El Giraldillo es el
nombre que recibe la monumental
escultura que remata el campanario de la
Giralda y que
hace de veleta que al girar según la
dirección del viento dio nombre a la
torre La Giralda. Esta monumental
escultura que pesa unos 2000 kilos, mide cuatro metros, sin contar
el pedestal sobre el que gira y
representa la Fe, el triunfo del
cristianismo.
Fue fundida en bronce
entre 1.566 y 1.568 por Bartolomé Morel,
quien utilizó un modelado, probablemente
de Juan Bautista Vázquez el Viejo,
siguiendo un dibujo del pintor Luis de
Vargas.
El Proceso de Restauración de la veleta
más famosa de Sevilla (1999 - 2003), a
cargo de la Consejería de Cultura de la
Junta de Andalucía, a través del
Instituto Andaluz de Patrimonio
Histórico (IAPH), pudo ser visitado
hasta el 21 de diciembre de 2003 en las
Reales Atarazanas.
La Réplica en en
poliéster realizada en 1.981, se puede
contemplar encuentra junto a la Puerta
del Príncipe de la Catedral y una
tercera réplica se haya en las
instalaciones de la Sala Joaquín Turina
de CajaSol (Antiguo teatro Álvarez
Quintero).
Restauración
Los problemas estaban
sobre todo en la estructura. Había que
respetar el concepto original y
enriquecerla con nuevas soluciones. Casi
como se hizo en la restauración de 1770.
Las diferencias entre el rostro del
Giraldillo en el año 1998, expuesto con
motivo de la exposición La mirada del
otro, y el que se puede admirar en la
actualidad son evidentes, aun habiéndose
practicado una restauración con
criterios de autenticidad, según
recalcan los técnicos del IAPH.
La suciedad y la
corrosión han desparecido y la figura ha
recuperado la estética original.
Igualmente se aprecia en otras partes de
la veleta, como en el brazo que sostiene
la bandera y en la mano que sujeta la
palma que marca la dirección del viento.
Entre las soluciones
para mejorar la estructura está la de
impedir que la palma y el lábaro
descansen sobre la escultura. Se han
unido a la estructura interna que es la
que resiste la carga de ambos elementos.
Orígenes
La veleta costó 600
ducados de oro en el año 1566. Morel se
comprometió a realizarla en un plazo de
ocho meses, aunque no la finalizó hasta
el año 1568. La fundición del Giraldillo
se realizó siguiendo la técnica de la
cera pérdida, de una sola pieza de pie y
con única colada.
El alminar original
se remataba con un segundo cuerpo mas
reducido que culminaba en un casquete
semiesférico coronado con tres bolas de
bronce de tamaño decreciente. En 1365 un
terremoto destruyo el casquete y las
bolas siendo sustituidos por una modesta
espadaña de escasa prestancia.
Afortunadamente el
Cabildo de la Catedral acordó en 1558
remodelar el remate de la torre,
encomendando la obra al arquitecto
Hernán Ruiz II, quien en diez años
realizo el admirable campanario y los
templetes que la culminan con ritmo
decreciente. La fusión del cuerpo
superior renacentista con el inferior
almohade esta realizada de forma
perfecta y armoniosa, fundiéndose de
manera admirable elementos
arquitectónicos de dos culturas
distintas, separadas por cuatro siglos
en el tiempo.
Para rematar el nuevo
campanario se coloco una monumental
escultura de la Fe de cuatro metros de
altura sin contar el pedestal, que fue
fundida en bronce por Bartolomé Morel,
utilizando un vaciado modelado
probablemente por
Juan Bautista Vázquez el Viejo,
quien a su vez siguió un diseño de
pintor Luis de Vargas. Esta escultura
hace de veleta al girar según la
dirección del viento, lo que motivo la
denominación popular de la Giralda que
posteriormente ha pasado a dar nombre a
la torre.



Fotos: Francisco
Santiago© |