a
Sacramental de San Lorenzo es,
posiblemente, una de las pocas que tiene
un doble sentido, al agregarse a la
misma, en 1842, la Sacramental de San
Juan de Acre, debido a las leyes
desamortizadoras, que acabaron con la
jurisdicción del barrio de San Juan.
Esta Hermandad tenía
la jurisdicción parroquial del priorato
de San Juan de Acre, dependiente antaño
de los freires de la Militar y Soberana
Orden de Malta.
El Origen
Tras la conquista de
Sevilla por Fernando III el Santo, a
finales de 1248, este dotó zonas de la
zona noroeste de la ciudad a las Ordenes
que habían colaborado, y así mantener
esa zona cubierta en caso de nuevos
incursiones del Islam. Entre estas
ordenes estaban las de Santiago,
Calatrava y San Juan de Jerusalén, entre
otras.
A esta última,
conocida también por Los Caballeros de
Rodas (1309 - 1522) y de Malta (1530),
se le dotó de una serie de propiedades
tanto en Sevilla como en la provincia,
siendo las situadas más próximas a la
Abadía cisterciense de San Clemente y a
la Puerta de San Juan (llamada del
Ingenio) las que dieron origen al
Priorato de San Juan de Acre en
Sevilla., que dependía de un Prior
sanjuanista que ejercía las veces de
autoridad eclesiástica, civil y
criminal. Al tener jurisdicción
parroquial, dio origen a la erección de
una Hermandad Sacramental.
La Collación
La Collación de San
Juan de Acre, estaba delimitada por
varios arquillos, por la muralla, el
convento de Santiago de la Espada o de
los Caballeros y los Monasterios de
Santa Clara y San Clemente. Entre sus
calles se encontraban las hoy
renombradas a Guadalquivir, Mendigorria
y Pizarro, Álvaro de Bazán, Clavijo,
Santa Clara o Lumbreras. Sobresalía en
Convento de San Juan de Acre, en la
plaza del mismo nombre y el edificio del
Priorato, que hacía las veces de
residencia, oficinas, juzgado y prisión.
Aspectos
Históricos
La fundación de la
Sacramental se desconoce en cuando a
fechas, siendo el primer dato
documentado sobre la misma, el referente
a un cabildo celebrado en 1594,
señalándose además "como de costumbre",
lo que da pie a pensar en que ya estaba
plenamente constituida.
La Regla de 1623, que
consta de XXIII capítulos, indica que
para ser hermano se requería ser hombre
o mujer, honrado, de buena vida y fama,
ni morisco ni mulato ni penitenciado por
el Santo Oficio de la Santa Inquisición,
además de vecino de la ciudad de
Sevilla. Las hermanas pagaban más que
los hombres al ingresar, puesto que no
ejercían cargos en la junta, petición de
limosna, etc. Además, a estas se les
exigía que fueran casadas, viudas o
beatas.
Los Clérigos,
letrados y escribanos entraban
gratuitamente en la hermandad, puesto
que debían prestar sus trabajos y los
maestres o pilotos de naos, debían
llevar en sus viajes a las Indias
(América), huchas petitorias a favor de
la Cofradía. A la misma pertenecieron
miembros que trabajaban el arte de la
seda, caballeros de la Orden de Malta,
militares, plateros y hasta un juez de
la Audiencia hispalense. La Junta de
Gobierno estaba compuesta por nueve
miembros: dos alcaldes, mayordomo (el
puesto más importante), prioste, fiscal,
padre de ánimas (seglar), dos contadores
y un diputado de cuentas.
La sucesión anual de
Cabildos, normalmente para cambios en la
Junta de Gobierno, lleva a pensar en una
vida muy anodina entre los siglos XVII y
XVIII, sólo alterada por algunos pasajes
que describen sus actas, como son el
caso de disputa por obligar a aceptar un
hermano (1627), los hermanos fallecidos
por la epidemia de la peste (1649), la
intención de construir una capilla
propia (1691), que jamás llegó a buen
fin, un roce con la Sacramental de San
Lorenzo (1766), la preparación del
Jubileo de 1776 y algunas más que pueden
conocer en el boletín de la Soledad,
número 83.
El siglo XIX fue muy
desigual para la Hermandad, pues junto a
años de actividad (Jubileo 1826) y es
importantes estrenos (demanda de plata,
varas para el palio, simpecado nuevo o
varas de los alcaldes), también
encontramos otros de sumo decaimiento,
así como la epidemia de fiebre amarilla
de 1800, donde la mortalidad en el
barrio se multiplico por siete, además
que en 1805, por ruina en el templo
sanjuanista, sus cultos pasaron a la
Capilla de Ntra. Sra. de la Estrella, en
la actual calle Guadalquivir y a la
altura de la embocadura de Pizarro.
El articulo 1º del
decreto desamortizador de 8 de marzo de
1836, firmado por la regenta María
Cristina de Borbón a instancias del
Ministro de Hacienda, Juan Álvarez
Mendizábal, disolvió las órdenes
militares, lo que puso fin a la historia
jurídica del Priorato de San Juan de
Acre, pasando la jurisdicción parroquial
a San Lorenzo (donde se conservan los
libros sacramentales) y la Hermandad
Sacramental, que había perdido las casas
que tenía en propiedad, inició un
período de decadencia que termino el 22
de noviembre de 1842, cuando a petición
de la misma, se "reunió", según cita la
documentación, con la de San Lorenzo.
Cultos
El culto principal
era la Fiesta General del Santísimo
Sacramento, el domingo después de la
octava del Corpus, igualmente realizaban
dos misas mensuales, una de difuntos y
otra en honor al Santísimo y en
noviembre, una misa cantada de réquiem y
una Función.
Durante el siglo XVII
se añarieron otros cultos y en el siglo
XVIII la fiesta principal pasó a ser El
Domingo de Pascua de Resurrección,
adquiriendo también gran importancia los
Santos Oficios del Jueves y Viernes
Santo.
Cuando fallecía un
hermano, además de tener derecho a una
sepultura propia de la Sacramental, la
cofradía tenía que acudir al sepelio con
12 cirios y decirle seis misas rezadas,
con la obligación para el resto de
hermanos de asistir al sepelio y rezar
cinco Paternoster y otras tantas Ave
Marías, si el fallecído era familia de
un hermano, sólo se asistía con la mitad
de los cirios y el paño. Si el fallecido
era el criado de un hermano o un pobre,
el número de velas se reducía a cuatro.
Aspectos
Artísticos.
El patrimonio
artístico de la Corporación se sabe
gracias a los 10 inventarios que se
conservan y que contienen datos de 1703
a 1842. Entre las alhajas que destacan
se encuentran las varas del palio
(cuatro y seis según la época)
realizadas en plata, dos de ellas de
1820, realizadas por el orfebre utrerano
Gregorio Guzmán, la vara del Guión y las
dos varas de los alcaldes, también de
Guzmán (1822), que aún hoy se conservan.
También destacaban el viril de la
custodia, las campanillas del Guión y
una demanda adquirida en 1818.
Se conservan aún un
cuadro, con las "Yndulgencias"
(inventario de 1769), otro, el lienzo de
la Piedad vendido en 1819 y una talla de
Cristo Crucificado (primera mitad del
siglo XVIII), un cajón-ciriera decorado
con el escudo de la Cofradía y la
inscripción "San Juan de Acle" en el
reverso y un banco que también hace las
veces de cajón con el cáliz, las ánimas
y la encomienda de San Juan tallados en
su respaldo.
El palio de varas
(tuvo varios), el simpecado (1820), el
Guón, un arca de madera para el Jueves
Santo, paño de difuntos, candeleros de
madera y metal, manifestador (1820),
altar de difuntos pintado en negro y oro
(1820) y las barandillas del Monumento
(1827) del maestro carpintero Leonardo
López, junto a otros elementos, no se
conservan.
Álvaro Pastor
Torres - Boletín número 89 de la Soledad
de San Lorenzo (Mayo 2002) |