 a
historia de Sevilla va pareja como es
habitual a la Semana Santa y su nómina
de hermandades que, a su vez, forman
parte fundamental de la mal llamada y
peor utilizada “Memoria histórica”. La
catedral trianera, que no es otra que la
Real parroquia de Santa Ana, contiene
muchas reminiscencias de otras épocas,
dentro de su extenso y recuperado
patrimonio histórico artístico.
Su catedral tiene
como sacristán a uno de los personajes
más populares a los dos lados del
Guadalquivir, cuyo nombre es Francisco
Rodríguez Moreno, pero lleva como apodo
“el mudo de Triana”.
Francisco tuvo la
delicadeza y la cortesía de darnos a
conocer más de cerca al Cristo del
Socorro, que por obras en la Capilla
Bautismal, ha sido descendido de la
misma para presidir junto a la
Inmaculada y mientras duren las obras,
la Capilla Sacramental.
Este crucificado
realizado en papelón y en un lamentable
estado de conservación, pudo ser
realizado en el siglo XVI, según
informes aportado por investigadores al
párroco de Santa Ana, Manuel Azcárate,
aunque para otros historiadores su talla
fue realizada por Andrés de Ocampo hacia
1620.
La
suciedad acumulada y los deterioros del
paso del tiempo, hacen que incluso la
talla tenga casi desprendida la cabeza a
la altura del cuello por la parte de la
nuca, donde ha cedido el papelón y se
observan grandes orificios. Otro de los
lugares en los que se observa este
deterioro, es en el estrecho (y sin nudo
ni cordón) paño de pureza realizado con
telas encoladas.
Desde aquí animamos a
la parroquia y aprovechando que el
Cristo está ahora a ras de suelo, a que
lo restaure, contando además con el gran
amigo, imaginero, tallista y restaurador
del Templo, Enrique Lobo como maestro de
obras del taller parroquial. Además de
esto y volviendo al silencio a gritos
que expresa Francisco, nos indicó el
sitio donde el Crucificado recibió un
disparo en el año 1936 y que tanto dolor
produce en sus recuerdos.
En las relaciones de
hermandades que van del año 1614 a 1632,
esta Hermandad trianera por antigüedad,
figuraba en el puesto número 34 de las
40 listadas y pertenecía al gremio de
los mareantes.
Tenía también como
titular a la Virgen del Buen Viaje e
igualmente tenía talla de San Juan
Evangelista de talla completa que podría
fecharse entre finales del siglo XVII o
principios del XVIII.
Este San Juan, que
junto a la Virgen del Buen Viaje se
pueden contemplar en la capilla de la
Virgen de la Victoria, presidió junto a
los Titulares de la Hermandad de La
Estrella, el quinario 2008 celebrado en
el mes de febrero en la parroquia.
Estas dos imágenes,
acompañaban antiguamente al Cristo del
Socorro en la actual capilla Bautismal,
pasando posteriormente a recibir culto
en su actual ubicación. La Hermandad fue
fundada por el gremio de Mareantes,
cuando los mismos conocían una época de
gran desarrollo gracias al comercio con
las Indias y que tenía Reglas aprobadas
en 1596, con sede canónica en la Real
Parroquia. Procesionaba el Miércoles
Santo y tenía Hospital, junto al río, en
lo que hoy es la calle Betis. La
Hermandad pasó posteriormente al Palacio
de los Duques de Monpensier cuando se
creó el Seminario, en el cual se
extinguió como Corporación a mediados
del siglo XIX.
Bibliografía: Glorias Religiosas de
Sevilla.- José Bermejo y Carballo






Fotos:
Francisco Santiago
Restauración del Crucificado del
Socorro (Julio 2008)
Las
obras que se estaban realizando en la
capilla bautismal de la Real Parroquia
de Santa Ana, habían puesto al pie de la
capilla sacramental al crucificado del
Socorro, obra no documentada atribuida
al taller de Ocampo.
El
Cristo se encontraba en un lamentable
estado, lo que ha originado que antes de
volver a su ubicación habitual, el mismo
haya sido restaurado por el taller
trianero de José Manuel Cosano.
La
restauración ha sido breve, pues se
realizo en tres o cuatro días;
suficientes para que, al menos, la
visión del Crucificado sea otra
totalmente distinta. La misma ha
consistido en solventar las
perforaciones y desigualdades de la
talla, que recordamos estaba realizada
en "papelón".
Se ha
reconstruido el estuco y las capas
pictóricas en los sitios más necesarios
y se ha intervenido en la parte
posterior de la cabeza del crucificado,
donde se podía ver un gran hueco.
También se le ha realizado una limpieza
general, que es lo que más resalta
actualmente, dada la elevación a la que
está situada la imagen.
El
paño de pureza, que era quizás de las
piezas más castigadas y muy corto, es
ahora cubierto por un Faldellín a la
antigua usanza, como solíamos ver en las
imágenes antiguas.
Por
último la tabla de madera donde
encontramos la inscripción que
denominamos "INRI", ha sido restaurada
por Enrique Lobo, que ha reconstruido
las letras, que habían desaparecido casi
por completo de la misma, así como
limpieza de la misma.
Con
todo esto la parroquia continua con su
restauración, que en estos momentos se
va a centrar más en la parte del Altar
Mayor, en esta ocasión de la mano de la
Consejería de Cultura, como bien les
informamos en su momento.


Fotos:
Francisco Santiago |