Devoción y actividades en las hermandades
rocieras: la importancia de las peregrinaciones a la aldea del
Rocío.
La devoción rociera dispone de dos contextos
físicos donde materializarse. Por un lado nos encontramos con el
ámbito local de cada hermandad, que se corresponde con su lugar de
orígen - la localidad en que se ha gestado -, y por otro, hay que
contemplar la presencia en la aldea del Rocío, sede del Santuario a
la Virgen del Rocío.
La presencia de cada hermandad rociera en la
localidad de procedencia se manifiesta a través de la Casa de
Hermandad que éstas poseen en sus puntos de orígen. La Casa de
Hermandad constituye el punto de encuentro y sociabilidad básico de
los hermanos: es el lugar donde se custodian los documentos de la
misma, el Simpecado -estandarte de la hermandad que constituye el
elemento identificativo de cada una de ellas -, donde se organiza el
funcionamiento de la misma y tiene lugar la convivencia entre
hermanos. Internamente cada hermandad realiza cada cierto tiempo la
elección de su Hermano Mayor y una Junta, donde está reunidos el
Hermano Mayor y los diferentes cargos. Desde aquí surgirá la
preparación de actividades anuales: cultos, obras de caridad,
celebración de actos para la obtención de fondos económicos para
fines no lucrativos y la organización de las diferentes
peregrinaciones al Rocío. Además de la Casa de Hermandad, como sede
física, cada hermandad tiene también una sede espiritual. Ésta puede
ser una iglesia, ermita ó capilla dedicada a la advocación del Rocío
de forma exclusiva ó como una devoción más que se suma al conjunto
de las albergadas en el inmueble religioso.
La presencia de cada hermandad en el Rocío se
desarrolla a través de las visitas anuales realizadas a la aldea por
las hermandades -romerías- y la existencia de una Casa de Hermandad
en dicho espacio.
El inevitable traslado de las distintas
hermandades a la aldea del Rocío para la celebración a lo largo del
año de los diferentes eventos rocieros genera una serie de
peregrinaciones: El Rocío Chico, La Candelaria, la Presentación
Oficial y la Peregrinación Oficial. Éstas, que tienen lugar como
consecuencia de la existencia en el calendario rociero de una serie
de actos religiosos, suponen la manifestación práctica a lo largo
del año de esa apropiación simbólica del territorio de Doñana a la
que aludíamos anteriormente. Las peregrinaciones citadas son las
oficialmente establecidas, aunque también se realizan otras en
función del interés de cada hermandad o las posibilidades de
desplazamiento -tanto por el hecho físico de la distancia cómo por
la concesión del permiso por parte de los organismos del Parque
Nacional -: peregrinación a caballo, peregrinación andando,
peregrinaciones de ancianos y niños, etc.
El Rocío Chico tiene lugar en Agosto y supone el
inicio del año rociero. La propia denominación de esta peregrinación
viene a describir la dimensión de esta fiesta: una conmemoración a
escala reducida del la que se hará a finales de Mayo, princios de
Junio, conocida por la Peregrinación Oficial, o "El Rocío" .
Las peregrinaciones a caballo y peatonal surgen
como eventos para propiciar la confraternización entre los miembros
de la propia hermandad, donde lo importante es la peregrinación en
sí . Ello supone un uso del espacio de Doñana, en concreto a través
del Camino de Sanlúcar durante un fin de semana en el mes de
octubre.
El establecimiento de un día para la Presentación
Oficial de cada hermandad rociera ante la Virgen del Rocío, conocido
como "el día de..", origina la peregrinación de las hermandades de
forma individualizada. Éstas tienen lugar a lo largo de invierno de
forma escalonada: cada hermandad tiene un día establecido en el que
peregrina de forma individual a la aldea de El Rocío para presentar
su devoción y respeto a la Virgen.
La salida de la Virgen del Rocío en Pentecostés
supone el punto culminante del año rociero, generando la afluencia
del conjunto de hermandades rocieras a la aldea de El Rocío . Con
este motivo tiene lugar el desplazamiento de las hermandades
gaditanas a través de la Vereda de Sanlúcar a Almonte. La
importancia de las peregrinaciones en la devoción rociera es tal,
que existe una expresión que identifica tanto el lugar físico por
donde tiene lugar ésta cómo la actividad a realizar. Se trata de la
expresión "el camino" que une en su significado ambas cuestiones. De
forma general esta designación supone plantear cómo las
peregrinaciones son la consecuencia de un desplazamiento por una vía
que les lleva a un destino: la aldea de Almonte donde se encuentra
la virgen del Rocío. Sin embargo el camino no es un mero tránsito
como puede ser cualquier vía si no que es una prolongación del
espacio rociero al interior de un territorio cuyo acceso ha estado y
está restringido: hasta mediados del siglo XX porque era propiedad
privada y a partir de esta fecha porque se constituyó en espacio
natural protegido en base a sus elevados valores ecológicos. Sólo
así puede entenderse la importancia de las peregrinaciones rocieras
a través de Doñana y el interés por su incremento, lo que plantea
problemas debido a las restricciones de paso existentes en los
Parque Nacionales como es el caso de Doñana.
La Casa de Hermandad que cada una de las
hermandades posee en la aldea de El Rocío es la otra forma que
tienen los rocieros de hacer presencia en la aldea de El Rocío. Cada
inmueble que alberga a una hermandad es identificado como "la Casa
de ... ", uniendo culto existente en una localidad en grupos
concretos y la representación de esta localidad en la aldea. En
todos los casos, ésta sirve como lugar para acoger al conjunto de
peregrinos de la Hermandad, guardar al Simpecado y la carreta que lo
traslada desde el punto de orígen. A lo largo del año, en las
sucesivas peregrinaciones, también se convierte en el lugar de
recepción y encuentro de hermanos, conformando en cualquier fecha la
constatación de la existencia de una devoción rociera y una
hermandad.
Mª Isabel
Durán Salado© (2004) - Fotos: Durán Salado / J.
L. Martínez |