Niño mártir de
mediados del siglo III, cuyo nombre
deriva de Tarso (actualmente Turquía).
El niño recibió la muerte en el 258 en
Roma, con aproximadamente 12 años, al
defender unos trozos de pan que llevaba
en las manos y que otros niños romanos
intentaban arrebatar.
San Tarsicio es el
Patrón de los adoradores de la
Eucaristía y de los acólitos, estos
últimos una de las Órdenes menores de la
Iglesia, instituida en los tiempos de
este Santo. Uno de los cometidos de los
acólitos, era llevar la comunión a los
enfermos y presos, siendo en este
servicio donde Tarsicio encontró la
muerte, cuando llevaba la comunión a los
encarcelados cristianos de la cárcel
Mamertina.
Fotos: Francisco
Santiago |