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XXX Pregón del Carmen. Irene Gallardo.-

Esta en: Portada / Hermandades / Gloria / Carmen Santa Catalina / Pregón 2004

VE MARIA REGINA MUNDI ET PORTA COELI

-Nuestra ciudad es un compendio de cosas, una amalgama de vivencias, un cúmulo de historia. Así lo es hasta en su propio nombre. Ya lo dijo el inefable Rodrigo Caro: “El nombre de Sevilla no es uno sino muchos, como lo suelen tener las cosas grandes”.

Por eso, hay una Sevilla oculta, que germina entre el mantillo y el barro del tiesto, que cobra vida con el agua y que crece aposentada en el pretil de una azotea, o en el alféizar de un ventanal. Otra Sevilla oculta, parida en forja de hierro, creada para la coquetería y el adorno, que engalana los cierros urbanos y llega a su climax en la Cruz de la Cerrajería, en la entrañas del barrio moro.

Otra Sevilla oculta, de tocas y rosarios a la cintura, de alpargatas de esparto y de dulces de batata, de bollos de Santa Inés y yemas de San Leandro, de bordados en oro y de clausura que oye su silencio entre claustros y huertos.

Y hay otra Sevilla oculta, que le pone apellidos a María, que la llama “Vecina”, “Reina”, “Madre”, “Capitana”, “Estrella”,…. Que la llama por el nombre de su barrio, por el de su iglesia…, hasta por apelativos cariñosos como el de “Guapa”, “Niña” o “Chiquitita”.

Así, la Virgen del Carmen es en Sevilla, de Santa Catalina, de Triana, de San Gil, del Santo Ángel, de Calatrava, del Puente, de San Lorenzo, del Buen Suceso, de San Leandro y de tantos apellidos como la devoción mande.

-¡Ay Sevilla!, Cuántas veces tamizada por el velo de la historia… y cuántas veces cantata en versos de limpia calma a la Madre del Carmelo, Señora de pura nácar como niña Inmaculada, bandera de azul y plata.

Carmen te llama Sevilla y por Carmen te proclaman en azulejos, en talla, en barro o en rica plata, en oro, en escapularios y en rosarios de plegarias que día a día desgranan los devotos de Tu estampa.

Carmen en las arboledas que allá en la Cruz del Rodeo, entre leyendas añejas, se derraman a Tus plantas en la Devoción de un pueblo asomado a las ventanas del tiempo y de la historia, que para el caso es lo mismo, por que Dios te eligió a Ti para Madre de su Hijo.

Carmen cruzando la puente, centinela de su barrio, frontera de mi Triana, lucero del marinero y del puerto que la historia olvidó que un día existió, el de los camaroneros. Mechero de nuestra Fe, que despide a los viajeros y abraza a los que regresan.

 

CARMEN:

Seis letras para quererte, Señora.
Seis motivos para orarte.
Seis diamantes engarzados que Tu corona atesora.
Seis momentos de ilusión al contemplar Tu semblante.
Seis gracias las concedidas por la que fue concebida
sin pecado original.
Señora de tierra adentro y Soberana del mar.

Carmen, Carmen, Carmen;
Timbre de gracia bendito, que en la garganta del que lo pronuncia, suena a repique de campanas de su torre engalanada, en el orto de éste Julio, antesala de la Gloria y puerta siempre del Cielo.

Carmen te llama a Ti el Puente y Carmen el Altozano,
que te nombra protectora de un barrio aunque separado,
que de Sevilla es hermano.

Carmen te puso Santa Ana, la abuela del Niño Dios,
y te parió capitana de Esperanza por amor,
en un Templo colosal ,más que Iglesia Catedral.
Devoción arrabalera de ese barrio universal.

Carmen en el mismo arco, sin lágrimas y sin llanto,
con un sueño de plumeros y de verdes terciopelos
que en San Gil dicen que vive
y en primavera florece, cuando la luna está alta
y entre los trigales crece, amor al lirio silvestre
que parió el Rocío del Cielo,
marisma inmensa y celeste.

Carmen en el Santo Ángel, Ángel Santo que anunció,
la concepción de su Hijo, Padre, Espíritu y Amor.

Carmen en los Antoninos, entre silencios de azahar
de ruán y rubio angeo, con claros de mediodía,
entre rejas concebidas, como guardianes siempre
de la pureza infinita de una Madre penitente
y entre el celeste y la nácar de la bandera presente.

Carmen en el Buen Suceso, ¡Qué Buen Suceso Señor
el de concebir a Dios!,
Sagrario que fué María de Jesús el Redentor.

Carmen en Omnium Sanctorum.
En un Bendito azulejo, la Virgen se nos asoma,
entre cabezas de hombres que en el purgatorio esperan
la mano Carmelitana que les rescate y les guíe,
hasta la orilla de Dios, en el mar de las Alturas.

Carmen en aquel Postigo,
que del carbón fue testigo, cuando Sevilla era puerto
de renombre universal y veía surcar las naves que mandaba Bonifaz.
Puerta de los Azacanes por donde el Rey Axataf,
lloró al entregar las llaves de su querida ciudad,
al Rey Santo que esperaba en medio del Arenal.

Animas aquí en San Pedro,
toda la vida esperando en ese eterno azulejo,
que la Madre del Carmelo les viniese a visitar,
miren lo que es el destino, que desde su templo vino
y al llegar hasta San Pedro,
las ánimas pecadoras del popular azulejo,
arrepentidas lloraban de emoción por el encuentro,
que la Señora del Carmen por fin ha venido a verlos.
 

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Fotos: Francisco Santiago©

Conocer Sevilla 2004 - Francisco Santiago©