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Pregón de la Santa Cruz.-

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Cruz de Mayo 2003/ Foto: Francisco SantiagoCruces de Mayo, noches de fiesta en los patios de los corrales engalanados de sencilla arquitectura popular, aparentemente de blancos y suntuosos encajes, de farolillos y mantones de diversos colores, patios repletos de vecinos, donde se reunían las mocitas y mocitos que se pretendían, sintiéndose quebrados los corazones en la primera presunción primaveral , y en donde presentían que se aproximaba el acontecimiento de una fecha señalada, en una fecha amorosa como es la de la primavera, y que como culmen tenían, la cita con la Cruz de Mayo.

Patios y corrales repletos de ilusión, repletos de cantes que suenan en gargantas incansables y de cuerpos ondulantes que complacen al baile, conformando todo ello un festejo popular bailando sevillanas al compás del manubrio del pianillo, y ese hombre acariciando con sus manos las cuerdas de una guitarra, y seguidamente la actuación de la niña bonita de la casa de vecinos, de la artista del barrio que canta, baila y zapatea en un tablao que es su propia casa, donde ella en su infancia jugaba y ante un publico, que son sus propias gentes, que la anima, que la jalea y todo ello envuelto por el humo que desprenden los peroles que se encargan de freír el pescaito frito, o la masa de harina en forma de buñuelos, dependiendo de la hora que marque el reloj.

Y mientras tanto la Cruz, Cruz de flores de papel de colores, o de flores naturales, o de simple madera pintada, allí estará, encaramada en lo mas alto del patio o del corralón, emplazada en un improvisado altar, cubierta con las primorosas colchas, encajes, y mantoncillos, complacidas con las macetas de cerámicas pintadas que sostienen el mantillo donde crecieron los geranios, las clavellinas y las rosas que colorean aun mas el incipiente momento y el escenario. Platos de bronce, palmatorias que sostienen velas de colores, que alumbraran el encuentro entre la cruz y el pueblo.

Y custodiada desde lo mas alto, con farolillos y cadenetas, con hileras de blancas bombillas que alumbraran el embrujo cuando se acerque, mientras, el patio aguardara la noche, esperando la luz luminosa del cielo azul, del amanecer sobre Sevilla.

El portentoso símbolo, no por estar rodeado de cante, de baile, de fiesta y vino no habrá perdido la razón de su simbolismo. El sentido místico estará presente en cada momento, porque esta sin ser la fiesta del triunfo de la cruz, es la fiesta cada año, de la cruz triunfadora.

Cruz de Mayo de la calle Almirante Valdez 1915La cruz es el símbolo inevitable de nuestro pueblo. La Cruz de Mayo es la fiesta del sentimiento colectivo en el mes de Maria, es querer vencerle a la nostalgia y a la melancolía, es querer vencerle a la historia, de que a principios del siglo pasado aquellas antiguas cruces gozaban de un sabor y un enigma que lo que solo tenemos hoy día son reminiscencias del pasado.

Hemos cruzado los brazos y Sevilla se nos va, se nos va no solo la Sevilla histórica o la Sevilla tradicional. Cada ves mas, hay dos Sevilla, la Sevilla del centro y la Sevilla de los barrio de la periferia, la Sevilla de las grandes avenidas, la de los grandes edificios de altas torres de cementos, con sanjuanes inertes, con ascensores mudos, la del portazo en tu cara y hasta mañana.

En los años 60 fueron desapareciendo estos lugares donde tantos y tantos sevillanos vieron por vez primera el azul inmaculado del cielo de Sevilla, corrales tan cantados y recordados en coplas y sevillanas. Ya solo queda eso la remembranza y la evocación de unos abuelos que al pasear por el solar, ven como en la actualidad se levanta en el, un gran bloque de pisos, o una apática y fría oficina bancaria, mientras le dice al nieto con toda su máxima nostalgia, mira aquí es donde vivíamos la familia, aquí nació tu padre.

En aquellos años en los corralones de vecinos, se vivía en familia, sin serlo, se compartían las alegrías y las penas, ya que las alegrías compartidas son mas extensas, y las penas compartidas se consideran menos penas, y los favores entre los vecinos, sea cual fuere se sucedían a diario.

La fiesta principal de estos patios de vecinos era sin duda las Cruces de Mayo, no olvidándonos de las navidades cantando entre todos los vecinos los populares villancicos por un coro de campanilleros, engordando apresuradamente a los pavos que el mismo patio seria testigo de su matanza, al igual que en semana santa los patios del centro histórico ó de los barrios clásicos como en Triana, quien fue testigo en las mañanas del viernes santo de la impronta de la penitencia de los nazarenos verdes aterciopelados de la esperanza marinera en su ya recogida a casa, tomándoles el relevo los de túnicas negras y capas blancas, o los de raso morado, que desde cualquier corralón de Triana calle alfarería arriba, o calle castilla abajo buscaban en el cachorro la expiración de cristo y en la virgen de la o la dulzura de Maria.

Otra expresión de la Cruz de Mayo en Sevilla, es la expresión de la Cruz de Mayo cofrade, protagonizada por los niños sevillanos que son también los protagonistas cada año al llegar Mayo, y muchas veces motivados por su impaciencia a mediados de abril, sacando a las calles sus pasos, confeccionados con maderas viejas, con cajas de cartón, con restos de telas simulando los faldones, con velas de promesa y adornando a la cruz de sudario blanco con flores, cortadas en un jardín cercano, por el joven cofrade mas perspicaz del grupo.

La infantil cofradía ya estará procesionando por las calles del barrio, siguiendo el modelo y las enseñanzas de sus mayores en una procesión henchida de ilusión, llena de maderas viejas, de puntillas, de papel de plata , de purpurina, de pintura dorada y plateada, de viejas mallas y rejas, simulando los respiraderos por donde podremos apreciar los jóvenes rostros de los ilusionados costaleros.

Niños que juegan con la pasión, con la pasión de la Semana Santa, con la ilusión de ser cofrades, con la ilusión de hacer lo que aun no pueden desarrollar en su hermandad. Abrirá el cortejo la Santa Cruz, Cruz de guía que portara, quien sabe en el día de mañana si será fiscal de ella en su hermandad.

Cruz de Mayo de la Soledad de San Lorenzo 2004 / Foto: Francisco SantiagoEl senatus o el spor, como ellos le llaman, con letras doradas de papel, pegadas sobre una cartulina negra y exornada a los lados con los cordones que su abuela les proporciono procedentes de unas viejas cortinas inutilizada, la bandera realizada con las sabanas viejas de las casas al igual que los costales, confeccionados con restos de mantas antiguas.

Niños costaleros que a través de los faldones acercaran sus caras sudorosas buscando la brisa de la tarde, niños que aprenden a ser costaleros, que aprenden a sentir y entender el sufrimiento, a sentir el peso de las trabajaderas, y que jugando aprenden a soñar con un día no muy lejano mientras esperan agachados en el suelo, imitando a los antiguos costaleros profesionales, la llamada del capataz, capataz con corbata y chaqueta con botones dorado que recuerda a primera Comunión.

El músico con el tambor de detergente con fondo metálico para que las supuestas baquetas resuenen a mas realidad, interpretando el destemplado toque, sintiéndose músico de la sinfonía de la pasión. Todos ellos en algún día no muy lejano, el tiempo avanza de forma tan galopante, que mucho de estos niños estarán en un próximo lunes santo en el interior de esta capilla ataviados de negras túnicas y espigados capirotes, y algunos ceñidos con negras fajas y zapatillas de esparto, portando en sus manos el bendito costal con el que amortiguaran el peso de la Vera Cruz.

Ellos serán los relevos generacionales, ellos que habrán aprendido a hacerse su primer costal que habrán aprendido el esfuerzo común, el andar y el revirar, y el sufrimiento en cada chicota en la Cruz de Mayo. Actualmente en la cuadrilla de hermanos costaleros del Cristo de la Vera-Cruz se hallan miembros de la primera Cruz de Mayo surgida en 1.973. Un año más tarde, y debido en gran parte a la afición fomentada por algunos miembros de esta hermandad, surge la cuadrilla de hermanos costaleros, realizando en ese año de 1.974 la primera estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, portando al crucificado de la Vera-Cruz. Uno de los capataces mas prolíficos que tuvo esta Cruz de Mayo, fue el que hoy día, lo es del paso del Santísimo Cristo. Julián, en sus comienzos también fue costalero de esta Cruz de Mayo.

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Fotos: Francisco Santiago©

Conocer Sevilla 2004 - Francisco Santiago©