Curiosamente, en el
siglo de oro, la fiesta de las Cruces de
Mayo en Sevilla, era de las más
importantes de Andalucía, aunque sus
reminiscencias provienen de la época
romana, cuando la fiesta pagana en honor
a la primavera hacía que en las plazas
se colocaran adornos y se celebraran
festejos, acto que la Iglesia
cristianizó, creándose las Cruces del
mes de Mayo que han llegado hasta
nuestros días.
Esta costumbre, en
Sevilla perdió gran trascendencia,
mientras que en zonas de la provincia y
otras zonas de Andalucía, concretamente
Córdoba y Granada, han seguido
conservando esta tradición popular.
Otros casos, relacionan la procedencia
de estas Cruces con la fiesta pagana
conocida como Las Mayas (s. XVI y XVII),
donde se vestía a una niña que hacía de
Maya, la cual paseaban en un trono,
recaudando dinero y donde los vecinos le
ofrecían flores y guirnaldas. Al igual
que la romana, este rito fue derivando
hacia lo que hoy se conoce como la Cruz
de mayo.
Dentro del rito
católico, y remontándose al menos al
siglo VII, el 3 de mayo se celebra la
Invención de la Cruz, conmemorando el
hallazgo por Santa Elena de la verdadera
Cruz en el año 326, festejo que
desapareció tras el Concilio Vaticano II.
Como ya se ha
indicado, en Sevilla fue en el siglo de
oro, en pleno auge del Barroco, cuando
esta festividad tomo gran relevancia,
habiendo perdurado hasta principios del
siglo XX y directamente relacionada con
los ya hoy caso desaparecidos corrales
de vecinos.
Las cruces de mayo,
poco a poco fueron perdiendo interés en
pro del auge de la Semana Santa y la
Feria de abril, así como la cada vez más
popular Romería del Rocío, que coincidía
en tiempo con las Cruces de mayo.
Las cruces de Mayo
eran las fiestas del Pueblo, donde los
vecinos eran los verdaderos
protagonistas de las mismas y donde no
había clasismo, todo lo contrario que
acontecía en la Feria de Abril, cada vez
más “señorial”.
Dentro de las Cruces,
lo típico era levantar en el patio de
vecinos un altar presidido por una cruz,
engalanada y floreada, en torno a la
cual la gente cantaba y bailaba,
engalanándose los patios y “zaguanes”
para la ocasión.
En esta celebración
todo gran importancia el baile por
sevillanas y el flamenco, aunque con el
tiempo el madrileño “pianillo” y los
pasodobles tomaron igualmente
relevancia. De aquellas celebraciones,
destacar las celebradas en los corrales
de vecinos en los barrios de Triana, San
Bernardo, en el Corral del Conde de la
calle Santiago o la del barrio de San
Vicente.
En los albores del
siglo XX, el Ayuntamiento premiaba la
Cruz de Mayo mejor engalanada, lo que
también animó a la sana competencia
entre los diferentes corrales de vecinos
para acceder a dicho premio.
Sevilla, como no
podía ser de otra forma, fue de las
primeras ciudades en las que la Iglesia
choca frontalmente con ella misma, y fue
viendo como poco a poco, las cruces de
mayo fueron decayendo ante la negativa
arzobispal a su celebración, llegando
incluso en los Cardenalatos de Illundaín
y Segura, a prohibir a las Hermandades
su participación en las cruces.
La casi desaparición
de estos tradicionales festejos, fue
directamente proporcional a la
transformación urbana hispalense, más
que al choque con la Iglesia, sobre todo
con la desaparición progresiva de los
corrales de vecinos, desapareciendo casi
al unísono la celebración con los
patios.
No fue hasta la
década de los 80, cuando las cruces de
mayo volvieron a tomar forma en Sevilla,
coincidiendo además con el nacimiento de
numerosas bandas de Cornetas y Tambores,
que acompañaban las procesiones de las
cruces y que muchas de ellas han
evolucionado hasta ser grandes bandas
hoy en día. Igualmente, las Hermandades
han revitalizado las cruces, al igual
que las asociaciones vecinales y el
propio Ayuntamiento, que organizaba un
premio al mejor paso profesional con la
Cruz.
Hoy en día y ya
inmersos en el Tercer Milenio y el siglo
XXI, es extraño no ver en los diferentes
distritos de la ciudad, los barrios
engalanados para celebrar la primavera y
donde en muchos casos también organizan
la procesión de la Cruz.
Bibliografía.
ESCALERA REYES, J.:
Las Fiestas de Sevilla, identificación
simbólica de la ciudad. Editorial Gever.
1993
JIMÉNEZ BARRIENTOS, J. Y GÓMEZ LARA, M.
J.: Historia de Sevilla. La Memoria del
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“menores” de Sevilla. Delegación de
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Sevilla. 1997.
ARCOS GARCÍA-ROJO, F. J.: Guía de las
Cruces de Mayo del Casco Antiguo.
Distrito Casco Antiguo. Ayuntamiento de
Sevilla. 2003.
Fotos: Francisco
Santiago© |