Antecedentes de
la Situación Actual: La Iglesia del
Salvador en 1.893.
En el archivo de la Iglesia Colegial del
Salvador ha aparecido una interesante
correspondencia cruzada entre el párroco
del momento (1.893) , la Junta Diocesana
para la construcción y reparación de
templos y el Ayuntamiento de Sevilla
sobre las precarias condiciones de
conservación del edificio.
El conjunto de
documentos, comienza con un presupuesto
que presenta el párroco por un importe
de 6.000 pts, fechado el 13 de Abril de
1.893, a la Junta Diocesana para la
construcción y reparación de templos y
edificios eclesiásticos, para un
conjunto de obras de consolidación que
se justifican así:
“en este templo
parroquial, el más importante sin duda
de esta capital, viene notándose, hace
algún tiempo, movimiento en alguno de
sus muros principales, cuyos movimientos
han producido grietas de consideración,
desprendimiento de algunos sillares en
los dinteles de varios huecos y
separaciones en los elementos de algunas
armaduras. Urge la reparación de tales
desperfectos y ligar los muros entre sí,
si se ha de evitar, en plazo no muy
lejano, la ruina de tan hermoso templo.”
Este presupuesto se
presenta ante la carencia de fondos de
la parroquia y el escaso resultado de
una cuestación pública en el vecindario
ante “la crisis mercantil y agraria”.
Estamos en puertas de la gran crisis de
1.898, que acabaría con la guerra con
Estados Unidos y la pérdida de las
colonias españolas.
Este documento se
envía al Ayuntamiento quien solicita se
redacte anteproyecto y presupuesto
global para ser inspeccionado por el
Arquitecto Municipal.
El 20 de Julio del
mismo año y como respuesta a la Junta
Diocesana, el párroco vuelve a insistir
que: “En contestación a su muy atento
oficio de Ud. que se sirvió dirigirme
con motivo de la reparación de este
templo parroquial he de manifestarle que
la asignación del culto apenas alcanza
para cubrir los gastos ordinarios que
ocurren; que con motivo de la crisis
mercantil y agrícola, esta feligresia no
se halla en condiciones de hacer una
suscripción de importancia asi es que
después de haberla anunciado y promovido
no llega a cien reales la cantidad
recaudada.”
Por último, el
Arquitecto municipal emite informe,
después de un “minucioso y detenido
reconocimiento de todo el edificio” con
dos conclusiones:
En primer lugar, que
las obras solicitadas no son tan
importantes como se pretende: “ Las
obras pedidas no tienen realmente la
importancia que se les ha dado, pues
consisten simplemente en algunas grietas
de escasa importancia encontrándose las
cubiertas de la parte en que están, en
buen estado, por lo que la reparación
ascenderá aproximadamente a unas dos mil
pesetas no existiendo hoy peligro alguno
de ruina.”
Sin embargo, dice el
Arquitecto Municipal, existen otros
problemas, mucho más graves “cuya
reparación es urgentísima, si se ha de
evitar que no ocurra con este hermoso
templo, el primero y mejor después de la
Catedral, que en es ésta última”. Se
refiere al hundimiento del cimborrio de
la Catedral acaecido recientemente en
ese momento, concretamente, en 1.888.
Esta ruina causó gran alarma en Sevilla.
“No figuran en la
petición mas que las obras en la parte
correspondiente a esas grietas, y en
cambio existen desperfectos y vicios de
construcción, cuya reparación es
urgentísima si se ha de evitar que no
ocurra con este hermoso templo, el
primero y mejor después de la Catedral,
lo que en ésta ultima. Las cubiertas de
las naves laterales, son casi planas y
como consecuencia entran las aguas en
términos de que las bóvedas que cubren,
están completamente manchadas y
desprendiéndose, y las maderas podridas
en gran parte. Estas cubiertas hay
necesidad de elevarlas o de lo contrario
, y en plazo muy corto, vendrán al suelo
lo mismo que las bóvedas. Dos de los
arcos torales tiene grandes canales para
recogida de aguas y por su mala
disposición dan lugar a que se filtren,
y además del daño causado en los arcos
sus hermosas pinturas se van
desprendiendo. Ambas obras son
urgentísimas así como el recorrido de
los vuelos y azoteas, que deben
disponerse en términos , de que no
sufran alteración con las heladas,
empleando los pavimentos de cemento y
canales de zinc u hojalata en los arcos
torales. Todas cuyas obras no bajaran de
treinta y cinco o cuarenta mil pesetas,
pues las cubiertas de las naves
laterales hay que elevarlas y techarlas
casi en su totalidad nuevas. En resumen
las obras necesarias y urgentísimas en
la Iglesia del Salvador no bajarán de
cuarenta mil pesetas”.
Resulta realmente
curioso que hace ciento diez años, con
inspecciones sólo visuales y sin
tecnología alguna de control, se
llegaran a conclusiones muy semejantes a
las que hemos llegado después de muchos
años de estudios, controles y
verificaciones estructurales. Supone,
también, una reafirmación en el
diagnóstico que hemos realizado y que ha
dado lugar al Proyecto de Restauración.
Por supuesto, estas obras “urgentísimas
“ nunca llegaron a realizarse, y el
Salvador ha llegado, a trancas y
barrancas, hasta nuestros días en la
misma situación delicada.
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