a
fecha de fundación de la originaria
Hermandad es desconocida,
correspondiendo el primer testimonio
escrito al año 1632. Sin embargo, la
Imagen del Santísimo Cristo de la Corona
es datada en el último cuarto del Siglo
XVI, con lo cual la Hermandad ya debía
encontrarse en funcionamiento.
Esta primera
referencia documental de la Hermandad la
ubica en el Antiguo Sagrario de la
Catedral en torno al primer tercio del
Siglo XVII. Aparece ya constituida y con
un notable patrimonio lo cual reafirma
la suposición de una fecha de fundación
anterior, si bien no podemos aún
precisar en qué momento tuvo lugar.
Según los Anales
Eclesiásticos de Ortiz de Zúñiga (1677)
la Hermandad del Cristo de la Corona,
que gozaba de gran devoción popular,
estaba establecida en la antigua capilla
del Sagrario de la Catedral, de la cual
se trasladó a su actual emplazamiento en
1716. En relación a ello, los cabildos
de la Hermandad tratan en numerosas
ocasiones el tema de la adjudicación de
su actual capilla por parte del Cabildo
Catedralicio. De hecho, en uno de los
libros se resume un acuerdo en el que se
encarga a los alcaldes y diputados la
compra de la Capilla, y en los
documentos posteriores se afirma que la
Hermandad tenía capilla propia en el
Sagrario “nuevo”. En
la documentación existente la Hermandad
es denominada como Hermandad, Cofradía o
Archicofradía del Santísimo Cristo de la
Corona, y en los documentos más antiguos
como del Stmo. Cristo de la Corona y
Cruz a cuestas. En el libro de acuerdos
más reciente aparece como Hermandad de
Nuestro Padre Jesús de la Corona.
Durante los siglos XVII y XVIII la
Cofradía mantuvo una estrecha relación
con la Parroquia. Así, en 1660 la
Hermandad del Cristo de la Corona, junto
con la de las Ánimas Benditas del
Purgatorio y la del Rosario, costearon
las fiestas con motivo del estreno del
retablo mayor del Sagrario. De igual
forma, la Hermandad llevó a cabo un
préstamo al Cabildo Catedralicio para
“socorro de la fábrica de la Catedral”.
Esta misma época se corresponde con una
etapa de bonanza económica para la
Hermandad. En dichos años se acumulan la
mayoría de las adquisiciones, tanto en
enseres como en casas y rentas (algunos
corrales de vecinos de Triana, fincas en
Rascaviejas, algunas casas cedidas por
vía testamentaria, varias Capellanías,
destacando una en la Iglesia de la O y
otra en la Magdalena, etc.).
Documentación del Archivo de Simancas y
correspondencia con la Hermandad del
Santo Entierro se refieren a la relación
de la Hermandad con la actividad
portuaria de Sevilla, en concreto como
arrendadora de carros de la Aduana.
A principios del Siglo XIX, la Hermandad
comenzó a pasar por dificultades. Se
observa una menor proliferación de
enseres y propiedades que llega a su
culmen en 1806, año en el que se venden
todas las pertenencias de plata
(incluyendo las cantoneras de la cruz) a
la Casa de la Moneda para sufragar los
gastos de la realización del nuevo altar
en jaspe. El libro de inventario acaba
en la citada fecha, sin embargo no
ocurre así con el de acuerdos de
cabildos. Éste continua narrando la vida
de una Hermandad no exenta de problemas
hasta el cese de las noticias en 1860.
En lo referente a
tiempos más cercanos, el culto al
Santísimo Cristo de la Corona fue
restablecido a la llegada de D. José
Gutiérrez Mora como nuevo párroco al
Sagrario en el año 1989. Después de
varios Vía Crucis en colaboración con la
Hermandad de las Aguas y jóvenes de la
parroquia, en 1991 comenzó a gestarse la
Asociación Parroquial del Santísimo
Cristo de la Corona y Nuestra Señora del
Rosario, que fue aprobada por el
Arzobispado en 1994, y posteriormente
erigida como Hermandad de Penitencia en
2000. En 1992, la
Imagen del Stmo. Cristo de la Corona
participó en la exposición Magna
Hispalensis, celebrada en la S.I,
Catedral como exponente de los momentos
de transición al Barroco sevillano.
Desde ese mismo año, la Hermandad
realiza su Solemne Vía Crucis por las
calles de su feligresía, cada viernes
anterior al Viernes de Dolores. |