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Todos Somos Culpables. Esteban Romera.-

Esta en: Portada / Biografías

Cuando un ser humano toma decisiones que van contra la propia naturaleza de nuestra especie pensamos que esta persona está loca, considero que la sociedad que entre todos estamos «mal creando» aboca a ciertas personas a situaciones límite donde lo puramente humano queda en segundo plano o simplemente se ignora. Nuestra comunidad premia sólo a los ganadores y los que no lo son, no tienen suerte en la vida, tienen otra escala de valores o sus circunstancias personales no son las más idóneas tienen o se encuentran delante suya cada día, muchos ladrillos en su vida que entorpecen el camino a seguir, adobando murallas insalvables que nuestra «magnífica» sociedad se encarga de degradar y tirar a la basura como un juguete roto, sucio y depravado.

Esta aseveración es una realidad que podemos ver en el devenir diario en nuestro entorno más cercano: nuestras amistades, trabajo, asociaciones, cofradías o en cualquier ámbito de la vida que nos ha tocado en suerte, donde nos creemos dioses y para conseguir nuestros objetivos hacemos lo que haga falta, aunque sea pisando a otros y no nos damos cuenta de dos cosas que Dios sólo hay uno y que no merece la pena tanto esfuerzo ¿Para qué? Pero cuando nos damos cuenta es siempre demasiado tarde. Conocemos a mucha gente pero... ¿Cuántos amigos tenemos de verdad? Para tomarnos unas copas o para situaciones agradables no nos faltarán, pero para contar nuestros problemas más profundos quizás no tenemos a ningún amigo de los de verdad, con lo que los problemas se agudizan hasta un abismo que vemos lejano pero que esta más cerca de lo que nos puede parecer.

Ayer se nos fue nuestro «conocido» Agustín Hepburn, por encima de todo un hombre bueno que no le hizo daño nunca a nadie. Siempre tenia una sonrisa para el prójimo y todos los que le conocíamos podemos tener parte de culpa por lo menos esa es la sensación que tengo. Su seguridad exterior enmascaraba su muralla y sus circunstancias, las cuales se las llevó para siempre al cielo, ese trocito de cielo que en vida creo que no tuvo.

Aquí se queda el dolor y el remordimiento de muchos pero también su mujer y sus dos hijas que tendremos que atender por lo menos para que su muerte sirva para algo y no quede en el olvido. Ahora está cerca de su Cristo de la Conversión y su Madre de Montserrat sus verdaderas devociones, esperando con cámara y micrófono en mano para realizar su trabajo a cada uno de los que en vida hicimos poco por él, aunque alguno puede que no vaya al mismo barrio donde se encuentra él. Descanse en paz.

Publicado en Cartas al Director del Diario ABC de Sevilla el 6 de junio de 2004.

Fotos: Francisco Santiago©

Conocer Sevilla 2004 - Francisco Santiago©