 a
Real Parroquia de Señora Santa Ana ha
sufrido multitud de anexiones a lo largo
del tiempo.
La iglesia de Santa Ana es de planta
rectangular sin crucero, con tres naves,
la mayor más alta y ancha que las demás,
terminadas en capillas poligonales con
coro situado a los pies de la mayor,
capillas adosadas a los muros del
Evangelio y la Epístola, y torre.
Las naves se dividen en cinco tramos y
se separan por pilares rectangulares
retallados de ladrillo que han sufrido
diversas reformas a lo largo de la
historia y que hoy se encuentran
despojados de toda ornamentación.
Destacan por su singularidad las
galerías a modo de triforio que recorren
lateralmente las naves en su tercio
superior, y que son visibles al exterior
por unas ventanas molduradas. Este
elemento contribuye a dar al edificio
fisonomía propia y es el único aspecto
«defensivo» que conserva una iglesia,
que probablemente en sus inicios
estuviera fortificada.
La cabecera de las naves termina en
capillas poligonales, de las cuáles la
central es de mayor tamaño que las
demás, al hallarse precedida por un
tramo rectangular, y presenta un ligero
esviaje respecto al eje central de la
planta. En dichas cabeceras se alojan la
Capilla Mayor en la nave central, la
Capilla de la Madre de Dios en la nave
del Evangelio y la Capilla del Calvario
en la nave de la Epístola.
La
Capilla de la nave central contiene el
Retablo Mayor, de estilo plateresco,
obra maestra del renacimiento sevillano,
y la del Calvario alberga la pila
bautismal, trasladada aquí desde la
capilla a la que da nombre, y se decora
con pinturas murales de Domingo Martínez
fechadas en 1740.
Tanto a la nave del Evangelio como a la
de la Epístola abren ocho capillas,
cuatro a cada una de ellas, a las que
hay que sumar las tres situadas en las
cabeceras poligonales que rematan las
naves. Las Capillas de la nave del
Evangelio son la Sacramental, situada en
el segundo tramo de la nave, la dedicada
a las Santas Justa y Rufina, en el
cuarto, la del Bautismo en el último y
la de San Francisco a los pies, siendo
las Capillas de la nave de la Epístola
las dedicadas a San Joaquín, en el
segundo tramo, a Santa Bárbara, en el
cuarto, a la Divina Pastora en el
último, y a las Ánimas a los pies.
Son elementos destacables en estas
capillas la bóveda semiesférica y la
interesante decoración pictórica del
siglo XVII de la Capilla Bautismal, la
bóveda de terceletes del siglo XVI de la
Capilla de las Santas Justa y Rufina, y
la bóveda semiesférica del siglo XVII de
la Capilla Sacramental. Casi todas ellas
están decoradas con zócalos azulejos y
se cierran por artísticas rejas de
hierro
En cuanto a la traza, casi todas son
posteriores a la de la iglesia, y se
edificaron a finales del siglo XV la de
Santa Justa y Rufina, en el siglo XVI la
Sacramental - a mediados - y las de San
Francisco y las Ánimas - en el tercer
cuarto - y a comienzos del siglo XVII la
del Bautismo.
La cubrición de las naves se resuelve
mediante bóvedas de crucería separadas
por arcos con un gran nervio de espinazo
que las atraviesa a todas uniéndolas.
Están ejecutadas en ladrillo con los
nervios y arcos en piedra, decorados
éstos a base de arquivoltas con puntas
de diamante y las bóvedas con macollas y
estrellas de tipo mudéjar en sus claves.
Los
arcos y los nervios figuran sostenerse
respectivamente en columnillas y
ménsulas en forma de capitel que se
adosan a los tercios superiores de los
pilares que separan las naves. Estos
elementos también son de piedra,
decorándose los capiteles con castillos
y leones heráldicos, hojas de higuera y
vid, cabezas humanas y otros elementos.
En cuanto a la cubrición exterior, la
iglesia de Santa Ana constituye una
excepción respecto a las de su tipo, ya
que las cubierta se ejecutó en ladrillo
en forma de azotea, con antepechos
abalaustrados a su alrededor, rematados
por pináculos y jarrones de barro
vidriado.
El volumen exterior de la iglesia de
Santa Ana es bastante irregular, debido
a las capillas adicionadas a las naves
laterales, los contrafuertes y merlones
que aparecen en algunos de sus tramos.
En
su fachada se abren tres portadas, una a
los pies y dos laterales en los muros
del Evangelio y la Epístola. Aparecen
también pequeñas ventanillas que
pertenecen a las capillas de las naves
laterales y ventanas molduradas, de
mayor tamaño, en el cuerpo alto que
proporcionan claridad al interior del
edificio. Superiormente los muros se
rematan con los antepechos balaustrados
de la azotea.
Muestra paramentos exteriores enlucidos
en algunas zonas y con el ladrillo visto
en otras. En sus revestimientos alternan
los colores albero, blanco, y rojo de la
pintura y el azul de los azulejos
vidriados. Su decoración es austera
circunscribiéndose los elementos
decorativos a las tres portadas y a la
parte superior de las fachadas.
De las tres portadas mencionadas, la del
Evangelio es la que conserva más
fielmente sus primitivos caracteres
propios de la transición del estilo
románico al gótico, ya que las de la
nave de la Epístola y la principal
fueron completamente reformadas en el
siglo XVIII. En lo que respecta a su
fisonomía, las tres se construyen en
piedra, sobresaliendo del resto de la
fachada de ladrillo y se decoran
alternando la piedra con enlucidos
policromados en colores albero, rojo y
blanco.
La Portada del Evangelio es abocinada
con arquivoltas apuntadas y muy
rebajadas enmarcadas por un gablete
sobre el que aparece un doselete
románico. Las arquivoltas apean sobre
jambas con capiteles, decorados con
motivos vegetales, y basamento común. La
zona comprendida entre el gablete y la
cornisa presenta elementos barrocos, y
en su parte superior conserva dieciséis
cabezas de leones de piedra de estilo
románico, que sostuvieron su alero o
tejaroz.
La
Portada de la Epístola es de líneas
mucho más sencillas, con arquivoltas
apuntadas y abocinadas y tres arcos que
descansan en toscos pilares con
capiteles moldurados sin decoración
escultórica.
La Portada Principal es adintelada y se
divide en dos cuerpos, el primero de
líneas clásicas flanqueado por dos
columnas y rematado por un frontón
triangular y el segundo de líneas más
barrocas, con un óculo alrededor del
cual se centra la decoración, y
encuadrado por pilastras con capiteles
decorados con motivos vegetales.
La torre se sitúa a los pies sobre el
lado del Evangelio, sobresaliendo del
cuerpo de la iglesia a la que se adosa
sólo por una de sus esquinas. Al
exterior presenta planta cuadrada y al
interior sección ochavada que se hace
cuadrada a una altura aproximada de tres
metros. Aloja una escalera de caracol,
con gran ojo central, que sube hasta el
cuerpo de campanas.
Consta de tres cuerpos rematados por un
chapitel piramidal. El inferior se
construyó en la primera mitad del siglo
XIV y los dos superiores en la segunda
mitad del siglo XVI.
La caña está construida en ladrillo y
presentar arcos ciegos, polilobulados y
de herradura, decorando sus caras,
distribuyéndose dos en los frentes
exentos y uno en los frentes adosados al
muro de la iglesia, lo que denota su
ascendencia mudéjar.
Los
cuerpos superiores, donde se alojan las
campanas, son también de ladrillo, y
tienen dos vanos en cada frente
flanqueados por pilastras toscanas de
cantería con revestimiento cerámico de
color azul, presente también en el
remate de la torre. El cuerpo más
próximo al chapitel presenta superior e
inferiormente antepechos abalaustrados,
rematados por jarrones de barro
vidriado.
El chapitel piramidal de caras rectas
sobre banco ochavado que presenta, es un
tipo que generalizan Pedro de Silva y
Antonio Matías de Figueroa, en la
segunda mitad del siglo XVIII.
Datos históricos
La iglesia de Santa
Ana fue fundada por el rey Alfonso X el
Sabio, edificada en el último tercio del
siglo XIII y reedificada en la segunda
mitad del siglo XIV, ejecutándose
importantes reformas tras el terremoto
de 1755, en la que resulto muy dañada,
que desvirtuaron su fisonomía medieval.
Dichas reformas fueron llevadas a cabo
por Pedro de Silva entre 1756 y 1758.
La caña de la torre data de la primera
mitad del siglo XIV y los dos cuerpos
superiores son de la primera mitad del
siglo XVI. El chapitel piramidal de
caras rectas sobre banco ochavado que
presenta, es un tipo que generalizan
Pedro de Silva y Antonio Matías de
Figueroa en el siglo XVIII.
De esa misma época son las ventanas
molduradas que presentan las galerías
superiores y diez ventanas exteriores
del edificio que se abrieron para
proporcionarle más luz.
Parece ser que el templo estuvo
fortificado, ya que se trataba de la
primera iglesia construida tras la
Reconquista de Sevilla, apartada del
castillo de Triana, y lejos por tanto
del recinto amurallado de la ciudad. A
este amurallamiento pertenecerían el
remate almenado de las cubiertas de la
terraza y las galerías a modo de
triforio que recorren lateralmente las
naves.
IDENTIFICACIÓN
Denominación: Iglesia
de la Señora Santa Ana
Otras denominaciones: Iglesia de Santa
Ana de Triana
Código: 410910152
Caracterización: Arquitectónica
Provincia: Sevilla
Municipio: Sevilla
Dirección y vías de acceso: C/ Vázquez
de Leca, nº 10, Pza. de Santa Ana, C/
Pureza
DESCRIPCIÓN
Tipologías
Tipologías Actividades
P. Históricos
Cronología
Estilos
Iglesias
Ceremonia cristiana
Baja Edad Media
1285/1350
Gótico
Iglesias
Ceremonia cristiana
Baja Edad Media
1285/1350
Mudéjar
Agentes
Tipo
Nombre
Actuación
Fecha
Arquitectos
Silva, Pedro de
Remodelación
Entre 1756 y 1780
PROTECCIÓN
Figura
Estado Tipología
Jurídica
Publicado
en Fecha
Número Página
CGPHA-BIC Inscrito
Monumento
Gaceta de Madrid 04/06/1931
155 1184
Bibliografía: Ficha del IAPH
Fotos:
Francisco Santiago |