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Semana Santa, las escalas del tiempo y
del espacio en la ciudad se modifican
radicalmente. La geografía urbana del
casco antiguo de Sevilla se transforma,
los peatones vuelven a ser dueños de la
ciudad. Hasta bien entrada la madrugada
hay gente en la calle. Cientos de miles
de personas discurren principalmente por
el casco antiguo, en busca de una u otra
cofradía.
Así que, al laberinto
que ya de por si es en muchas zonas la
Sevilla antigua, se suma ahora la
posibilidad de topar con una cofradía
que se cruza en nuestro camino, o el
hecho de que la Carrera Oficial divide
en dos buena parte del centro histórico.
Finalmente todo se traduce en callejeo
por partes de Sevilla raramente
visitadas, incluso por los sevillanos,
lo cual provoca no pocos
"descubrimientos": una plazuela
recóndita, una fachada interesante o un
barecillo con sabor. Parte del encanto
de la fiesta estriba, precisamente, en
este pasear por lugares y horas
inhabituales.
Consejos para
andar por Sevilla en Semana Santa.
En Semana Santa, la
distancia más corta entre dos puntos
casi nunca es la línea recta. Si en su
camino se cruza una cofradía, en muchos
casos será mejor dar un rodeo que
atravesar la procesión.
La Carrera Oficial divide al centro en
dos partes, sin embargo, existen una
serie de pasillos, muy bien organizados
por la Policia Municipal, que permiten
pasar de un lado a otro.
Andar en grupos de más de seis personas
puede resultar muy incómodo, entre otras
cosas porque el riesgo de que alguien se
despiste es elevado. Andar buscándose
unos a otros no es la forma más
divertida de pasar una tarde de Semana
Santa en Sevilla. Pregunte mucho a los
sevillanos. La mayoría le sabrán
aconsejar con tino adónde ir y por
dónde.
Costumbres en
Semana Santa.
Los sevillanos suelen
salir a ver cofradías más o menos
arreglados, sobre todo el Domingo de
Ramos y Jueves y Viernes Santo, por la
tarde. El dulce preferido en Semana
Santa son las torrijas, generalmente de
vino y miel. El Jueves Santo, la mayoría
de las iglesias instalan en su interior
Monumentos al Santísimo, para venerar el
Sacramento de la Eucaristía, en
conmemoración de la Última Cena de
Jesús. Especialmente espectacular es el
instalado en la Catedral.
La Madrugá.
La Madrugada del
Viernes Santo (popularmente La Madrugá),
es el momento culminante de la Semana
Santa. En la liturgia cristiana tiene el
sentido de conmemorar las trágicas horas
de la Pasión de Jesús, que van desde la
Santa Cena (en la noche del Jueves
Santo) a la Crucifixión (sobre las tres
d ela tarde del Viernes Santo).
En Sevilla, supone la jornada cofradiera
en la que se dan cita los máximos
exponentes, artísticos y devocionales,
de la Semana. Durante toda la noche y
madrugada, y hasta bien entrado el día,
la ciudad es un hervidero de público y
emoción. La vigilia una sensación
extraña, en la que el ayer y el mañana
se confunden, lo cual contribuye, sin
duda, a crear la atmósfera de misterio
que parece envolver a la ciudad.
Desde que sale la primera cofradía de la
Madrugá, Ntro Padre Jesús Nazareno, El
Silencio (La Macarena desde su barrio
inicia la procesión sobre las 00:00
horas), hasta que se recogen los últimos
palios, La Esperanza de Triana y La
Macarena, sobre las 13:30 horas de la
tarde del Viernes Santo, transcurren más
de 12 horas. Es por ello que se plantean
dos opciones para vivir la madrugada:
a) Vivir la Madrugá desde sus primeros
compases, saliendo sobre la 01:00 horas
d ela noche parea recogerse cuando
empieza el día a clarear.
b) Descansar las primeras horas de la
noche y salir a la calle sobre las 04:00
o 05:00 horas de la mañana.
Consejos para
vivir la Madrugá:
Use ropa cómoda,
sobre todo en lo referido a calzado.
Prevea que a las primeras horas del alba
puede hacer bastante fresco.
Aunque parezca extraño, pararse a
descansar a mitad de la madrugada puede
tener efectos demoledores, en los que el
sueño llegue a vencernos. Es mejor, si
hace falta, un café rapidito en algún
bar (todos los del centro abren esa
noche) y seguir hasta que aguantemos.
Al igual que la Madrugá representa el
punto álgido en cuanto a devoción, arte
y emoción, también lo es en cuanto a
bullicio por la calle y número de
nazarenos. Ello hace inevitable esperas
prolongadas para contemplar los pasos,
sobre todo en la primera parte d ela
Madrugá. Tenga paciencia y disfrute de
la contemplación de los cortejos
(nazarenos, insignias, acólitos, etc…).
Las Bullas.
Se denomina bulla a
la aglomeración de personas, en este
caso, en torno a las procesiones, e
incluso por las calles adyacentes. El
crecimiento experimentado por la Semana
Santa de Sevilla ha hecho de la bulla un
fenómeno consustancial a ella.
Autóctonos y foráneos se acumulan en
apretadas masas en torno a casi todo el
recorrido de las hermandades. Sin
embargo, la bulla alcanza niveles de
elevada densidad en determinados sitios:
En los lugares más señalados del
recorrido, especialmente a la salida y a
la entrada. En los alrededores del
inicio de la Carrera Oficial (Plaza del
Duque y La Campana) o del final (Plaza
Virgen de los Reyes, a la salida de la
Catedral). En puntos muy determinados,
que conforman marcos incomparables en el
tránsito de algunas cofradías. Esto
ocurre por ejemplo en el Arco del
Postigo, Plaza de la Alfalfa, Plaza del
Salvador… En muchos casos no se forman
en el lugar y en el momento en que
transita una cofradía, sino en el acceso
(o retirada) de dichos espacios).
El recorrido completo, desde que salen
hasta que entran, de las hermandades que
mayor devoción popular concitan: La
Macarena, El Señor del Gran Poder y la
Esperanza de Triana (La Madrugá). En
estos casos concretos es mejor verlas a
primeras horas de la mañana (06:00 a
08:00 horas)
La bulla puede llegar a ciertos niveles
de alta densidad en los cuales ya
difícilmente se puede disfrutar de las
cofradías. Es, por tanto, de sentido
común el intentar evitar atascos. Los
ladrones aprovechan las bullas para
actuar, ¡¡Tome precauciones!! Tenga
cuidado con los bolsillos de los
pantalones (sobre todo los traseros), y
con las cremalleras y cierres de las
mochilas y bolsos. Coloque sus
pertenencias en lugar seguro y nunca en
su espalda. Procure no llevar todo el
dinero encima.
Es mejor evitar ir contra corriente y,
por supuesto, no cruzar por donde más
bulla hay (sobre todo cuando se acerca
un paso). Si nos vemos atrapado en una
bulla, muchas veces es mejor armarse de
paciencia y esperar a que se despeje. Si
quiere contemplar alguna cofradía a la
salida o entrada de su templo, o por
alguna calle estrecha o plazuela de
difícil acceso, intente llegar con
antelación suficiente. Por supuesto, si
va con niños es mejor ver las cofradías
en espacios abiertos, en lugares en los
que la menor densidad de público permite
que los pequeños se sitúen sin peligro
en la primera fila (pronto imitarán a
los niños sevillanos: "¡Nazareno, dame
un caramelo").
Ver una Cofradía
Ver una cofradía
puede parecer algo relativamente fácil:
el cortejo transcurre a lo largo de la
ciudad y, en cualquier punto de su
recorrido (excepto en la Carrera
Oficial), cualquiera puede acercarse
libremente a disfrutar de su
contemplación. Sin embargo, es necesario
tener en cuenta una serie de principios.
En primer lugar, muchas de las cofradías
realizan buena parte de sus recorridos
por calles más o menos estrechas del
casco antiguo. Algunas incluso buscan
deliberadamente desarrollar su
itinerario por los recovecos más
pintorescos posibles. El tránsito de los
pasos por "marcos incomparables" es
fundamental en la composición de la obra
de arte, pues el urbanismo de la ciudad
se convierte en escenario de los
momentos cumbres de la Pasión y Muerte
de Jesucristo.
Un paso de palio iluminando con su
candelería una plazuela recóndita de
Sevilla, el espectacular trabajo de la
cuadrilla de costaleros haciendo que el
palio sortee sin problemas las
dificultades de una calle estrecha, o el
envolvente sonido de una marcha
cofradiera en una calle estrecha son
componentes básicos de los mejores
momentos de la Semana.
Acercarse a estos puntos requiere cierta
habilidad par alas personas poco
expertas. Perderse en el laberinto de
calles que es el casco antiguo de
Sevilla no es difícil, incluso para los
sevillanos. Los mejores rincones, o al
menos los más conocidos, para contemplar
una cofradía pronto se llenan de público
(ver bullas).
Por otra parte, aguardar de pié el
tránsito completo de una procesión no
siempre es buena idea. Algunas cofradías
tardan en pasar íntegramente (desde la
Cruz de Guía hasta la banda de música
que suele acompañar a los pasos de
palio) dos horas, a veces más. Una
experiencia como esa puede dejar
nuestros riñones (y nuestros pies)
inhabilitados para el resto de la
jornada. Por supuesto, siempre queda la
alternativa de alquilar una silla en
algún punto de la Carrera Oficial (ver
sillas).
Consejos para ver
cofradías:
Antes de iniciar su
jornada cofradiera, trazesé un esquema
básico de lo que quiere ver y donde.
Sobre él podrá ir más tarde
estableciendo las variantes que crea
conveniente
No se obsesione por verlo todo. Parta de
la base de que eso es casi imposible. Un
buen lema: calidad antes que cantidad.
Piense que el tiempo que va a estar de
pié o andando, y póngalo en relación con
su edad o condición física. Establezca
todas las paradas que sean necesarias (e
incluso alguna más) en las estupendas
terrazas y veladores que llenan la
ciudad.
Aunque muchos lo hacen, no es buena idea
seguir el recorrido de los pasos
situándose delante de ellos
(cangrejear). Esto es sumamente incómodo
(pisotones, apreturas, empujones) y
además resulta molesto para los que
contemplan la cofradía desde los lados y
para el mismo paso, que ve dificultado
su tránsito.
Pregunte a los sevillanos siempre que
quiera. La inmensa mayoría se muestran
gustosos de aconsejar a los visitantes
sobre los lugares y momentos más
interesantes de cada día.
Para observar en detalle ese tesoro
artístico que suponen los pasos,
insignias y demás elementos que componen
el cortejo procesional, lo mejor es
dirigirse, el mismo día de la salida
pero por la mañana, a los respectivos
templos.
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