Cruz
de Mayo de incipiente cantera, donde cada año, y
desde hace casi treinta, prueban el bendito peso de
las trabajaderas un grupo de chavales, esperando el
paso de los años con la llegada de un ansiado lunes
santo, a la espera de sentir el bendito peso de la
Vera Cruz de Cristo y las Tristezas de su Madre.
A otros niños del cortejo les
apasionara el montaje del paso, la colocación de la
cera y las flores, estarán arrimados a los priostes
aprendiendo lo que quizás en breve tiempo tengan que
desarrollar en la hermandad, otros serán mayordomos
aventajados, “ oiga me da una limosnita pa la cruz
de mayo”, otros, serán diputados mayores de
gobierno, que ande la cruz de guía, hasta la esquina
de la calle, y el del “spor” que lo siga, y el de la
bandera que se pare en esa esquina hasta que ande el
paso.
Ellos son la semilla, son la
simiente, son los nuevos eslabones de una cadena que
jamás por los siglos de los siglos desencadenara,
que siempre mantendrá vivo el rito interior del niño
en sevillano y en cofrade.
Fruto de esta vetusta y sevillana
tradición de las cruces de mayo, una de las
hermandades mas castizas de nuestra ciudad como es
la de San Bernardo, fue fundada por la ilusión de
tres chavales sevillanos, Juan Severino, Juan
Rodríguez y Antonio alonso Sánchez que sacaban un
pasito con un Cristo con una Cruz a cuestas por las
calles del barrio, allá por el año de 1.748, siendo
esta juvenil procesión el autentico génesis de la
cofradía del miércoles santo.
Las Cruces de Mayo infantiles son
una universidad señera donde se cultivan los futuros
cofrades, son primordiales en el saber estar en la
calle y en el día de mañana estos niños ya
convertidos en hombres y mujeres, sabrán llevar al
hijo de Dios y a su Madre por nuestra Sevilla
eterna, como nadie lo ha sabido hacer jamás, jugando
con pasión, jugando , en el mejor de los sentidos, a
la Semana Santa.
Sevilla cada mayo
ve por sus calles a los niños
jugando a los pasos,
con tableros y faldones
velas y flores y estampas de santos.
Imitando a sus mayores
soñando lo que les gustaría hacer
en la hermandad de su barrio.
Sevillanos, hemos cruzado los brazos
y Sevilla sin apenas darnos cuenta
se nos va de las manos,
sevillanos, vamos a mantener, lo nuestro,
lo de antaño, las Cruces de Mayo.
Cruces de Mayo de Sevilla
tradición que el tiempo ha roto,
donde están las sevillanas
que se cantaban y bailaban a coro,
por las rejas de los patios
que tienen recuerdos moros
y que se ven rincones de ensueños
que quedaron ” pa” siempre solos.
Mayo, mes de María, mes de la flor,
mes del cielo azul que atardeciendo
no quiere anochecer.
Mayo mes del color, mes de la melancolía,
Mayo que vio como la feria termino,
y que ve con delirio como se prepara sevilla,
“pa” hacer el camino del Roció.
Mayo florio, Mayo de gloria, Mayo de caminos.
Mayo de procesiones de impedidos,
calles en Mayo con Cruces engalanadas
adornadas con mantones bordados en seda y lino.
Mayo Mariano, Mayo de la Virgen Maria
de la señora de la salud en San Isidoro
y en San Bartolomé, la Virgen de la Alegría.
Mayo de ofrendas florales a la Madre
de Dios que esta en los cielos,
Mayo de Maria auxiliadora de ofrendas en los
colegios.
Mayo de Corpus Christi de luz y sahumerio,
de calles alfombradas con música de campanas
que lanza la giralda
con aromas de juncia y romero
perfumando y coloreando el
paso de Dios por las calles sevillanas.
Mayo de balcones florios de clavellinas
y geranios de macetas atestadas
en los tiestos de barro que desde terrazas
y balcones se asoman al cielo sevillano.
Si la flor vuelve a nacer
y en Sevilla nunca falta
pa... lucirla en el pelo una mujer
porque las Cruces de Mayo
se tuvieron que perder.
Mayo de patios engalanados de cruces y encajes,
de cante y baile, y que por los años de los años
siempre cuando llegue mayo, nos demos cita
al pie de la Cruz, con alegría, con sevillania,
con arte y salud, cantando y bailando.
he dicho
Juan Carlos Gallardo Ruiz.
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Fotos:
Francisco Santiago© |