueve Suertes cuyo curso sigue hasta su extremidad y
después dejando fuera el Condado de Niebla, excepto Huelva y San
Juan del Puerto, atraviesa Río Tinto, rivera de Candón, río de
Cárdenas y subiendo por el Odiel y ribera del mela incluye a
Villanueva de los castilejos y bajando después por el arroyo de
Hierros, toca en la raya de Portugal por el Río Guadiana cuyo curso
sigue hasta su desembocadura por Ayamonte, da vuelta por la costa de
mar llamada de Castilla o Arenas Gordas hasta la torre de San
Jazinto para la boca de Guadalquivir y sigue hasta finar de la Punta
de Pechina término de Chipiona" (Therán:1805. Plan de Fomento sobre
la Provincia de Sanlúcar. A.M.S.B. Año 1805.N1 96).
(4) Éstas acciones se contemplaban en una serie de planes elaborados
por ilustrados sanluqueños: Plan de Fomento sobre la Provincia de
Sanlúcar, desarrollado por Francisco Therán en 1805 y un plan para
desecar las marismas del bajo Guadalquivir concebido por otro
ilustrado Rafael Velázquez Gaztelu a finales del XVII, titulado:
Descripción de los antiguos esteros que hubo sobre el río
Guadalquivir y Costa inmediata del océano, que dedica a la Real
Sociedad Patriótica de Sevilla su socio correspondiente Don Rafael
Velázquez - Gaztelu, maestrante y académico de dicha cuidad y de la
de caballería de Valladolid, Licenciado [....]
Mª Isabel
Durán Salado© (2004) - Fotos: Durán Salado / J.
L. Martínez |